Blas de Otero

Basta

Imaginé mi horror por un momento

que Dios, el solo vivo, no existiera,

o que, existiendo, sólo consistiera

en tierra, en agua, en fuego, en sombra, en viento.


Y que la muerte, oh estremecimiento,

fuese el hueco sin luz de una escalera,

un colosal vacío que se hundiera

en un silencio desolado, liento.


Entonces ¿para qué vivir, oh hijos

de madre; a qué vidrieras, crucifijos

y todo lo demás? Basta la muerte.


Basta. Termina, oh Dios, de maltratarnos.

O si no, déjanos precipitarnos

sobre Ti —ronco río que revierte.


Blas de Otero de Redoble de conciencia [1947-1950]