Juan Fueyo Margareto (Oviedo, 1957) es profesor e investigador en neurología en el Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas en Houston (Estados Unidos), uno de los centros más prestigiosos del mundo en el tratamiento del cáncer, donde dirige, junto a Candelaria Gómez Manzano (Barcelona, 1964), profesora, investigadora y neuróloga, un grupo de investigación sobre tumores cerebrales. Ambos han participado en la fundación de la compañía biotecnológica DNATrix. En 2003, el equipo de estos dos neurólogos desarrolló un virus modificado para el tratamiento del cáncer cerebral cuyo objetivo principal es que solamente acabe con las células cancerosas y no dañe las células sanas.
Los dos coinciden en que “el trabajo en equipo es un factor esencial para la ciencia”, como se puede comprobar en su caso, que ellos definen como “una historia de amor que empieza por dos cosas: por la otra persona y por el trabajo que se realiza”. También afirman que es importante luchar contra la desigualdad, ya que ambos ven que es “más difícil para una mujer estar aquí y estar en los diferentes lugares de la vida profesional y social”. Por otra parte, piensan que un camino necesario es la divulgación que “solo vendrá si los adolescentes acaban teniendo interés en hacer alguna carrera” científica. Además, indican que la mejor manera de llegar a los jóvenes es a través de libros, artículos, vídeos y “entrevistas como esta”.
—Antes de comenzar, ¿podrían hacernos una pequeña explicación de qué es el cáncer y cómo se desarrolla; más en concreto, en los tumores cerebrales, sobre los que ustedes trabajan?
—[Juan] Todo el mundo asume que un cáncer se puede describir un poco por los síntomas, pero un cáncer es un crecimiento anormal de células en un tejido que al final acaba extendiéndose a otros órganos; por ejemplo, si tienes un cáncer de pulmón, hay un grupo de células que crecen, crecen y crecen, no se puede controlar su crecimiento y, al final, se extiende a los huesos o se extiende al cerebro. A nivel molecular, definimos el cáncer como una enfermedad de los genes y se debe a que hay una serie de anomalías en los genes que diferencian una célula normal y una célula de cáncer. Y estas anomalías son las que permiten dos cosas: que las células proliferen sin control y, otra que es muy importante, que le sea difícil morir. El cáncer es un intento de las células de ser inmortales.
—¿Por qué decidieron estudiar la carrera de medicina y en particular, dedicarse a la investigación sobre el cáncer?
—[Candelaria] Nuestra historia no es muy habitual. Juan y yo nos conocimos durante la residencia, haciendo neurología. En neurología no solo se estudia el cáncer cerebral, sino también otras enfermedades como Parkinson, epilepsia o embolias cerebrales, pero nuestros mentores, en Barcelona, habían estudiado cánceres es EEUU y hubo una serie de circunstancias por las que podíamos venir a EEUU a hacer un año de investigación en tumores cerebrales porque era lo que habían hecho nuestros mentores y en lo que teníamos interés. Por eso llegamos aquí. En la vida, a veces, van saliendo oportunidades, van saliendo intereses que te van moviendo de un lugar a otro. Por eso hay que tener los ojos abiertos y estar bien preparados, haber estudiado lo que te gusta y la vida te llevará de aquí para allá. Nosotros llegamos aquí para hacer una investigación de un año y llevamos 27 años porque realmente encontramos nuestra pasión en la investigación de los tumores cerebrales.
—Ustedes trabajan en un laboratorio en el centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas. ¿Cómo consiguieron llegar a un lugar tan prestigioso y cómo recuerdan el camino desde que empezaron en España?
—[Juan]Todos los hospitales son prestigiosos, eso lo primero. Lo segundo, también, es que estamos orgullosos de que nuestro hospital lleve la palabra cáncer en el título. Se llama MD Anderson Cancer Center, como dices tú, hospital oncológico. Cuando vinimos aquí hace 27 años, muy pocos hospitales en España se atrevían a llamarse hospitales de cáncer. Todavía la palabra cáncer era un estigma, era una señal de algo maligno; de hecho se llaman enfermedades malignas. Entonces, estábamos contentos de que aquí ese tabú, ese estigma, no era tan grande cómo de donde veníamos nosotros.
