Operaciones en Galicia y Asturias en la primera mitad de 1811

Mahy al mando del 6º ejército hasta agosto de 1811

En Galicia y Astúrias, el otro punto extremo de los dos en que ahora nos ocupamos, no anduvo en un principio la guerra mejor concertada que en Granada y Murcia. Don Nicolas Mahy conservó el mando hasta entrado el año de 1811, y ocupóse, más que en la organizacion de su ejército, en disputas y reyertas provinciales. El bondadoso y recto natural de aquel jefe lo inclinaba á la suavidad y justicia; pero desviábanle á veces malos consejos ú particulares afectos puestos en quien no lo merecía.

Las tropas gallegas: incursión en la Bañeza

El ejército gallego permanecía casi siempre sobre el Vierzo y otros puntos del reino de Leon, y fué de alguna importancia la sorpresa que en 22 de Enero hizo D. Ramon Romay acometiendo á la Bañeza, en donde cogió á los enemigos varios prisioneros, efectos y caudales. De este modo prosiguió por aquí la guerra durante los primeros meses del año.

Las tropas asturianas: derrota de Puelo

En Astúrias mandaba D. Francisco Javier Losada; pero subordinado siempre á Mahy, general en jefe de las fuerzas del principado, como lo era de las de Galicia. Tan pronto en aquella provincia se adelantaban los nuestros, tan pronto se retiraban, ocupando las orillas del Nalon, del Narcea ó del Navia, segun los movimientos del enemigo. Los choques eran diarios, ya con el ejército, ya con partidas que revoloteaban por los diversos puntos del principado. El más notable acaeció el 19 de Marzo de este año de 1811 en el Puelo, distante una legua de Cángas de Tineo, yendo camino de Oviedo, lugar situado en la cima de unos Montes, cuyas faldas por ambos lados lamen dos diferentes ríos. Losada se colocó en lo alto, que forma como una especie de curia, y aguardó á los contrarios, que le atacaron á las órdenes del general Balleteaux. Nuestra fuerza consistia en unos 5.000 hombres, inferior la de los franceses. Estaban con el general Losada don Pedro de la Bárcena y D. Juan Diaz Porlier, sirviendo éste de reserva con la caballería, y aquél con los asturianos de vanguardia. Tiroteóse algun tiempo, hasta que, herido Bárcena en el talon, entró en los nuestros un terror pánico, que causó completa dispersion. Losada y el mismo Bárcena, aunque desfallecido, hicieron inútiles esfuerzos para contener al soldado, y sólo salvó á los fugitivos y á los generales la serenidad de Porlier y sus jinetes, que hicieron frente y reprimieron á los enemigos.

Castaños y Santocildes al mando

Tal contratiempo probaba más y más la necesidad en que se estaba de refundir todas aquellas fuerzas y darles otra organizacion, introduciendo la disciplina, que andaba muy decaida. En la primavera de este año empezóse á poner en obra tan urgente providencia. El mando del sexto ejército se habia confiado á Castaños, al mismo tiempo que conservaba el del quinto; acumulacion de cargos más aparente que verdadera,y que sólo tenía por objeto la unidad en los planes caso de una campaña general y combinada con los anglo-portugueses. Y así, quien en realidad gobernó, aunque con el título de segundo de Castaños, fué D. José María de Santocildes, sucesor de Mahy, teniendo por jefe de estado mayor á D. Juan Moscoso.

Ambas elecciones parecieron con razon muy acertadas: Santocildes habiase acreditado en el sitio de Astorga, logrando despues escaparse de manos de los enemigos, y á Moscoso ya le hemos visto brillar entre los oficiales distinguidos del ejército de la izquierda. Se notaron luégo los buenos efectos de estos nombramientos. En el país agradaron á punto que se esmeraron todos en favorecer los intentos de dichos jefes, y hubo quien ofreció donativos de consideracion.

Distribuyóse el ejército en nuevas divisiones y brigadas, y se mejoró su estado visiblemente, siguiéndose en el arreglo mejor órden y severa disciplina. La primera division, al mando del general Losada, quedó en Astúrias, la segunda, al de Taboada, se apostó en las gargantas de Galicia camino del Vierzo, y la tercera, bajo D. Francisco Cabrera, en la Puebla de Sanabria. Permaneció una reserva en Lugo, punto céntrico de las otras posiciones.

La ofensiva de junio de 1811: evacuación de Asturias, ocupación de Astorga y combate de Cogorderos

En principios de Junio marchó á Castilla todo el ejército, excepto la division de Losada, que se enderezó á Oviedo. Esta maniobra, ejecutada á tiempo que el mariscal Marmont habia partido para Extremadura, produjo excelentes resultas. Los enemigos por un lado evacuaron el principado de Astúrias, saliendo de su capital el 14 deJunio, en donde se restablecieron inmediatamente las autoridades legítimas.

Por el otro destruyeron el 19 las fortificaciones de Astorga, y se retiraron á Benavente, entrando el 22 en aquella ciudad el general Santocildes, en medio de los mayores aplausos, como teatro que había sido de sus primeras glorias. Colocóse el ejército español á la derecha del Orbigo, en donde se le juntó una de las brigadas de la division que se alojaba en Astúrias. Bonnet, despues que abandonó esta provincia, quedóse en Leon, vigilándole en sus movimientos los españoles. Limitáronse al principio unas y otras tropas á tiroteos, hasta que en la mañana del 23 el general Valletaux, partiendo del Órbigo atacó á la una del dia á D. Francisco Taboada, situado hácia Cogorderos en unas lomas á la derecha del rio Tuerto. Sostúvose el general español no ménos que cuatro horas, en cuyo tiempo acudiendo en su socorro la brigada asturiana á las órdenes de D. Federico Castañon, tomó éste á los enemigos por el flanco y los deshizo completamente. Pereció el general Valletaux y considerable gente suya; cogimos bastantes prisioneros entre ellos 11 oficiales y se vió lo mucho que en poco tiempo se habia adelantado en la formacion y arreglo de las tropas.

Tampoco se descuidó el de las guerrillas del distrito, habiéndose facultado al coronel D. Pablo Mier para que compusiese con ellas una legion llamada de Castilla. Muchas se unieron, y otras por lo ménos obraron de acuerdo y más concertadamente.

Al entrar Julio hizo Santocildes un reconocimiento general sobre el Orbigo; y rechazando al enemigo, mostraron cada vez más los soldados del sexto ejército su progreso en el uso de las armas y en las evoluciones. Así se fué reuniendo una fuerza que con la de Astúrias rayaba en 16.000 hombres, llevando visos de aumentarse si los mismos caudillos proseguian á la cabeza.