La representación misógina mediante la mirada masculina: una crítica a “Geometría del Desastre”
La representación misógina mediante la mirada masculina: una crítica a “Geometría del Desastre”
Por Valentina Hidalgo S.
“Geometría del desastre” es una novela de Jorge Cifuentes Castillo, quien nos lleva a explorar la vida de un escritor antofagastino. A través de una serie de relatos, el lector logra adentrarse en las características calles del Barrio Rojo de la ciudad, y la incertidumbre que rodea el acto de escribir sin tener una inspiración. Aunque el narrador principal no tiene un nombre específico, conocemos a los personajes Carbonell, Quinsacara, Alex e Ivy, quienes juegan roles significativos en la trama y para el desarrollo del personaje principal.
El protagonista se comunica no solo mediante su voz, sino también a través de poemas que nos permiten conectar con los demás personajes, como en “Notas de Carbonell”, “Anotación de Quinsacara en una hoja suelta”, y “Poema de Quinsacara”. Este narrador es intrigante, pero sencillo, expresando la paradoja de tener mucho que decir, pero nada al mismo tiempo. Como él mismo dice, “Y a nosotros que nos interesa parecer interesantes, porque de algún modo secreto, creemos que ya lo somos.”
Por otro lado, el autor nos muestra un particular aspecto de la narrativa clásica, el “male gaze” o “mirada masculina” se refiere a las narrativas que representan a las mujeres como objetos sexuales para el placer de los hombres. En esta novela, el protagonista nos muestra su perspectiva hacia el género opuesto, describiéndolas como enigmas con atributos sexuales, ya sea bajo los efectos del alcohol y las drogas, o no.
La forma en que el narrador describe a Alex e Ivy, así como a las meseras de las shopperías, es sexista e incluso escandalosa. La primera, es vista como una víctima de un plan meticuloso, descrita con elegancia poética, mientras que Ivy, en algún momento significó algo para él, sin embargo, termina siendo degradada. Las meseras, por otro lado, son reducidas a meros objetos sexuales, ya que ello es lo único que le importa. Todas estas mujeres son víctimas de la misoginia del protagonista, quien lo admite abiertamente, “Lo que pasa es que uno con el alcohol se pone más misógino, más hijo de puta.”
Sin embargo, el sector dónde se desarrollan los hechos nos da a entender por qué los ideales del protagonista son tan crudos. Calle Condell y sus alrededores siempre han sido vistos como lugares peligrosos y oscuros, llenos de personas ebrias y prostitutas. Esta percepción no es nueva, y el centro de Antofagasta es considerado especialmente peligroso de noche, en especial en los últimos años. El protagonista nos lleva a través de esta calle infame, describiendo peleas violentas, situaciones de peligro, y el ambiente sombrío de los locales nocturnos.
Estos lugares son su refugio, donde intenta escapar de su dura realidad como escritor en fase de bloqueo creativo. Entre el alcohol, las drogas y la penumbra de estos locales, busca evadir la depresión que acompaña su carrera. Como Carbonell plantea, “Escribir un libro es como arrastrar los huesos de un pescado muerto.”