1987

1987. 2º Conferencia Internacional sobre Educación Ambiental. Moscú

Diez años después del Congreso Intergubernamental a nivel ministerial celebrado en Tbilisi, la Unesco y el PNUMA organizaron conjuntamente el Congreso Internacional de Educación y Capacitación Ambiental, celebrado en Moscú (URSS), entre el 17 y el 21 de agosto de 1987. Los objetivos del Congreso fueron:

· El fortalecimiento del sistema internacional de intercambio de información y de experiencia del Programa Internacional de Educación Ambiental (PIEA);

· Fortalecimiento de la investigación y la experimentación en los contenidos educativos y los métodos y estrategias para la organización y transmisión de mensajes relacionados con la educación ambiental y la formación;

· Promoción de la educación ambiental a través de la elaboración de materiales curriculares y de enseñanza para la educación general;

· Fomento de la educación ambiental en la formación inicial y en la formal y no formal;

· La incorporación de una dimensión ambiental en la formación técnica y profesional;

· Más efectividad al educar e informar al público sobre el medio ambiente a través del uso de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías y la información;

· Más efectividad en la incorporación de la dimensión ambiental en la educación general universitaria a través del desarrollo de programas de estudio, materiales didácticos y de capacitación mediante el establecimiento de los correspondientes recursos institucionales;

· Promoción de la formación ambiental especializada científica y técnica;

· Desarrollo de la educación ambiental a través de la cooperación internacional y regional.

El programa incluía: una revisión de los avances y tendencias en educación ambiental desde la Conferencia de Tbilisi, el estado del medio ambiente y su implicaciones educativas y de formación; las relaciones intergubernamentales ambientales y científicas en programas de educación y formación ambiental y, finalmente, la presentación de un proyecto de estrategia internacional para la educación ambiental y la formación para la década de 1990.

Según Orellana y Fauteux (2000):

Los documentos preparados por la Secretaría de la Unesco junto con la Secretaría del PNUMA, sirvieron como base para los debates, poniendo de manifiesto algunas necesidades y prioridades del desarrollo de la educación y formación ambientales. En tales documentos se examina la acción internacional en materia de educación ambiental en todos los campos y niveles educativos. Un centro de atención prioritaria a lo largo del Congreso sería la acción desarrollada por el Programa Internacional de Educación Ambiental Unesco/PNUMA para dar cumplimiento a las recomendaciones de Tbilisi. Los documentos preparatorios aportan información sobre la extensión de los programas, métodos y materiales desarrollados en el plano internacional, destacando el papel catalizador de este Programa (PIEA) y sus efectos multiplicadores. También, proporcionar el intercambio de ideas acerca de cuál ha sido y debe ser la contribución de los programas científicos internacionales a este tipo de educación, que se origina en contextos escolares y que tiene lugar en los ámbitos universitarios y de modo no formal o informal. Es de destacar, la conveniencia de atender al mejoramiento de las capacidades de los grupos profesionales (ingenieros, arquitectos, economistas, planificadores, administradores, juristas, etc.) que cumplen una función esencial en las decisiones y actividades. Los documentos plantean que los cursos especializados de formación (pos-grado), deberían contribuir a un componente fundamental de los programas científicos internacionales, enfatizándose la necesidad de desarrollar esta formación por vía interdisciplinaria, asociada a la investigación y a los trabajos de campo.

En cuanto a la concientización del público, los documentos se refieren al importante papel que juegan los medios de comunicación y los diversos canales de formación no formales.

El evento contó con la participación de 300 participantes de 80 países, incluyendo expertos y representantes de 15 ONGs nacionales e internacionales. Fue presidido por G.A. Yagodin, Ministro de Educación de la antigua URSS. La delegación española estuvo presidida por F. Martínez Salcedo, Director General de Medio Ambiente, que actuó como uno de los cinco vicepresidentes del Congreso y contó, entre otras personas, con María Novo, invitada por la Unesco.