Para llegar ahí, fue interesante, como dice Cande, nos aceptaron en muchos sitios de EEUU, pero el único lugar en el que nos cogían a los dos, trabajando en proyectos similares y en el mismo departamento fue este instituto de Houston y entonces nos vinimos aquí. En aquel entonces no era tan prestigioso como ahora podrías pensar. Houston era conocido, ya lo sabréis, por la NASA, aunque es la capital mundial del petróleo también. Era sobre todo conocido por la NASA, pero el hospital no era tan importante.
Hemos tenido suerte y el hospital ha ido creciendo con nosotros dentro, lo cual siempre está bien. En resumen, fue un poco eso: era el único hospital de EEUU que aceptaba que estuviéramos los dos trabajando en el mismo proyecto.
—¿Qué avances han conseguido en la lucha contra el cáncer cerebral utilizando virus como tratamiento?
—[Candelaria] Los avances son muy poquitos siempre en el ámbito del cáncer. Para resumir un poco, cuando llegamos aquí queríamos sanar los cánceres usando virus que expulsaran moléculas que hicieran que la célula de cáncer muriera. Luego nos movimos a emplear virus que se replicaban dentro de las células de cáncer. El virus infecta una célula de cáncer, se replica dentro de la célula, la rompe, la alisa, infecta las células vecinas y así, en una onda de replicación,, hacemos diana en las células del cáncer. Tuvimos suerte porque estamos en un hospital de investigación todo el tiempo, pero en nuestro departamento hay investigadores y hay médicos, y la combinación de esto es quizás lo que nos ha ayudado a progresar. Nosotros hacemos la función de investigadores, estamos en un laboratorio y ahí manipulamos los virus, infectamos los virus en las células en algunos animalitos, ratoncitos, que nos ayudan a entender cómo funcionan los cánceres cerebrales. Luego hay médicos que atienden a pacientes y somos capaces de utilizar los virus que habíamos producido para que se pudieran llevar a las habitaciones de los pacientes y tratar esos pacientes en estudios clínicos. Y los resultados que hemos tenido son bastante esperanzadores, porque los tumores cerebrales son enfermedades bastante malignas. Probamos los tratamientos y pudimos ver que a algunos pacientes, no muchos, pero suficientes para alegrarnos, les inyectábamos los virus en los tumores cerebrales y tenían una supervivencia de varios años, lo cual no es muy habitual. Quizás esto ha sido lo más que hemos podido conseguir.
Somos parte de un equipo, como hemos dicho, de enfermeros, investigadores, clínicos y administradores, formando parte de un equipo de investigación donde puedes llevar tu contribución a la clínica. Y eso, quizás, ha sido lo más interesante para nosotros.
—¿Cómo de agresivos y peligrosos son los tumores cerebrales comparados con otro tipo de tumores en el resto del cuerpo?
—[Juan] El cáncer cerebral no es que sea maligno de por sí, sino que es muy malo y, de hecho, causa mucho daño a los pacientes por el sitio donde está. Entonces, si tienes un tumor maligno en la mano o en otra parte del cuerpo como el hígado, por ejemplo, te pueden amputar la mano y curarte o te pueden quitar una parte del hígado y curarte; pero si tienes un tumor en el cerebro, no se puede sacrificar el órgano, no te pueden separar la cabeza del cuerpo para curar el tumor. Entonces, eso es un gran problema. La malignidad digamos, la gravedad, de los tumores cerebrales se basa en el órgano en el que se encuentran. Aparte, el cerebro controla todas las funciones vitales, y, cuando el tumor crece, hace que el corazón no funcione bien, que no puedas respirar, que no puedas controlar la conciencia y que, entonces, entres en coma. O sea, que la gran diferencia entre un tumor en el cerebro y uno en otros órganos es que quizás otros tumores puedes abordarlos de manera quirúrgica y este no; y, luego, que por las funciones necesarias que controla el cerebro para estar vivo y estar consciente el tumor produce entonces una disminución enorme de la calidad de vida.
