El amor como parche para el dolor
El amor como parche para el dolor
Por Antonia Córdova Sibulka.
Dicen que no hay que mezclar trabajo con familia, que los lazos familiares se ven afectados por las responsabilidades laborales y esto puede crear un perfecto ambiente de tensión y conflicto. Esto es precisamente lo que ocurre en la obra de Claudio Sibila, Shampoo, presentada por la agrupación Pedro de la Barra.
Esta puesta en escena llena de comedia y drama está representada por la familia Guzmán, compuesta de cinco hermanos, Rómulo (Claudio Sibila), Stela (Ángel Rojo), Luna (Flavio Vargas), Cora (Quimey Vega), Lupe (Darlyng Navarro) y el novio de Stela, Tomasito (Iván Escobar), quienes, aun tocados por la muerte de su amada madre, intentan hacer surgir un negocio familiar que está casi en bancarrota y lidian con la homofobia y egoísmo del hermano mayor, Rómulo.
La ficción que aceptamos voluntariamente como espectadores de las artes escénicas, comienza desde el minuto cero, mientras nos acercamos al salón principal de la peluquería, una ayudante caracterizada igual que el resto de los personajes grita “van subiendo los clientes” lo que sin duda abre el apetito curioso de los que integramos el público, al hilar entre la ficción y la realidad, situándonos como clientes del mismo salón.
Al llegar, nos acomodamos en una habitación con sillas y un pequeño escenario, todo se siente muy íntimo. A excepción de Rómulo, nos reciben los personajes con un vestuario y maquillaje muy llamativo, plasmado con un estilo queer, cejas exageradas, pómulos marcados, tacones altos, pelucas, y cada uno vestido de una paleta de colores muy definida. Stela, con un vaso de champaña y un dulce, nos da la bienvenida al salón Shampoo Alta Espuma.
Con la ironía de la ficción, esta historia nos muestra de frente los problemas cotidianos que viven muchas familias, desde las distintas caras que puede tener el duelo de perder a un ser querido hasta la búsqueda de un futuro mejor, y, por lo tanto, las opiniones divididas de cómo alcanzarlo.
Aunque es verdad que hay mucho drama, también hay espacio para la comedia, con un guion lleno de chistes de doble sentido y reacciones exageradas, este salón de peluquería, estética, maquillaje y tarot, nos situan en un ambiente familiar y muy hilarante, donde los que observamos somos participes directos en la obra en dos ocasiones, cuando dos espectadores al azar (incluyéndome), somos invitados a pasar y ser atendidos por los peluqueros, haciéndonos preguntas divertidas y que dan paso al desarrollo de la trama.
En mi caso, me hacen pasar y sentarme en una silla de utilería que da la ilusión de una silla de peluquería, donde me presentan al novio de Stela, Tomasito, quien entra a escena bailando con la canción I’am too sexy, vestido solo con jardinera y gorro, y en sus manos trae un sopapo de baño con el que juega, incluso bailándole al resto del público. La escena fue tan exagerada y graciosa que incluso vuelvo a reírme escribiendo esto, recordando el ambiente sensual y a la vez muy cómico en el que me puso el striptease del personaje.
Así es como los que vimos e incluso participamos de este acto escénico, nos divertimos, reímos y también sufrimos en conjunto con los personajes, dentro de una atmosfera mágica de luces con vibrantes colores, que, acompañadas de canciones como Chiquitita del grupo sueco Abba y La chica del bikini azul de Luis Miguel, nos entregan momentos de goce y disfrute.
Shampoo alta espuma nos enseña sobre las relaciones de familia, el egoísmo de querer ser dueño de la razón absoluta y como debemos valorar a los que están con nosotros en vida. Nos choca de frente y nos hace querer reconsiderar que tan comprensivos somos realmente con la gente que nos quiere, dejándonos la enseñanza de que, si bien el amor no todo lo puede, siempre es el primer paso.