Crítica a “El Bambino” de Villwall: una dedicatoria de “oro” para Sergio Marchant
Crítica a “El Bambino” de Villwall: una dedicatoria de “oro” para Sergio Marchant
Por Martín Butrón
“No se muere quien se va, solo se muere el que se olvida” - Canserbero
El año 2020, la noticia del fallecimiento del “Bambino de Oro”, Sergio Marchant Muñoz, conmocionó a los ciudadanos antofagastinos y a los hinchas de Club Deportes Antofagasta (CDA); el máximo ídolo de la institución se fue tras luchar días contra una complicada baja de plaquetas. Esta noticia les golpeó tan fuerte como la expansión del Covid en el país en ese entonces. Claudio Villalobos Wall, o conocido como Villwall artísticamente, vivió de cerca lo ocurrido, ya que Marchant fue su ídolo de pequeño y su director técnico en el club Nortino de grande. Ese duelo impulsó lo que hoy es su carrera musical.
Con nula formación previa en la música, decidió realizar el curso de Composición Musical al mando de Claudio Narea, baterista de Los Prisioneros. En esta instancia le tocó presentar un proyecto musical, haciendo la dedicatoria a su querido “profe Sergio”. La idea fue del agrado de Narea y de sus compañeros, por lo que lo impulsaron a concretarla, realizando con ella su debut en la música. Entre estos hombres estaban Juan Cristóbal con Cristian Irribarra como productores, Claudio Ly como guitarrista y Claudio Álvarez en la batería. El día del lanzamiento del proyecto fue el mismo en que Marchant fue condecorado con el Ancla de Oro, el máximo reconocimiento que otorga la ciudad a quienes han destacado en su aporte a la comunidad.
Adentrándonos en la obra, hay que entenderla como un conjunto entre la música y la imagen visual, debido a que es acompañada de un videoclip protagonizado por su nieto Matías Marchant, con apariciones de referentes y jugadores identificados con el club. Está ambientado en el Estadio Regional Calvo y Bascuñán, el que ha sido la casa del CDA desde su fundación. En él, Matías camina entre los premios y reconocimientos de su abuelo, además de reproducir sus celebraciones más icónicas en un reenactment simbólico. Asimismo, se destaca la calidad audiovisual en 2160p (4k) y la utilización de equipos profesionales, como cámaras y drones. Del mismo modo, la edición logra una cohesión entre piezas actuales y documentales.
El material comienza con un extracto de la entrevista que el comunicador César Araya le realizó en el programa televisivo Los Cracks en el año 2007:
“No me arrepiento nunca de haber llegado a Antofagasta, fue lo mejor que he hecho en mi vida. Por eso digo que soy un antofagastino más”.
Esto da pie al icónico grito “¡CDA, CDA, CDA!” de la hinchada puma, seguido por una batería cruda, una guitarra eléctrica con una reverberación característica del rock alternativo y un bajo preciso. La voz de Mauricio ingresa y se mantiene en una tonalidad media durante el track, aunque va aumentando su movimiento en el pre-coro “Con la zurda rompía redes…” y en el estribillo “Seguiremos, seguiremos…”, cambiando el ritmo de la canción con una melodía pegadiza, aunque plasmando nostalgia en su letra. La segunda parte de la canción posee la misma estructura, en los que se asoman algunos licks de la guitarra para adornar el segundo verso. Finalmente, el último coro suma segundas voces que van sincronizadas con la melodía de la guitarra. De esta forma, se clasifica como verso-coro-verso-coro (ABAB).
La recepción del público fue positiva, ya que el sentimiento que expresa el artista se logra transmitir no solo a quienes conocen la historia de Sergio Marchant, sino también a quienes valoran la musicalidad. La pieza se difundió en medios radiales, redes sociales y en la actualidad es parte del repertorio que suena en el estadio cada vez que el Puma sale a la cancha. A su vez, fue la introducción a una nueva etapa en la vida de Mauricio para conectar con su perfil artístico Villwall. Posteriormente, lanzó otros homenajes futboleros como El Gurú para Eduardo Bonvallet, Generación Dorada para La Roja bicampeona de América y Palabra de Diego dedicado a Maradona.
En definitiva, la narrativa, la instrumentación y la representación audiovisual de El Bambino componen una obra que retrata el legado que dejó Sergio Marchant no solo por su juego en la cancha, sino también como padre, abuelo y formador. A través de la música, el recuerdo del Bambino se fundió como el oro.