—¿Cuáles son los últimos avances más importantes contra el cáncer y cómo están afectando a su investigación?
—[Candelaria] El avance más importante que ha habido en el pasado es el uso de combinaciones de varias drogas, lo que es una quimioterapia, pero ahora lo que ha habido es un avance en la parte de lo que se llama inmunoterapia, que es usar lo que sabemos de la inmunología, por ejemplo, una infección. Pero el cuerpo también se defiende contra el cáncer; los glóbulos blancos que tenemos en la sangre moviéndose también detectan el cáncer. Entonces, lo que ha habido es un gran avance en entender cómo estos glóbulos blancos en la sangre detectan el cáncer y cómo aumentar esa actividad, para que, si en algún momento hay un cáncer dentro de tu cuerpo, sea posible que actúen contra el cáncer.
Y ese ha sido el avance más grande que ha habido en los últimos años. De hecho, la persona que ha avanzado en este campo se llama James Allison, está en nuestro hospital y le han dado el premio Nobel hace dos años. Esta ha sido una revolución importante contra el cáncer y, sobre todo, en los cánceres líquidos como leucemias y linfomas. Ahora se usan anticuerpos para aumentar esta inmunidad por un grupo de terapia. Hay también otra terapia de células que se llama CAR-T y eses son los dos avances más importantes ahora mismo: cómo la inmunidad puede destruir un cáncer y cómo mejorar esa inmunidad en los pacientes.
—¿De qué modo consideran que debido a la covid-19 se ha llegado a contribuir al apoyo a la investigación contra el cáncer y cómo ha afectado la pandemia a su trabajo?
—[Juan] La pandemia nos ha afectado a todos y los adolescentes debéis tener cuidado porque la pandemia afecta mucho a nivel psíquico. A nivel del cáncer ha tenido varias repercusiones: una, por ejemplo, es que los enfermos que tienen cáncer y se han infectado con el virus empeoraron. Pero esto es lo que pasaba normalmente, lo que suele pasar cuando cogen infecciones. Pero una cosa muy curiosa que ha pasado es que ha habido un porcentaje pequeño de pacientes que tenían leucemias, linfomas o mielomas que cogieron una infección por el coronavirus y la inflamación que dirigían contra el virus, la dirigían también contra el tumor y mejoraban del tumor. Estos casos son excepcionales, pero justifican completamente el trabajo que hacemos nosotros que es completamente tratar de amaestrar bien a los virus para que destruyan exclusivamente las células de los tumores.
Por otra parte, la pandemia ha creado un choque entre lo que son los intereses políticos de algunos grupos de EEUU o las supersticiones de la sociedad y la ciencia. La ciencia ha conseguido generar vacunas en un tiempo muy rápido y la ciencia es la que, al final, ha conseguido derrotar esta pandemia. Y lo está haciendo a través de las medidas de prevención, no requieren ningún tipo de tratamiento, como con las vacunas, que son tratamientos. Por eso yo creo que ha sido muy importante para las personas perjudicadas darse cuenta de dos cosas: una, que con el cambio climático vamos a tener más pandemias; y la otra, que la ciencia es el mejor instrumento que tenemos, aunque no sea perfecto, pero es el que tenemos para salir adelante. Queremos que toda la sociedad se dé cuenta de esto y de cómo hay que apoyar esta situación, porque, al final, esto es lo que nos va a sacar de problemas enormes que va a haber con respecto a enfermedades tanto antiguas como nuevas que van a aparecer debido al cambio climático.
—Poco a poco la ciencia va ganando batallas contra el cáncer, porque hay más tratamientos para enfrentarnos a una enfermedad que tiene muchas variantes. ¿A qué distancia estamos del día en que haya una respuesta que sirva para todos los tipos de cánceres?
—[Candelaria] Estamos viendo cómo algunos cánceres están siendo derrotados. Cuando nosotros estudiamos medicina, los niños con leucemia no tenían muy buen pronóstico Sin embargo, tener una leucemia ahora es una enfermedad que se puede tratar.
