Chiquinha Gonzaga

Ilustración ©2023. Mª Carmen Pichardo Fumadó

Francisca Gonzaga, más conocida como Chiquinha Gonzaga, fue compositora y pianista. La primera mujer en dirigir una orquesta en Brasil, pionera en componer una marcha de carnaval y firme defensora de la abolición de la esclavitud. Por sus logros es considerada como una de las figuras más importantes de la historia de la música popular brasileña.



 

Nacida el 17 de octubre de 1847, en un Brasil aún esclavista, Chiquinha Gonzaga era hija del rico militar José Basileu Neves Gonzaga y de la mulata Rosa Maria Lima Gonzaga, por lo que desde el mismo momento de su llegada al mundo ya estuvo marcada por el preconcepto que suponía su origen y su color de piel. 


De niña convivió bastante con la rígida familia paterna y sus pretensiones aristocráticas, lo que le permitió tener alguna formación musical, sobre todo, de piano a cargo del maestro Lobo. Pero esta preparación formal no impidió que frecuentara desde muy joven las ruedas de lundu, umbigada y otros ritmos africanos que proliferaban por toda la ciudad.

 


Con apenas 16 años la obligaron a contraer matrimonio con un oficial de la marina mercante, Jacinto Ribeiro do Amaral, que la encerró en casa harto de sus devaneos musicales.


 Tuvo tres hijos y a los cinco años de matrimonio se separó. Contrajo nuevas nupcias y dio a luz a una niña, aunque con el tiempo se volvería a separar; hecho que la enfrentó a la condena social y a la pérdida de la custodia de todos sus hijos excepto el mayor, quedando en una situación económica precaria que la obligó a impartir clases de piano para sobrevivir. Esta vida desarreglada, libre y bohemia, hizo que se la tachara de bala perdida y que su talento pasara a un segundo plano.



En esa época difícil Chiquinha conoció al flautista Antonio da Silva Calado, que la introdujo en las fiestas y rodas de chorões, o sea, los intérpretes de choro o chorinho, un nuevo género musical que empezaba a despuntar en esos momentos y que luego contaría con compositores de la talla de Ernesto Nazareth, Pixinguinha o el mismísimo Heitor Villa-Lobos. En uno de esos encuentros con músicos de la bohemia carioca, en 1877, Chiquinha compuso, casi improvisando, la polca “Atraente”, su primer gran éxito.



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Chiquinha ayudó a dar vida a un nuevo estilo de música popular conocido como “choro” y gracias a su incipiente fama fue invitada por el flautista Joaquim da Silva a unirse al grupo Choro Carioca. En 1885 debutó como compositora de teatro. 



Gonzaga no sólo compuso un gran número de obras musicales (77 piezas para teatro y 2000 piezas de géneros variados), sino que además participó en las campañas de abolición de la esclavitud, ya que se sentía profundamente comprometida con su madre y el sufrimiento de sus ancestros africanos.


Poco después Chiquinha empezaba a componer para el teatro (algo harto difícil porque en esos años las mujeres estaban vetadas en ese ámbito). Aún así musicó el libreto de Artur Azevedo Viagem ao Parnaso, rechazado por muchos empresarios por ser obra de una mujer. Dos años después pondría la música para la opereta costumbrista A corte na roça, con poesía de Francisco Sodré. La pieza se estrenó en el Teatro Imperial de Río, a cargo de la compañía portuguesa Souza Bastos y su éxito permitió a Chiquinha imponerse ¡por fin! en el mundo musical brasileño. 


Es por lo que en 1917 Chiquinha Gonzaga fundó la Sociedad Brasileña de Autores Teatrales, reconocida como la primera organización formada para proteger los derechos de autor, siendo la primera mujer brasileña que escribió operetas y melodías para el teatro musical. 

Ese mismo año dirigió a los músicos del teatro y a la banda de la Policía Militar, convirtiéndose en la primera mujer directora de orquesta de Brasil.


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Pero una persona como ella, inconformista, independiente y con ideas propias, no podía limitarse a romper moldes en un solo campo. Mientras ofrecía un concierto para 100 guitarras en el Teatro de San Pedro de Río en 1887, participaba de manera muy activa en el movimiento abolicionista, vendiendo sus partituras de puerta en puerta a fin de conseguir fondos para la Confederación Libertadora, una organización antiesclavista.


También fundó la Sociedad Brasileña de Autores Teatrales y compuso cerca de 2 mil obras, de géneros tan variados como tangos, polcas, lundus, maxixes, fados, choros, mazurcas, valses o serenatas. 



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En 1899, mientras asistía al ensayo del Cordão Rosa de Ouro del barrio Andaraí, Chiquinha compuso la primera marcha carnavalesca de la historia brasileña, titulada “Ó Abre Alas”. Este nuevo ritmo, conocido como marcha-rancho, se impondría a partir de entonces en todos los carnavales cariocas hasta la llegada de la samba casi 20 años después.



Chiquinha viajó por toda Europa a principios del siglo XX acompañada por su nuevo amor, el jovencísimo João Batista Fernandes Lage, un adolescente de 16 años (ella contaba por entonces unos bien llevados 52), al que adoptó como hijo para mantener su romance en secreto y con el que pasaría ya el resto de su vida. Precisamente, unas de las razones de su salida de Brasil fue evitar  las murmuraciones sobre su vida privada, que hasta sus propios hijos acabaron aceptado. 

Solo volvió a casa en 1912 para asistir al estreno de “Forrobodó” -opereta en tres actos escrita por Luíz Peixoto y Carlos Bittencourt-, a la que ella había puesto la música y que, con más de 1500 representaciones consecutivas, fue un verdadero éxito.



https://es.wikipedia.org/wiki/Chiquinha_Gonzaga



Chiquinha Gonzaga murió un mes de febrero de 1935 al lado de su gran amor y dejando tras de sí un impresionante trabajo al que tanto debe la música brasileña. Durante su vida tuvo que hacer frente a todo tipo de preconceptos: tuvo problemas con el gobierno, la sociedad de la época le dio la espalda y hasta se la llegó a considerar subversiva. Todo por su genialidad y su espíritu libertario, feminista y luchador.


Atraente


Maria Teresa Madeira, piano


Ô abre alas!



Intérpretes: Linda y Dircinha. 

Cananéa 

Karin Fernandes, piano