Ilustración © 2021 Mª Carmen Pichardo Fumadó
Lili Boulanger (París 1893- Mézy-sur-Seine 1918) demostró desde temprana edad grandes habilidades musicales, propiciadas por el ambiente musical del hogar donde se crió. Su abuela fue la cantante Julliette Boulanger, y su padre, Ernest Boulanger (que ganó el Premio de Roma en 1835) era compositor y profesor de canto en el Conservatorio de París, donde impartió clases a la madre de Lili, Raïssa Mischetsky.
Su hermana Nadia ya destacaba como alumna de composición en el mismo conservatorio cuando Lili ingresó en 1912, también en la especialidad de composición, con el profesor Paul Vidal. Aunque esta fue su gran vocación, también tocaba el violín, el violonchelo, el arpa, el piano y el órgano.
A los dos años de edad Lili sufrió una neumonía que provocó que su sistema inmunitario quedara permanentemente perjudicado, viéndose afectada por enfermedades gastrointestinales de forma reiterada, lo que condicionó por completo su vida y su producción musical.
Fue Gabriel Fauré, amigo de la familia, quien impartió sus primeras clases de piano a Lili. También le encantaba cantar, por lo que Fauré, fascinado por las dotes musicales de la niña, le llevaba sus canciones para leerlas juntos. A los 6 años ya recibía clases de armonía y su hermana Nadia la introdujo en el arte de la fuga. Después de que su hermana llegara dos veces a la final del prestigioso Premio de Roma con las cantatas Selma y Roussalka, Lili decidió presentarse en 1912 y, además de ingresar en el Conservatorio en la clase de composición de Paul Vidal, recibió clases del profesor Georges Caussade para prepararse.
Tras caer enferma y tener que retirarse en el primer intento, se presentó de nuevo en 1913, ganando y convirtiéndose en la primera mujer en conseguir este importante galardón. Lo hizo con la cantata Faust et Hélène, compuesta para la ocasión y dedicada a su hermana. La obra se estrenó públicamente el 16 de noviembre del mismo año, con buen recibimiento del público y la crítica. Lili fue la primera mujer en obtener el Premio Prix de Roma, con el que consiguió un contrato de un año con la editorial Ricordi. Se trasladó a la Villa Medici, un gran complejo arquitectónico de la ciudad de Roma donde se alojaban los ganadores del premio. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 tuvo que volver a París.
Al saber que por el estado de su salud no podría ser enfermera de guerra decidió fundar el Comité Francoamericano del Conservatorio Nacional, una organización encargada de dar apoyo moral a los músicos combatientes en la Gran Guerra, para mantenerlos comunicados entre ellos y de ayudar a sus familias. También editó y realizó críticas de obras de estos músicos. En el comité se involucraron músicos como Charles Widor, Camille Saint-Saëns, Gabriel Fauré, Gustave Charpentier, Théodore Dubois, Émile Paladhile y Paul Vidal, que participaron como miembros honorarios.
En 1916 volvió a Roma durante unos meses, y tras un diagnóstico que le hizo saber que solo le quedaban dos años de vida, se apresuró a intentar terminar algunas de sus composiciones más importantes, como los salmos 24 y 129 y la ópera “La princesse Maleine”, que desgraciadamente no consigue acabar. Sin embargo su actividad compositiva se vio interrumpida por el deterioro de su salud, obligándola a volver a París, donde pasó sus últimos dos años.
En muchas ocasiones sus obras reflejan su estado de ánimo, marcado por muchos momentos de depresión, como por ejemplo Dans l’immense tristesse. Su corta esperanza de vida también pudo ser el motivo de que muchas de sus obras sean religiosas o de inspiración bíblica.
La guerra también influye con respecto a la elección de los textos, como se puede comprobar en La princesse Maleine, basada en la obra de Maeterlinck, o Vieille prière bouddhique, cuyo texto es una oración budista que reza por la paz y la bondad. Faust et Hélène, la cantata que la llevó a conquistar el Premio de Roma, basa su argumento y libreto en un fragmento de la adaptación del Fausto de Goethe por el escritor francés Eugène Adenis.
Recibió influencias de Fauré, Massenet y Debussy, sobre todo en cuestiones formales. Pero además del estilo típicamente francés de principio de siglo también tiene tendencias vanguardistas, siendo una referencia para compositores como Messiaen o Honegger. Su lenguaje destaca por su fuerza contrapuntística, la tendencia a la modalidad (con fijación por el modo frigio) y una extraordinaria madurez, por encima de la normal en una persona de su edad.
A pesar de sus pocos años de vida, tuvo tiempo para experimentar y alejarse de la tonalidad. En su última obra, Pie Jesu, explora la politonalidad. Fue compuesta en 1918 y dictada a su hermana Nadia, ya que la enfermedad de Lili estaba tan avanzada que no era capaz de transcribirla al papel por sí misma.
Las obras y el trabajo que hoy conocemos de Lili se mantuvieron y perduraron gracias a su hermana Nadia, que se encargó de darlas a conocer. Sin embargo muchas de ellas se perdieron o fueron destruidas por la propia compositora, y de otras solo quedan los bocetos.
Enlace a partituras:
https://imslp.org/wiki/Category:Boulanger,_Lili
Fuente:
https://es.wikipedia.org/wiki/Lili_Boulanger
Aportación realizada por la profesora Dña. Mª Carmen Pichardo Fumadó. Curso 2021-22.
María José Anglés nos habla sobre Lili Boulanger
Judith Pfeiffer, piano
BBC Philharmonic diretta da Yan Pascal Tortelier
Orchestra: BBC Philharmonic
Conductor: Yan Pascal Tortelier
Performers: Ann Murray (mezzo-soprano), Bonaventura Bottone (tenor), Jason Howard (baritone)