En los últimos años, por ejemplo, pacientes con melanoma, que es un cáncer de la piel que cuando estaba avanzado el pronóstico era muy malo, sin embargo, ahora hay pacientes con diez años de supervivencia y que seguirán vivos más tiempo. O sea, poco a poco la sociedad está avanzando en batallar muchos tipos de cáncer y también en prevenir. Por ejemplo, el melanoma ahora es mucho menos frecuente porque nos ponemos crema para protegernos contra el sol. O también vemos que la gente ha dejado de fumar para no tener cáncer de pulmón.
¿Cuándo veremos una cura para todos los cánceres? No sé si llegaremos a ver esto con nuestros ojos, pero sí que creo que podremos ver que muchos cánceres van a ser tratados como enfermedades crónicas. Tendremos un cáncer pero se tratará y tendremos que seguir haciendo visitas al médico. Igual alguno de vosotros se anima y estudia medicina, biología, química o enfermería y podéis ayudar en eso.
—En su opinión, ¿de qué modo cree que el cáncer es la enfermedad que más puede afectar a la humanidad a largo plazo?
—[Juan] Volvemos otra vez al cambio climático, que va a conseguir, entre otras cosas, que probablemente el cáncer sea la enfermedad que cause más muertes antes de que acabe el siglo. En este sentido, estamos avanzando a nivel molecular, conociéndolo y creando nuevos tratamientos, pero los desastres que van a venir, unidos al aumento de las temperaturas en el planeta, van a causar que ese cáncer vuelva a salir. De todas maneras, este sería un pronóstico pesimista. Yo creo que tenemos que seguir progresando. Hace poco se pensaba que las enfermedades cardiovasculares no iban a poder curarse, enfermedades como el infarto de miocardio, otra de las causas importantes de muerte como el cáncer. Sin embargo, se han producido avances prodigiosos en ese campo. Y no descartamos que se sigan produciendo avances en el cáncer, pero ahora mismo parece que el cambio climático, con el aumento de la exposición a un sol más intenso, va a hacer que se incremente el cáncer de piel en muchas partes del planeta. Por otra parte, la contaminación de las aguas con productos tóxicos va a producir un aumento del cáncer gastrointestinal y la polución del aire, que nos afecta constantemente, va a aumentar la incidencia del cáncer de pulmón.
Por eso, el cambio climático es un gran factor y está progresando de manera muy acelerada para hacer que el cáncer sea una de las enfermedades más graves antes de que acabe el siglo para todo el planeta.
—A este paso, ¿cuál cree que va a ser el cáncer más difícil de tratar y cuándo se va a encontrar una solución para él y por qué?
—[Candelaria] Quizás son los tumores que son más difíciles de darnos cuenta de que los tenemos cuando son pequeños. Esto ocurre porque no tenemos síntomas y no notamos nada. Y esto ocurre en el cáncer cerebral, que es el que estudiamos nosotros, pero también están el cáncer de páncreas o el cáncer de ovario. Estos son, entre otros, los tumores que son más difíciles de tratar porque, cuando el paciente se da cuenta que lo tiene porque se encuentra mal y va al médico, los tumores ya están muy esparcidos. Esos son los más difíciles de tratar.
Por otra parte, es posible que los avances en inmunología nos ayudarán un poco a descubrir esos tumores y tratarlos.
—¿Cómo es de importante el trabajo en equipo entre ustedes dos para el desarrollo de terapias como el virus que descubrieron contra el cáncer cerebral?
