4º ESO SEMANA 12-19 de mayo
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PRIMERA SESIÓN
TEXTO 1
Salté de la cama traspasada de frío y de sueño. Tan asustada, que tenía la sensación de no poder
moverme aunque, en realidad, no hice otra cosa: en pocos segundos arranqué las ropas de la cama
y me envolví con ellas. Tiré la almohada, al pasar, en una silla del comedor y llegué hasta el recibidor envuelta en una manta, descalza sobre las baldosas
heladas, en el momento en que Angustias entraba de la calle seguida del chófer con sus maletas conduciendo a Gloria por un brazo. […]
−¡Sinvergüenza! ¿Qué hacías a estas horas en la escalera, di?
Gloria estaba reconcentrada como un gato. Su boca pintada resultaba muy oscura.
Carmen Laforet, Nada
a Resume el fragmento.
b ¿Cómo es el espacio narrativo? ¿Cómo calificarías el ambiente?
c ¿El narrador es objetivo o subjetivo? Justifícalo.
SEGUNDA SESIÓN
Lee este fragmento de Las ratas, de Miguel Delibes. La acción transcurre en un pueblo de Castilla. Una noche cae una helada tardía, que amenaza con
arruinar la cosecha de trigo. La única esperanza es que se levante el viento del norte y sacuda la escarcha de las espigas.
TEXTO 2
Repentinamente se hizo un silencio patético. Parecía la taberna, ahora, la antesala de un moribundo, donde nadie se decidiera a afrontar los hechos, a comprobar
si la muerte se había decidido al fi n. Una vaca mugió plañideramente abajo, en los establos del Poderoso, y, como si esto fuera la señal esperada, el Malvino se
llegó al ventanuco y abrió de golpe los postigos. Una luz difusa, hiberniza y fría se adentró por los cristales empañados. Pero nadie se movió aún. Únicamente al
alzarse sobre el silencio el ronco quiquiriquí del gallo blanco del Antoliano, el Rosalino se puso en pie y dijo: «Venga, vamos». La Sabina sujetaba al Pruden por un
brazo y le decía: «Es la miseria, Acisclo, ¿te das cuenta?» Fuera, entre los tesos, se borraban las últimas estrellas y una cruda luz blanquecina se iba extendiendo
sobre la cuenca. Los relejes parecían de piedra y la tierra crepitaba al ser hollada como cáscaras de nueces. Los grillos cantaban tímidamente y desde lo alto de la
Cotarra Donalcio llamaba con insistencia un macho de perdiz. Los hombres avanzaban cabizbajos por el camino y el Pruden tomó a Nini por el cuello y a cada
paso le decía: «¿Saldrá el norte, Nini? ¿Tú crees que puede salir el norte?» Mas el Nini no respondía. Miraba ahora la verja y la cruz del pequeño camposanto en
lo alto del alcor y se le antojaba que aquel grupo de hombres abatidos, adentrándose por los vastos campos de cereales, esperaba el advenimiento de un
fantasma.
Las espigas se combaban, cabeceando, con las argayas cargadas de escarcha y algunas empezaban a negrear. El Pruden dijo desoladamente, como si todo el
peso de la noche se desplomara de pronto sobre él: «El remedio no llegará a tiempo».
a ¿Con qué se compara la taberna? ¿Coincide con el estado de ánimo de los personajes?
b Distingue el léxico del registro rural en el primer párrafo.
c ¿Cómo se marca el paso de tiempo entre el final de primer párrafo y el comienzo del segundo?
d ¿Qué significan las siguientes palabras: tesos, cuenca, relejes, hollada, argayas?
e La helada que ha caído se describe por medio de comparaciones. Señálalas.
f Los hombres pasan al lado del cementerio. Comenta el simbolismo de la escena.
g Comenta los fragmentos de estilo directo. ¿Qué modalidad oracional predomina? ¿Cómo encaja dentro del tono general del fragmento?
h ¿Por qué las espigas empiezan a negrear? ¿Qué significa esto? ¿Cómo lo expresa el Pruden?
TERCERA SESIÓN
- ¿Te gustaría saber cómo termina la historia? Lee la continuación.
TEXTO 3
Todo aconteció de repente. Primero fue un soplo tenue, sutil, que acarició las espigas; después, el viento tomó voz y empezó a descender de los cerros
ásperamente, desmelenado, combando las cañas, haciendo ondular como un mar las parcelas de cereales. A poco, fue un bramido racheado el que sacudió los
campos con furia y las espigas empezaron a pendulear, aligerándose de escarcha, irguiéndose progresivamente a la dorada luz del amanecer. Los hombres, cara
al viento, sonreían imperceptiblemente, como hipnotizados, sin atreverse a mover un solo músculo por temor a contrarrestar los efectos favorables. Fue el
Rosalino, el Encargado, quien primero recuperó la voz, y volviéndose a ellos dijo:«¡El viento! ¿Es que no lo oís? ¡Es el viento!»
Y el viento tomó sus palabras y las arrastró hasta el pueblo, y entonces, como si fuera un eco, la campaña de la parroquia empezó a repicar alegremente.
a Divide el primer párrafo en dos partes. ¿Qué criterio has seguido? ¿Qué impresión transmite el viento si lo comparamos con la inmovilidad del
fragmento anterior?
b El silencio dominaba la taberna. ¿Qué ha cambiado ahora? ¿A quién se lo debemos?
c El fragmento termina con el eco de las campanas. Comenta este símbolo.