"… continuaba mis actos en el Fiat Divino, y mi pobre mente se ha detenido en la pequeña casa de Nazaret, donde la Reina del Cielo, el Celestial Rey Jesús, y San José, estaban en posesión y vivían en el reino de la Divina Voluntad, así que este reino no es extraño a la tierra, la casa de Nazaret, la pequeña familia que vivía en Ella, pertenecían a este reino y lo tenían en pleno vigor; pero mientras esto pensaba, mi gran Rey Jesús me ha dicho:

“Hija mía, cierto que el reino de mi Divina Voluntad ha existido sobre la tierra, y por eso hay la esperanza cierta que regrese de nuevo en su pleno vigor; nuestra casa de Nazaret era su verdadero reino, pero estábamos sin pueblo. 

Ahora tú debes saber que CADA CRIATURA ES UN REINO, por eso quien hace reinar mi Voluntad en ella se puede llamar un pequeño reino del Fiat Supremo, así que es una pequeña casita de Nazaret que tenemos sobre la tierra, y por cuan pequeña, estando en ella nuestra Voluntad reinante, el Cielo no está cerrado para ella, observa las mismas leyes de la patria celestial, ama con el mismo amor, se alimenta con los alimentos de allá arriba, y es incorporada en el reino de nuestras regiones interminables.  

Ahora para formar el gran reino de nuestra Voluntad sobre la tierra, haremos primero las tantas casitas de Nazaret, esto es las almas que la querrán conocer para hacerla reinar en ellas.  

Yo y la Soberana Reina estaremos a la cabeza de estas pequeñas casitas, porque habiendo sido Nosotros los primeros que hemos poseído este reino en la tierra, 

es nuestro derecho que 

no cederemos a ninguno 

el ser los dirigentes de ellas. 

Entonces estas pequeñas casitas, repetidoras de nuestra casa de Nazaret, formarán tantos pequeños estados nuestros, tantas provincias, que después de que se hayan formado bien, y ordenadas como tantos pequeños reinos de nuestra Voluntad, se fundirán juntos y formarán un solo reino y un gran pueblo.  

Por eso PARA TENER NUESTRAS OBRAS MÁS GRANDES, nuestro modo de actuar es el de comenzar primero solos, al tú por tú con una sola criatura; cuando hemos formado a ésta, la hacemos canal para encerrar en nuestra obra otras dos, tres criaturas, después agrandamos formando un pequeño núcleo, y después lo agrandamos tanto de tomar todo el mundo entero; nuestras obras comienzan en el aislamiento de Dios y el alma, y terminan continuando su vida en medio a pueblos enteros.  

Y cuando está el principio de una obra nuestra, es señal cierta que no morirá al nacer, a lo más podrá vivir escondida por algún tiempo, pero después saldrá y tendrá su vida perenne.  Por eso siempre adelante te quiero en mi Divina Voluntad”.

Fiat Divina Voluntad