Se organizaron tres comisiones:

· Educación ambiental y la formación del personal docente para la escuela y fuera de la escuela, las actividades y las prioridades para su desarrollo en la década de 1990;

· El medio ambiente, la educación y la formación general, la educación universitaria y las prioridades para su desarrollo en la década de 1990; y

· La formación especializada sobre medio ambiente y las prioridades para su desarrollo en la década de 1990.

También se dispusieron cinco simposios:

1) La comprensión internacional y los problemas ambientales, el papel de la educación ambiental,

2) La educación ambiental y la formación: su contribución en la perspectiva del desarrollo sostenible y del desarrollo socio-económico,

3) El papel de los medios de comunicación y los nuevos sistemas de comunicación en la promoción de la educación y la información ambiental,

4) El papel de las reservas de biosfera y otras áreas protegidas en la difusión de los conocimientos ecológicos y la formación de especialistas ecológicos, y

5) Experiencias y contribución de las organizaciones no gubernamentales en el desarrollo de la educación ambiental y la formación.

El simposio 1), presidido por Enrique Leff (PNUMA, México) resolvió que:

El carácter internacional de muchos problemas ambientales y la necesidad consiguiente de educación ambiental debe incluir mensajes sobre los problemas ambientales y sobre la comprensión internacional y la cooperación para su prevención y solución, incluidos los mecanismos y procedimientos exitosos que en este sentido se han realizado a nivel internacional. (Unesco, 1987)

Las discusiones del simposio 2), presididas por N. Bogart (Francia) concluyeron que:

La rica variedad de intervenciones por parte de los participantes, que representaban a naciones y regiones diversas del mundo, llevó a la conclusión general de que toda educación y formación ambiental debe adaptarse a las condiciones y características específicas de la subregión del país o región en cuestión. (Unesco, 1987)

El simposio 3), presidido por Baines (Reino Unido) acordó que “La información ambiental utilizada en el proceso de información debe provenir de una variedad de fuentes que refleje la diversidad de las personas y el medio ambiente. En este contexto, la experiencia del grupo local puede ser tan importante como la de un ministro del gobierno”.

Las conclusiones acaban con unos buenos deseos hasta el próximo encuentro a celebrase en Tesalónica, Grecia, en 1997 (Unesco, 1987):

Cuando nos encontremos en el año 1997:

Que el cielo sea tan clara,

Luna, Galaxia, Osa Mayor, Cruz del Sur,

Tan hermoso como lo soñaba cuando era niño,

Cuando el mundo era un mito maravilloso.

Cuando nos encontremos en el año 1997:

Que la tierra sea lo más limpia,

Bosques, montañas, llanuras, zonas áridas,

Tan verde como los poetas antiguos podrían haber soñado,

La naturaleza maternal del universo recuperado.

Cuando nos encontremos en el año 1997:

Que el agua sea más pura,

Los océanos, los lagos, los ríos, la lluvia,

Sean tan fresca como la que habría disfrutado una sirena,

Vida alimentada de la tierra y la gente.

Cuando nos encontremos en el año 1997:

Que nuestros sueños se hayan hecho realidad,

La gente, los gobiernos, la ONU, las ONGs, los educadores,

Tan unida y comprometida como ahora en Moscú,

Sembrando la Tierra con nuestro mensaje.

Se acordó declarar la década de 1990 como “década mundial para la educación ambiental”, estableciendo que los programas deben dar énfasis a las relaciones entre la humanidad y la biosfera, en sus manifestaciones económicas, sociales, políticas y ecológicas.

Tal y como nos narra Novo (1998), la Estrategia se concreta en 9 secciones, cada una de ellas referida a un ámbito de acción. Las secciones se inician con una referencia a las recomendaciones de la Conferencia de Tbilisi y un examen de la situación. Después, plantea un objetivo central para la acción y posibles actividades, (MOPU, 1989):

1. El acceso a la información. Objetivo: fortalecimiento del sistema internacional de información y de intercambio de datos y experiencias del PIEA.

2. Investigación y experimentación. Objetivo: fortalecimiento de la investigación y experimentación de contenidos, métodos educacionales, estrategias de organización y transmisión de mensajes para la educación y formación ambiental.

3. Programas educacionales y materiales didácticos. Objetivo: fomento de la educación ambiental mediante la elaboración de programas y materiales didácticos para la enseñanza general.

