Foto cortesía de Luis Ernesto Barrón.Es el último kilómetro. Una vez concluido, sólo quedarán los 195 m en los que se llega con el último aliento.
Ruta conocida, no corriendo, pero si del diario. En carro no se siente la subida pero mis piernas dicen que efectivamente vamos subiendo. Las barredoras ya pasaron por el sentido contrario limpiando lo que parece fue la ruta de los del medio.
Llego a HiperLumen, un poco más y ¡ahí está una carita conocida! La primera que distingo es a Frida, ahí están Vala, Alfonso, y nuevamente Alinne y L Ernesto. ¡Qué buena porra! Veo a Vala como acomoda la cámara, enfoca y click, click. Tengo que lucir bien. Me siento estupenda. Taigo mucha pila. Tengo que pasar a los que van caminando. Me siento entera. Me inyectan nuevamente de una energía inexplicable que seguro me llevará hasta la meta. GRACIAS amigos. Gracias por su apoyo y su paciencia.
Viene una subida muy buena. La adrenalina de la porra y de pensar que el final está cerca se ha desbordado en mis venas y hace que me parezca la subida más fácil que haya yo corrido. Por si fuera poco, me encuentro nuevamente a la señora que había visto en los primeros kilómetros. ¡Qué tesón! Con todo y sus dificultades motrices, había llegado a la meta en más o menos el mismo tiempo que yo. Además, había decidido no parar ni al baño. Mi admiración para esa mujer. Así que aprieto aún más mi paso. Las piernas no me dejaban hacerlo mucho pero el corazón las empujaba.
El cruce con Eje 10 estaba lleno de gente. ¡Oh no! No me puse de acuerdo con la porra oficial en el punto de encuentro. Si tratan llegar al estadio va a ser una gran caminata para ellos. les hubiera dicho que aquí nos veíamos, ¿cómo no se me ocurrió? ¡Pobres! ¿Cómo lo van a hacer?
Se terminó la subida. Vuelta a la derecha. Ahora sí al estadio.
Foto cortesía de Luis Ernesto Barrón.