"Tengo miedo torero"
"Tengo miedo torero"
Por Felipe Andrés Briceño Rivera
"Tengo Miedo Torero" (2020), dirigida por Rodrigo Sepúlveda, es una obra cinematográfica que destaca por su aguda crítica social y dramática historia de amor. La trama gira en torno a “La Loca del Frente” caracterizada por el actor nacional Alfredo Castro, quien vive en un cité que quedó en deplorables condiciones luego del terremoto de 1985 en Santiago, además de habitar en una desafiante realidad marcada por la dictadura, la intolerancia hacia las diversidades sexuales y persecuciones políticas.
Esta vieja travesti enfrentaba la adversidad con una sensibilidad profunda. Su vida se desenvolvía en pobreza, marginación y trabajo sexual, donde la discriminación y las miradas de otros eran pan de cada día. A pesar de estas desfavorables circunstancias, su destreza para el bordado eran una de sus formas de reconocimiento de parte de esposas de militares que le encomendaban diversos trabajos.
El filme aborda un tema poco explorado, relacionado con los estereotipos de género de aquella época: ¿puede un atractivo macho (Leonardo Ortizgris), apasionado por derrocar al dictador Pinochet, ser homosexual y enamorarse de una trava veterana? Sepúlveda se desafía en retratar aquella aventura, en esta novela escrita por Pedro Lemebel, planteando tal provocadora interrogante.
Desentrañando cada detalle de la cinta de Sepúlveda y compañía, en aspectos generales, la película es una simple maravilla visual. La dirección del chileno es delicada y brillante, el uso del espacio pobre y marginal, la fotografía y composición de las escenas contribuye a la creación de una inquietante y grisácea atmósfera, la cual plasma los difíciles tiempos de las travestis en plena dictadura chilena.
Con pequeños cameos de legendarias transformistas como: Maureen Junott, Paulette Favres, Sabrina O’Donnell, entre otras, la película cumple su cuota de inclusión de las minorías, aunque las interpretaciones de Luis Gnecco y Sergio Hernández como “Myrna” y “Rana”, respectivamente, nos dejan con gusto a poco, debido a sus pobres participaciones y cortos diálogos.
Si hablamos de la música que acompaña al film, esta también desempeña un papel fundamental. El listado de canciones elegidas por Sepúlveda le da este toque ochentero y dramático, acentuando la tensión y el romanticismo en los momentos claves. La música es utilizada de manera estratégica para realzar aquel contexto. Piezas clásicas, rancheras y flamencas, como “Libre” de Paloma San Basilio, “La Llorona” de Chavela Vargas o la vigorosa nueva versión de “Tengo Miedo Torero” en la voz de Diego El Cigala, son parte de la banda sonora, que también cuenta con más de cuatro (4) canciones de Pedro Aznar.
Camino hacia al final, el largometraje nos regala un último bello atardecer, el cual comienza a desvanecerse entre olas. "Si No Hablamos" entonada por Aznar y Manuel García suena mientras "La Loca del Frente" deja el mar que algún día anhelo tanto en conocer y un amor de lola que siempre quiso tener, al despedirse por siempre de su amado Carlos.
“Tengo Miedo Torero" es una película que no solo nos relata una lúgubre historia de amor travesti-ochentera-comunacha, sino que también, desafía las convenciones y la simpleza del cine chileno contemporáneo al abordar una temática histórica y compleja a su vez.
Sus diálogos, cinematografía y banda sonora se combinan perfectamente para crear una experiencia fugaz, intensa e inmersiva. En definitiva, una película que te hace reflexionar sobre el rebelde acto de amar y el impacto que este sentimiento puede tener, y su transcendencia, incluso, casi cuarenta (40) años después de haber sido plasmada en páginas por el destacado novelista chileno.