4. Formación del personal. Objetivo: promoción de la formación inicial y de la capacitación del personal encargado de la educación ambiental escolar y extraescolar.

5. Enseñanza técnica y profesional. Objetivo: integración de la dimensión relativa al medio ambiente en la enseñanza técnica y profesional.

6. Educación e información del público. Objetivo: intensificación de la educación y la información del público en cuestiones ambientales, mediante la utilización de los medios de comunicación y de las nuevas tecnologías de comunicación e información.

7. Enseñanza universitaria general. Objetivo: fortalecimiento de la integración de la dimensión ambiental en la enseñanza universitaria, mediante el desarrollo de los recursos educativos y de la formación, así como con la creación de mecanismos institucionales apropiados.

8. Formación de especialistas. Objetivo: fomento de una formación científica y técnica especializada en materia del medio ambiente.

9. Cooperación internacional y regional. Objetivo: desarrollo de la educación ambiental mediante una cooperación coherente a nivel internacional y regional.

La estrategia para la década de 1990 surgida de Moscú une por primera vez los términos educación ambiental y desarrollo sostenible:

El PIEA y los programas científicos para la investigación y la formación de especialistas elaborados por la Unesco y el PNUMA han hecho sin duda una contribución significativa, tanto a nivel nacional como internacional, para el desarrollo de la conciencia ambiental, la educación y la formación para el desarrollo sostenible. Sin embargo, debido a la magnitud de los cambios conceptual, educativos e institucionales necesarios para la universalización de la nueva “cultura ambiental”, y en vista de los nuevos problemas creados por la acción humana sobre el medio ambiente, los esfuerzos ya realizados, se debe continuar e intensificarse mediante la adopción de medidas capaces de mejorar su eficacia y relevancia (punto 22, de la 1ª parte).

O también en este otro:

En general, hay que promover (…) formación, a diferentes niveles, del personal necesario para la gestión racional del medio ambiente con miras a lograr el desarrollo sostenible a nivel comunitario, nacional, regional y mundial (punto 10 de la 2ª parte).

Incluso en este: “La educación ambiental debe estar vinculada con el desarrollo sostenible, como se indica en la Estrategia Mundial para la Conservación (punto 59 de la 2ª parte)”.

Para Orellana y Fauteux (2000), en Moscú la educación ambiental, por una parte, se coloca de lleno en el contexto del desarrollo sostenible y, por otra, continúa la tradición de Belgrado y Tbilisi. De acuerdo con el artículo 1, los orígenes de los problemas ambientales se encuentran principalmente en los factores sociales, económicos y culturales, la clave es actuar en el conocimiento y los sistemas de valores asociados a los hábitos de la gente y el comportamiento en relación con el medio ambiente con el fin de encontrar soluciones adecuadas para los problemas ambientales. El documento confirma que la responsabilidad recae en la educación y la formación, que son los medios básicos de integración social y cultural y de cambio, para desarrollar los objetivos en una perspectiva de desarrollo sostenible para todas las poblaciones. El informe también se hace eco del informe de la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, haciendo hincapié en el potencial de los cambios tecnológicos para lograr los objetivos del desarrollo sostenible. La Declaración de Moscú examina con mayor profundidad esta interdependencia y las cuestiones del poder desde una perspectiva de resolución de problemas.

Según Meira (2009):

