Enrique Lihn
Market place

Cirios inmensos para siempre encendidos,

surtidores de piedra, torres de esta ciudad

en la que, para siempre, estoy de paso

como la muerte misma: poeta y extranjero;

maravilloso barco de piedra en que atalayan

los reyes y las gárgolas mi oscura inexistencia.

Los viejos tejedores de Europa todos juntos

beben, cantan y bailan sólo para sí mismos.

La noche, únicamente, no cambia de lugar,

en el barco lo saben los vigías nocturnos

de rostros mutilados. Ni aun la piedra escapa

-igual en todas partes- al paso de la noche.

Enrique Lihn en Poesía de paso [1966]