—[Juan] Para Cande su ídolo científico era una polaca-francesa que se llamaba Marie Curie. Marie Curie hizo todos sus descubrimientos seminales al principio con su marido. Hay muchos más ejemplos de matrimonios que han conseguido que esto progrese. La primera vacuna efectiva que se hace contra el coronavirus la desarrolla también un matrimonio de inmigrantes turcos en Alemania. El trabajo en equipo en ciencias no es que sea importante en ciencia, sino que es lo único que vale. Los descubrimientos en ciencias son siempre colectivos. Por eso es un poco absurdo dar un premio a una persona como se da en el premio Nobel, por ejemplo. Del premio Nobel se dice que casi nunca están todos los que deberían estar y que algunos de los que están no deberían estar ahí. El premio Nobel identifica a una, dos o tres personas, pero no demuestra que ha sido el esfuerzo de miles de personas realmente lo que ha llevado a ese descubrimiento. Es decir, que el trabajo en equipo es un factor esencial para la ciencia.
En cuanto a nosotros, es una historia de amor que empieza por dos cosas: por la otra persona y por el trabajo que se realiza. Hay una canción de Bruce Springsteen que es un rockero muy bueno que decía: “Dos corazones hacen que el trabajo se haga”. Por eso somos más fuertes, por lo menos yo, ya que Cande está aquí y Cande me da mucha más fuerza para seguir y parar darle sentido a lo que hago. Es extraordinariamente importante que hayamos empezado esta aventura los dos juntos y que sigamos juntos todavía.
—La gente sabe que existen varios tipos de cáncer, pero los hay que son mucho más peligrosos. ¿Por qué hay esta diferencia entre cánceres muy agresivos y otros que no lo son tanto?
—[Candelaria] Por varios motivos. Uno, porque hay tumores que cuando el doctor se da cuenta de que lo tienes ya están muy avanzados para que respondan a un tratamiento y otros pueden ser más agresivos por la zona donde está el tumor. Como decía Juan, si el tumor está en el cerebro, te puede afectar a cosas como ver, caminar, comer, hablar o escuchar.
Pero el tumor puede ser agresivo porque no te deja trabajar. Si tienes algún tumor y tu estado físico disminuye, es una agresión a tu cuerpo. Hay muchas formas de agresividad y todos los tipos de cáncer son agresivos de una forma u otra. Porque hay que hacer cirugías, porque te tienen que dar quimioterapia y porque los medicamentos son muy agresivos. En general, el cáncer es una enfermedad agresiva.
—Para algunos tipos de cáncer se utilizan medicamentos y tratamientos que tienen efectos secundarios. ¿Cómo se está luchando y avanzando contra estos problemas?
—[Juan] Es un gran problema. Nosotros usamos un virus para tratar el cáncer y los virus son muy agresivos. Virus en latín significa veneno y esto viene al caso porque la mayoría de los tratamientos que se utilizan en el cáncer son venenos; es decir, usamos tratamientos como la quimioterapia, por ejemplo, que se dispara contra células que están creciendo rápidamente, pero eso no quiere decir que las células que no crezcan tan rápidamente no puedan ser afectadas por el tratamiento. muchas veces los pacientes tienen muchos más síntomas como fatiga, infecciones o sangrados debido a los tratamientos que al propio cáncer. Por eso hay un gran esfuerzo para eliminar la toxicidad y para erradicar los efectos de los medicamentos que no se controlan, pero no hemos podido llegar a ello.
Ahora mismo hay que ser muy críticos y hay que asumir que el tratamiento contra el cáncer es muy agresivo: la cirugía es muy agresiva, la radioterapia es muy agresiva, la quimioterapia es muy agresiva. Yo creo que dentro de unos años podremos tener medicamentos que sean realmente dirigidos contra el cáncer, que no afecten a las células normales y que nos permitan eliminar la toxicidad. Pero, por el momento, estamos bastante lejos de conseguir eso y nos sentimos muy culpables. Es una cosa que no deja dormir a muchos investigadores que el tratamiento del cáncer tenga tantos efectos secundarios.
—¿En qué proyecto están trabajando en la actualidad y qué importancia tendrá en el futuro de la lucha contra el cáncer?
