Maldito Dámaso Alonso

Monstruos

Todos los días rezo esta oración

al levantarme:


Oh Dios,

no me atormentes más.

Dime qué significan

estos espantos que me rodean.

Cercado estoy de monstruos

que mudamente me preguntan,

igual, igual que yo les interrogo a ellos.

Que tal vez te preguntan,

lo mismo que yo en vano perturbo

el silencio de tu invariable noche

con mi desgarradora interrogación.


Bajo la penumbra de las estrellas

y bajo la terrible tiniebla de la luz solar,

me acechan ojos enemigos,

formas grotescas me vigilan,

colores hirientes lazos me están tendiendo:

¡son monstruos,

estoy cercado de monstruos!


No me devoran.

Devoran mi reposo anhelado,

me hacen ser una angustia que se desarrolla a

     sí misma,

me hacen hombre,

monstruo entre monstruos.


No, ninguno tan horrible

como este Dámaso frenético,

como este amarillo ciempiés que hacia ti clama con

     todos sus tentáculos enloquecidos,

como esta bestia inmediata

transfundida en una angustia fluyente;

no, ninguno tan monstruoso

como esta alimaña que brama hacia ti,

como esta desgarrada incógnita

que ahora te increpa con gemidos articulados,

que ahora te dice:

”Oh Dios,

no me atormentes más,

dime qué significan

estos monstruos que me rodean

y este espanto íntimo que hacia ti gime en la noche.”


Dylan Thomas  en Hijos de la ira [1944]