Es una ironía de la historia que los primeros pasos en el movimiento de institucionalización de la educación ambiental en los años setenta y ochenta tenga como escenarios de celebración ciudades y países centrales en el proceso de derrumbamiento de la antigua Unión Soviética y del orden internacional de la llamada Guerra Fría: Belgrado era en 1975 capital de una Yugoslavia unida, y Tbilisi era también en 1977 capital de una república socialista integrada en la Unión Soviética. A esta lista se le puede añadir Moscú, sede de la Segunda Conferencia Intergubernamental sobre Educación y Formación Ambiental, en 1987, un año después el desastre nuclear de Chernóbil y en plena aplicación de la perestroika, sólo a dos años vista de la caída del bloque soviético simbolizada por la caída del Muro de Berlín en 1989. Si estas coincidencias tienen o responden a una cierta lógica histórica habría de convenir, con cierta ironía, que la educación ambiental actuó, metafóricamente, como el caballo de Atila. Tbilisi era en 1977, una de las ciudades más importantes que servían como centro de ocio para la nomenclatura soviética por su posición geoestratégica en el Cáucaso. Es precisamente su situación el motivo por el que ahora se encuentra en el centro de la política internacional y lo convierte en un punto caliente para luchar por el control de las rutas de suministros de gas y petróleo de Asia a Europa. Para estudiar el contexto histórico Conferencia de Tbilisi se necesita poner de relieve el estado de “guerra fría” en el que se desarrolló, al igual que en la fase anterior antes del acuerdo logrado por Reagan y Gorbachov, no deja de ser paradójico para los que anunciaron el fin de la historia después del colapso del socialismo real, que el conflicto actual entre Rusia y Georgia puede servir para generar una nueva forma de “guerra fría”: una “postguerra fría “que convierte antagonismos ideológicos del pasado en antagonismos nacionales y económicos caracterizados por el control de los recursos estratégicos energéticos. Si la última etapa de la modernidad experimentó la “guerra fría”, parece que la postmodernidad ya tiene su particular “postguerra fría”.

*1987. II Jornadas de educación ambiental. CENEAM. Valsaín (Segovia)

Tres meses después del Congreso de Moscú, se celebran las Segundas Jornadas de Educación Ambiental, organizadas por ICONA, MOPU e Instituto de la Juventud, en 1987, inaugurando el CENEAM (Valsaín, Segovia).

El CENEAM (Centro Nacional de Educación Ambiental), se crea en 1987, bajo la estructura del Ministerio de Obras Públicas, con el fin de promover la responsabilidad de los ciudadanos y ciudadanas en relación con el medio ambiente. Tal y como se indica en su página web (magrama.gob.es/es/ceneam/ se constituye como un centro de recursos al servicio y en apoyo de todos aquellos colectivos, públicos y privados, que desarrollan programas y actividades de educación ambiental. Sus líneas de trabajo se centran en la recopilación y difusión de información especializada en educación ambiental; en el diseño y desarrollo de programas de sensibilización y participación ciudadana, en la elaboración de materiales educativos y exposiciones; en la organización y apoyo a seminarios y otros foros de reflexión y debate; en el desarrollo y ejecución de acciones de formación ambiental; en la cooperación con otras entidades públicas y privadas para la promoción de la educación ambiental.

Con las limitaciones impuestas por las instituciones convocantes (celebrarlas en el CENEAM y, de paso, se inaugurase; límite de 150 participantes y presupuesto de seis millones de pesetas) el Comité Organizador (entre los que se encontraban M. Monje, T. Franquesa o C. Herrero) organizó unas jornadas en función de lo que podían aportar los participantes. El objetivo era llegar, en base a las prácticas de los participantes, a una descripción, una valoración y una prescripción de las experiencias, con el fin de articularlas en una estrategia común para los distintos ámbitos de trabajo (MOPU, 1989).

Objetivo común: desencadenar un proceso de sensibilización que alcance a toda la sociedad y que conduzca a generar una opinión social favorable a la óptima gestión del medio.

Susana Calvo (2006), que participaba en el grupo de la Secretaría de las Jornadas, nos cuenta:

Los Grupos de trabajo, mucho más concretos, se estructuraron a partir de las sinopsis enviadas por todos los participantes, es decir, nos muestran el mapa de las inquietudes y las actividades y programas del sector, como si fuera una foto de la educación ambiental en aquellos años: Uso educativo de los espacios naturales; Sistema educativo; Equipamientos y recursos; Medios de comunicación; Programas Institucionales de educación ambiental; y Sensibilización social.

