Una mirada a la homosexualidad y sus prejuicios en los noventa
Una mirada a la homosexualidad y sus prejuicios en los noventa
Por Felipe Briceño Rivera
“Fiesta de hombres solos”, novela del periodista y escritor antofagastino Víctor Bórquez Núñez, publicada en abril del año 2000. Es la segunda entrega de una trilogía de vivencias intimistas del autor, hermoseada por la voz de distintos narradores a través de la obra, quienes son participes de un mundo homosexual, donde el protagonista vive, a través de recuerdos y realidades, el declive de su salud producto de una enfermedad que lo ha dejado postrado.
Uno de los elementos que aprecio de esta obra, es que podemos destacar a Bórquez el uso de su estilo de literatura de género como un compromiso para aquella época, de querer visibilizar injusticias, dolores y realidades en el que vivía un hombre homosexual en el norte de Chile.
Una injusticia manifestada en el aislamiento que sufre el protagonista de parte de su padre, quien día a día le visitaba en su dormitorio, pero que no era capaz de acercarse a darle un beso u ofrecerle una muestra de afecto, por ignorancia y miedo posiblemente, a contagiarse de la enfermedad que consumía a su hijo, y a otras personas en aquella época que denominaban como “cáncer gay chileno” algunos medios como La Tercera y LUN a esta enfermedad la cual no es especificada dentro del relato, pero que asumimos dado el contexto temporal-espacial y la fecha en que se desarrollan los hechos (años 90), pudiese tratarse de la fase más grave de la infección por el VIH, SIDA.
Estructurado en tres partes: “Ya no existes, Beatriz”, “El viento sobre las tierras sagradas” y “Hombres solos, tierras profanas”, el libro nos lleva por una historia cargada de soledad y sufrimiento, por un amor poco convencional para aquel entonces y contra toda norma. Una de las pocas relaciones interpersonales que tiene nuestro enigmático protagonista, es junto a Guido. Un joven milico antofagastino, compañero de su juventud y el posible “amor de su vida”, quién con mucho temor por el qué dirán, decide alejarse del protagonista. Esto da cuenta de lo difícil que era tener una relación entre dos hombres en esos tiempos y por sobre todo de la sociedad extremadamente machista y homofóbica que era Chile.
En definitiva, “Fiesta de hombres solos” pertenece a una pieza importante para la literatura queer local, sobre todo porque da cuenta de la ignorancia y frialdad en la que estaba inserta la comunidad. Es una pieza literaria que te invita a conocer y revivir aquel mundo disidente chileno en el norte grande, una zona muchas veces marcada por sus historias sobre desierto, extractivismo, pero que también tiene importantes historias LGBTeras, que desnudan todos los prejuicios y temores que antiguamente traía la existencia de una persona homosexual en nuestras familias en aquella época.
Incluso, para mí, es más que una denuncia social, es también una celebración de la resistencia, una poderosa representación de la vulnerabilidad humana y de la capacidad de amar frente a la opresión.