Chico De Neón: cuando el artista encuentra su lugar y su sonido
Chico De Neón: cuando el artista encuentra su lugar y su sonido
Por Vania Rina Vásquez
Los tesoros más valiosos suelen esconderse en los lugares más cercanos, donde menos los esperamos. En mi búsqueda por artistas antofagastinos a los cuales poder reseñar, me encontré con Chico De Neón y su canción En El Corazón Del Bar, una balada indie-pop con toques ochenteros que me transporta a esa típica escena de baile de graduación, donde soy la chica que mira desde un rincón, sin bailar con nadie, sintiendo esa mezcla de nostalgia y soledad que todos conocemos.
Con toques de indie-pop melancólico y un beat suave que no busca protagonismo, la canción se desliza entre el synthpop y la confesión emocional. Es inevitable señalar las similitudes que existen entre esta canción y el trabajo de otros artistas como Alex Anwandter, Bandalos Chinos, Miranda!; y el que para mí, más se le asemeja, Francisco Victoria, tanto en la atmósfera sonora como en el drama bailable que construyen.
La letra del single relata la historia de un amor que ya no es correspondido, una relación que ya terminó y que tiene a nuestro protagonista confundido ante la frialdad de esa persona que solía ser abrigo. Para retratar aquel sentimiento de soledad se utilizan elementos cotidianos como el vaso que espera intacto en la barra, chaquetas olvidadas y fotografías que no fueron tomadas. Hay un contraste entre el tono relajado de la canción y la ansiedad emocional que transmite el relato, es una tristeza disfrazada de calma.
Lo curioso es que la voz no me resultaba desconocida, pero no había hecho la conexión hasta buscarlo en Instagram. Gonzalo Narrias es quien está detrás del seudónimo, ocultando la verdadera identidad de quien fue vocalista de Basic, una banda colegiala que descubrí en mi adolescencia y que, tras dos sencillos, desapareció sin aviso. En aquel entonces, con un estilo más rockero, ya veía en Narrias a una estrella en potencia, sin embargo, es con Chico de Neón que siento que finalmente encontró su propio sonido.
El canto de Gonzalo en este proyecto suena mucho más aterciopelado, y esa suavidad, lejos de buscar la emoción inmediata, se siente como una confesión en voz baja, casi como si le hablara a su propia conciencia. La producción, a cargo de Pablo Vicencio, es minimalista y precisa, sin adornos innecesarios. Justamente esa sencillez es lo que necesitaba una canción tan cotidiana y cómoda como En El Corazón Del Bar. Voz y sonido se funden para cumplir una sola misión: acompañar una melancolía que no necesita gritar para sentirse.
A veces, los mejores tesoros están más cerca de lo que imaginamos, escondidos a simple vista, esperando el momento justo para ser descubiertos. Eso pasa con Chico De Neón: no es un nombre nuevo, pero sí una nueva forma de decir. Gonzalo Narrias reaparece con un proyecto que suena más maduro, más íntimo y más fiel a su sensibilidad. Sin duda es un talento que puede tener futuro en la escena de música indie en Chile, y si sus próximas canciones van a sonar como En El Corazón Del Bar, definitivamente quiero escuchar más de él.