Aunque la educación ambiental se diversificaba, aún seguía teniendo como destinatarios principales a los escolares. Es significativo que el Grupo de Trabajo Programas Institucionales dice que las instituciones apoyen los esfuerzos de la educación ambiental (Informe Final. Volumen III, pág. 68). La educación ambiental es ajena al departamento, destinada a escolares y en menor medida al público en general, en cumplimiento de la resolución 96 de Estocolmo (1972), como si Belgrado (1975) no hubiera existido ni Tbilisi (1977) tampoco. No se pide a las instituciones que utilicen la educación ambiental, sino que la apoyen, como algo ajeno y precioso.

El Comité Organizador y los relatores de los diferentes grupos observaron que había puntos comunes en las conclusiones de los diferentes grupos de trabajo que permitieron extraer estas conclusiones generales (MOPU, 1989):

· Sensibilización Social: el objetivo es el de la sensibilización social y por lo tanto la valoración hay que hacerla desde una perspectiva global.

· Profesionalidad: es necesario que las personas dedicadas a la educación ambiental acentúen su propia exigencia en cuanto a su profesionalidad y rigor en el trabajo.

· Gestión del Medio: debe ser el eje que articule la estrategia global de la educación ambiental. La gestión no debe entenderse sólo como resolución de los problemas, sino que debe incluir los valores positivos del medio (calidad de vida). Hay que trabajar en problemas globales que tengan en cuenta a todos los que intervienen en la gestión del medio.

· Destinatarios: en principio la educación ambiental está dirigida a toda la población, y no sólo a la población escolar, que es a la que actualmente se dedican los mayores esfuerzos. Se deben diseñar programas específicos para abarcar a todos los grupos sociales.

· Estrategia Global: se pretende recoger todo lo anteriormente expuesto y dar pautas generales para que los trabajos de educación ambiental no sean aislados sino que estén enmarcados en una estrategia basada en los principios generales comunes a la mayoría.

Calvo (2006) abunda en las consecuencias de estas Jornadas:

Si las jornadas han sido los hitos, los seminarios permanentes han sido los procesos que han permitido una construcción colectiva de una educación ambiental sui generis en España. Ha sido y aún es, una historia un poco en la sombra, que se ha hecho más por las convicciones personales que por las grandes declaraciones de organismos internacionales. Actividades y programas en gran medida artesanales, analizados y revisados en los foros de encuentro, en los seminarios permanentes. Uno de los primeros programas de reflexión y aprendizaje fueron los Seminarios Permanentes de Educación Ambiental (1988-1993), creados a solicitud de los participantes de la Segundas Jornadas (Valsaín, 1987). El deseo de encontrar marcos de acción, la necesidad de ser más eficaces, el querer dejar de ser una bonita teoría con malas prácticas, produjeron esas estructuras informales de formación, que tenían dos objetivos:

- Proporcionar foros de discusión, lugares de encuentro donde poder expresar las preocupaciones y las dudas que surgen del trabajo cotidiano. Crear ámbitos de reflexión para poder distanciarse de la práctica diaria. Se quiere volver a ella con una perspectiva más clara de lo que se pretende y de la forma de lograrlo.

- Recoger por escrito los resultados de las discusiones para ir creando un corpus teórico que enmarque las actividades. Establecer unos mínimos comunes que permitan avanzar en la construcción de la estrategia o estrategias de la educación ambiental en España.

1987. Our Common Future. Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo – Comisión Brundtland

En 1983, la Asamblea General de Naciones Unidas establece, a solicitud del PNUMA, la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo (CMMAD). El objetivo de esta comisión era proponer estrategias ambientales a largo plazo para lograr un desarrollo que dure hasta el año 2000 y más adelante; recomendar los medios más eficaces que permitan traducir el interés por el medio ambiente en una mayor cooperación entre países desarrollados y en vías de desarrollo para alcanzar objetivos comunes y complementarios que tengan en cuenta las interrelaciones entre población, recursos, medio ambiente y desarrollo; y contribuir a definir percepciones compartidas de las cuestiones medioambientales a largo plazo y de los esfuerzos apropiados que es preciso realizar para resolverlas.

