Dar, no pedir, esperar,
sobrevivir apenas con migajas,
más bien esparcidas por casualidad.
No son para ti (sonrió ella) son para los pájaros.
Aunque sea poca, como la comida de un ladrón, es algo
mejor al hambre nefasta, y ella ni siquiera engorda
con el pan que desmorona, mientras la verdad solitaria
de su amor es honrada con palabras absolutamente comprometidas.