Toco el espejo a oscuras. Una planicie indefensa
donde pierdo mi frontera
y mis huesos pierdo
como si el espacio me hubiera envenenado.
Si cruzo esta noche, si amanece
pínteme la vida
porque nunca es el mismo
el resucitado,
de madre, en el mirar eternamente,
y, de tanto morir,
padre.
Soy yo la oscuridad.
Yo, las inclemencias del que no se ve
y,
porque he visto,
soy el que mendiga.
Leopoldo Castilla en El Amanecido [2005]