Maldito Luis Fayad

Reencuentro

La mujer le dejó saber con la mirada que quería decirle algo. Leoncio accedió, y cuando ella se apeó del bus él hizo lo mismo. La siguió a corta distancia, y luego de algunas cuadras la mujer se volvió. Sostenía con mano firme una pistola. Leoncio reconoció entonces a la mujer ultrajada en un sueño y descubrió en sus ojos la venganza.

   -Todo fue un sueño -le dijo-. En un sueño nada tiene importancia.

   -Depende de quién sueñe -dijo la mujer—. Éste también es un sueño.


Luis Fayad en Revista El Cuento [1976]