El trabajo duró cuatro años y el informe redactado por la CMMAD, titulado Our Common Future (“Nuestro futuro común”), también conocido como Informe Brundtland (en honor a su presidenta, Go Harlem Brundtland, tres veces primera ministra de Noruega y directora general de la OMS a lo largo de su carrera), es una obra voluminosa (más de 400 páginas) que se divide en 3 secciones y 12 capítulos, precedidas de un capítulo de síntesis:

I. Preocupaciones comunes

1. Un futuro comprometido

2. Hacia un desarrollo sostenible

3. El papel de la economía mundial

II. Problemas comunes

4. Poblaciones y Recursos humanos

5. Seguridad alimentaria

6. Especies y ecosistemas: los recursos al servicio del desarrollo

7. Energía: elecciones para el medio ambiente y el desarrollo

8. Industria: producir más con menos

9. El reto urbano

III. Esfuerzos comunes

10. La gestión del patrimonio común

11. Paz, seguridad, desarrollo y medio ambiente

12. Hacia una acción común: propuestas en vista de una reforma institucional y jurídica

La importancia del documento Nuestro Futuro Común viene caracterizada por tres factores (Gutiérrez Bastida, 2011). Primero, como mandato de la ONU es un documento de alto perfil, que movilizó el interés público y político por el medio ambiente. Así, los trabajos de la Comisión incluyeron audiencias públicas con representantes gubernamentales, con científicos, industria, ONGs y personas interesadas. Las audiencias generaron más de 500 subcomisiones y más de 10.000 folios. Igualmente, se contó con la colaboración de paneles de expertos en temas clave, como energía, industria, seguridad alimentaria y desarrollo. Todo ello con el fin de dotar de credibilidad al documento final.

En segundo lugar, la Comisión instituyó definitivamente la articulación entre medio ambiente y desarrollo. Puso el acento en las preocupaciones ambientales, en un contexto de estrategia global de desarrollo:

Muchas formas de desarrollo agotan los recursos del medio ambiente en los que deben basarse y el deterioro del medio ambiente puede socavar el desarrollo económico. La pobreza es causa y efecto principal de los problemas mundiales del medio ambiente. Es inútil, por tanto, tratar de encarar los problemas ambientales sin una perspectiva más amplia que abarque los factores que sustentan la pobreza mundial y la desigualdad internacional (CMMAD, 1989).

Y, tercero, definió un sistema de principios y normas que eran la base de los esfuerzos internacionales hacia el desarrollo sostenible. Principios y normas que animaron a utilizar el liberalismo en el orden económico internacional; liberalismo keynesiano o de cierta intervención por parte de los estados o instituciones internacionales que regulasen el mercado global.

La definición de este concepto propuesta por la CMMAD se volvió hasta cierto punto oficial, aunque esta formulación levanta interrogaciones y se pretende establecer los principios fundamentales de dicho concepto. Esta definición se centra en las necesidades del ser humano teniendo en cuenta la dimensión temporal, ya que reconoce los intereses (o incluso los derechos) de las generaciones futuras.

El desarrollo sostenible es el desarrollo que satisface a las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. Encierra en sí dos conceptos fundamentales: el concepto de necesidades, en particular las necesidades esenciales de los pobres, a las que se les debería otorgar prioridad preponderante, y la idea de las limitaciones impuestas por el estado de la tecnología y la organización social impuestas sobre la capacidad del medio ambiente para satisfacer las necesidades presentes y futuras (CMMAD, 1989).

El Informe contiene otras tentativas de definiciones del desarrollo sostenible:

Como exigencia mínima, el desarrollo duradero no debe poner en peligro los sistemas naturales que sostienen la vida en la Tierra: la atmósfera, el agua, los suelos y los seres vivos.(…)

En suma, el desarrollo sostenible es un proceso de cambio en el cual la explotación de los recursos, la orientación de la evaluación tecnológica y la modificación de las instituciones están acordes y acrecientan el potencial actual y futuro para satisfacer las necesidades y las aspiraciones humanas.(…)

En su sentido más amplio, la estrategia para el desarrollo sostenible tiende a promover las relaciones armoniosas entre los seres humanos entre sí y entre la Humanidad y la naturaleza (CMMAD, 1989).

