Operaciones del 7º ejército

Este caudillo (Juan diaz Porlier) y todos los que mandaban las divisiones y cuerpos francos de que constaba el séptimo ejército, hicieron por el mismo tiempo guerra contínua al enemigo desde Astúrias hasta la Navarra inclusive.

La composicion de las tropas de aquel distrito no era uniforme, ni para obrar á la vez en línea: no lo permitian las circunstancias del país en que se lidiaba, como tampoco lo vário del origen de la gente y de la independencia, tan necesaria entónces, de sus distintos comandantes. Don Gabriel de Mendizábal, general en jefe elegido meses atras, apareció allí en el verano. No se puso al frente de ninguna division ni cuerpo especial.

Recorriólos todos, empezando por el de Porlier, alojado comunmente en Pótes, montañas de Santander, y acabando por el de Merino, en Búrgos, y el de Mina, en Navarra. La presencia del D. Gabriel alentaba á los pueblos, en particular á los de Vizcaya, de donde era natural. Algunas operaciones se ejecutaban con su anuencia, otras sin ella y sólo por direccion de los mismos jefes. Húbolas señaladas.

Ofensiva de Porlier sobre Santander

Desde Junio habia organizado mejor y aumentado Porlier su fuerza, que pasaba de 4.000 hombres. Habia tambien acopiado en la Liébana 8.000 fanegas de trigo y muchos otros bastimentos, para lo cual, teniendo que recorrer la tierra é internarse en Castilla, hubo de marchar dia y noche, burlar con ardides al enemigo, y combatir bizarramente en peligrosos reencuentros. Hechas estas correrías preliminares y necesarias, revolvió en Agosto sobre Santander, y atacó el 14 la ciudad y los fuertes de Solia, Camargo, Puente de Arce y Torre la Vega; porque aquí, á semejanza de las demas partes, habian los franceses fortalecido casi en cada pueblo algun grande edificio, ó mejorado fuertes antiguos. Mandabaen Santander Rouget; y rompiendo Porlier el fuego por el sitio de los Molinos de Viento, colocóse el general frances á la cabeza de la guarnicion, compuesta de 500 hombres, la cual, acorralada en las calles y las casas, quiso en vano sostenerse; y destrozada, con trabajo se salvaron de ella 100 hombres y el jefe. Al mismo tiempo ó sucesivamente atacaron los de Porlier los demos puntos arriba indicados, y se apoderaron de Solia, Puente de Arce y Camargo, cuyos fuertes arrasaron. Mantuvieron los contrarios el de Torre la Vega.

La pérdida de éstos en las diferentes acometidas pasó de 400 hombres, sin incluir muchos prisioneros, algunos de ellos oficiales de graduacion. Recogieron asimismo los nuestros abundante botin, y estuvieron por cierto tiempo enseñoreados de casi toda la provincia de Santander. Tuvo Rouget que aguardar refuerzos ántes de poder tornar á la ciudad, que evacuaron luégo los españoles sin detenerse, inferiores en número, á hacer resistencia.

Operaciones de Campillo, Longa, Mendizabal y Merino

Ademas dispuso Porlier que D. Juan Lopez Campillo, que maniobraba desde la carretera del Escudo hasta las provincias Vascongadas, fuese engrosado con cuadros instruidos por Renovales, y que ascendian á 800 hombres. Así se distrajo al enemigo, y Campillo consiguió el 26 de Setiembre ventajas cerca de Valmaseda. Lo mismo D. Francisco de Longa, en diversos ataques, especialmente el 2 del mismo mes en la Peña Nueva de Orduña; dando uno y otro, con el Pastor y más jefes, mucho en que entender al general Caffarelli, que allí mandaba. Longa fué quien por lo comun acompañó á Mendizábal en sus viajes, y en Diciembre se avistaron ambos con Merino en tierra de Búrgos. Unidos los tres, redoblóse el celo de los pueblos, y se llamó grandemente hácia Castilla la atencion de los franceses diversion que servia al inglés en Portugal, y á los caudillos españoles que gobernaban en los puntos inmediatos.

Mina en Navarra

No necesitaba Mina de tales ejemplos para proseguir por el camino espinoso y de gloria que habia emprendido. Vímosle maniobrando en Aragon para ayudar á Valencia, y vímosle alcanzar victorias y embarcar sus prisioneros en el golfo de Vizcaya: ahora, al cerrar del año, hizo mansion en Navarra, más desembarazada de tropas enemigas á causa de las qu habian corrido en socorro de Aragon, Valencia y Castilla. Respiró por tanto Mina momentáneamente en cuanto á ser perseguido,sin que por eso dejasen de afligirle otros cuidados.

En Pamplona habia el frances acrecido sus rigores, y poblado las cárceles y conventos con los padres, parientes y familias de los voluntarios que servian bajo las banderas de la patria, ahorcando á unos y conduciendo á otros á Francia desapiadadamente.

Mina, con razon airado, dió en 14 de Diciembre un decreto en que anunciaba represalias terribles. Decia e n el preámbulo: «Ni los sentimientos de humanidad, ni las leyes de la guerra admitidas entre los militares civilizados, ni la conducta generosa de los voluntarios de Navarra han contenido el espíritu sanguinario y desolador de los generales franceses y autoridades intrusas;..... no se da un paso sin oír tristes alaridos causados por la tiranía. Navarra es el país del llanto y amargura; se vierten lágrimas contínuas por la pérdida de sus mejores amigos: padres que ven á sus hijos colgados en una horca por su heroicidad en defender la patria; éstos á sus padres consumidos en la prision, y por último, espirar en un palo sin más delito que ser padres de tan valientes defensores. Continuamente he pasado á los generales franceses de Navarra los oficios más enérgicos, capaces de reprimirlos y hacerlos entrar en el órden: no he perdonado diligencia alguna para reducir la guerra á su debida comprension; estoy justificado de mis procedimientos... Para colmo... de la iniquidad francesa y perfidia de algunos malos españoles, he visto 12 paisanos afusilados en Estella, 16 en Pamplona, cuatro oficiales y 38 voluntarios pasados por las armas en dos dias.....» Despues, en el primer artículo, «declaraba guerra á muerte y sin cuartel á jefes y á soldados, incluso el Emperador de los franceses.» Eran los otros artículos del propio tenor. En uno de ellos tambien se consideraba á Pamplona en estado de verdadero sitio, y proclamábanse de consiguiente várias resoluciones. Injusto y áun sañudo pareceria este decreto á no haberle provocado sobradamente las crueldades inauditas del enemigo. La ejecucion correspondió á la amenaza, y más adelante tuvieron los franceses que entrar en razon.