La historia de la Comisión no está exenta de ciertas “anécdotas”. Por ejemplo, Jim MacNeill, anterior director de Medio Ambiente la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) como secretario de la Comisión, fue el encargado de escribir una detallada agenda de la Comisión, que fue distribuida entre todos los participantes. De todas formas, la versión original contenía dos agendas: la “estándar”, que se ajustaba a la aproximación convencional de la conservación y protección medioambiental, y la agenda “alternativa” que, aunque contenía muchas otras facetas, se ajustaba a la línea ideológica de la OCDE. Justamente tres años antes, esta institución había realizado su propia conferencia en París y en las conclusiones resaltaron que era deseable el fortalecimiento del papel de los instrumentos económicos y que las relaciones recíprocas entre la política medioambiental y el crecimiento económico eran positivas (Bernstein, 2002). Era la primera vez en la historia que la OCDE afirmaba que dos dimensiones hasta ahora incompatibles, medio ambiente y economía, podían reforzarse mutuamente.

La ambigüedad final en la definición del término provocó distintos efectos. Por una parte, favorece que sea aceptada por la mayoría de los agentes sociales, económicos, medioambientalistas, tecnológicos, gubernamentales… de tal manera, que se ha convertido en un referente, en un icono e incluso en un tótem en el ámbito internacional. Por otra, permitió que un amplio espectro de agentes, con intereses muy diferentes, se apropiase de él, lo cual provoca frecuentemente usos adulterados y hasta perversos. (Gutiérrez Bastida, 2011)

Según Novo (1998):

A finales de los ochenta, se sienta los principios inspiradores de una educación ambiental para el desarrollo sostenible. Se trabajará en un enfoque educativo que ayude a las persona a entender las interrelaciones globales del planeta, orientado a un compromiso de acción directa en su entorno. La idea es pensar globalmente, actuar localmente.

1987. La educación ambiental y la cuestión de género: el feminismo crítico. Di Chiro

También en 1987, Giovanna Di Chiro introduce un nuevo enfoque en el desarrollo y evolución de la educación ambiental, publicando La educación ambiental y la cuestión de género: el feminismo crítico. En este trabajo, esta nueva corriente feminista de educación ambiental comparte con la corriente de la crítica social el análisis y la denuncia de las relaciones de poder dentro de los grupos sociales. En el marco de las relaciones de poder en los campos políticos y económicos, el acento se coloca, sin embargo, en las relaciones de poder que aún da ventaja a los hombres sobre las mujeres en un gran número de contextos, y sobre la necesidad de integrar los puntos de vista feministas y los valores de las áreas de gobernanza, producción, consumo y otras formas de organización social (Sauvé, 2005).

A Di Chiro también le preocupa el uso del concepto de medio ambiente. Para ella, la construcción de la educación ambiental es muy debatida y depende en gran medida del entendimiento del concepto de medio ambiente. Di Chiro (1987) explica que:

El medio ambiente no es algo que esté fuera de la realidad o separado de nosotros mismos y nuestro entorno social. Más bien, debe entenderse como las interacciones conceptuales entre nuestro entorno físico y las fuerzas sociales, políticas y económicas que organizan el contexto de este entorno.

Di Chiro (1999) narra:

Me sorprendió saber que esas cuestiones de los barrios pobres de las ciudades, no eran consideradas como ambientales por las organizaciones ecologistas de California, como el Sierra Club o el Environmental Defense Fund. Cuando el grupo de Robin Cannon, las Concerned Citizens, se acercó a esas organizaciones hacia 1985 tuvieron que escuchar que envenenar una comunidad urbana mediante una incineradora era una cuestión de salud pública y no una cuestión ecológica. (…) No sólo es necesario estudiar las ideas sobre la Naturaleza sino examinar las prácticas sociales: cómo la gente entiende, vive y cambia su medio ambiente. Así nos preguntamos: ¿cuáles son las formas y estructuras complejas de organización social y cultural que nacen en lugares diversos para resistir contra la destrucción de relaciones concretas entre los humanos y el ambiente y para proponer y apoyar modos de vida concretos? En otras palabras, ¿cómo se moviliza la gente a través de la acción para apoyar o transformar ciertas relaciones con la Naturaleza y el medio ambiente?