—[Candelaria] Desde que llegamos aquí estamos muy centrados en los tumores cerebrales, y cuando digo tumores cerebrales me refiero a los primarios, los que nacen de las células del cerebro, pero estamos muy interesados también en los secundarios, que son las metástasis de otros tumores; es decir, cuando alguien que tiene cáncer de mama o de pulmón tiene metástasis de ese tumor en el cerebro. Seguimos centrados, y quizás nuestra investigación se ha caracterizado por estar muy centrada, en el estudio del uso de virus para tratar tumores. No hemos variado mucho nuestra línea de investigación, pero sí hemos incorporado algunas cosas. Sabemos que la acción de los virus en los tumores es debida a una modificación que comenzamos desde la inmunidad, que es desde tus propias defensas, y nos hemos centrado en aumentar esa actividad de inmunidad contra el tumor utilizando los virus. Pero sí que hemos estado bastante centrados en esa área porque de verdad ha funcionado en varios pacientes y hay que seguir dando con el martillo en el mismo clavo hasta que se consiga.
—Hay muchos tipos de cáncer muy peligrosos y algunos no tienen cura. ¿De qué modo cree que en el futuro habrá una cura para todos los tipos de cáncer?
—[Juan] Hay muchos tipos, son muy diferentes y las causas que los producen son diferentes también. Pero quizás los dos factores que son responsables de la mayoría de los cánceres ahora en este momento son el envejecimiento y la exposición al sol. Que te hagas mayor hace que tengas más cáncer, la incidencia de cáncer es más grande entre los 65 y los 75 años. O sea, que si envejeces, vas a tener cáncer. Por otra parte, si estás en la calle y te da el sol también tienes posibilidades también de tener cáncer. Entonces, como ves, envejecer y la exposición al sol son muy difíciles de prevenir. Pero, según cuál sea la causa del cáncer, se puede actuar de manera muy rápida y prevenir. Para vosotros es muy importante saber que existe un virus que se llama virus del papiloma humano que produce un tipo de cáncer que es tratable con la vacuna. Este virus se transmite con las relaciones sexuales y se previene poniéndose una vacuna, tanto las chicas como los chicos. Si vuestra generación que ahora se va a vacunar contra el papiloma humano, lo hace, es muy posible que en el futuro el cáncer de cérvix, de útero, y el cáncer de pene disminuyan una enormidad.
Cuando descubrimos que el tabaco producía cáncer de pulmón o que el alcohol produce cáncer de hígado, es decir, cuando eliminas el factor que produce el cáncer consigues hacer descender considerablemente la incidencia de la enfermedad. Pero el problema es que casi todo produce cáncer; incluso escoger los padres equivocados produce cáncer porque puedes heredar dos genes que, combinados en tí, te produzcan un cáncer. Por eso es muy difícil que podamos prevenir todos los cánceres, pero sí que podremos disminuir la gravedad para convertirlos, como Cande ha dicho, en una enfermedad crónica como la diabetes, pero que no serán fatales.
—En la actualidad el SARS-CoV-2, el virus del coronavirus, está por todas partes, pero, ¿qué tipos de virus han estado utilizado en sus estudios?
—[Candelaria] El virus que usamos es el adenovirus, el que produce el resfriado común. Vosotros ya lo habréis tenido. ¿Por qué elegimos este virus para purificarlo y usarlo como una terapia para el tratamiento? Es porque lo que produce son cosas bastante sencillas. Por un constipado a lo mejor estás 3 días sin ir a la escuela o sin ir al trabajo y normalmente nunca tienes que ir al hospital; igual vas al médico de cabecera y te dice que te tomes una sopa de pollo y un poco de gelocatil, y por eso elegimos el adenovirus. Hay otros grupos haciendo por eso terapia vírica. Están buscando otros virus como herpes virus, poliovirus que están teniendo resultados esperanzadores, pero nosotros nos hemos agarrado más al adenovirus por lo benigno que puede ser, ya que solamente da enfermedades graves en pacientes que tienen la inmunidad muy deteriorada y esos son casos muy extremos.
—Antes Juan comentó la importancia del trabajo en equipo para los dos. ¿Tuvo, Candelaria, algún obstáculo a lo largo de su carrera por ser mujer?
—[Candelaria] Sí, yo creo que sí, y espero que vosotras no lo tengáis ya. Incluso aquí, que quizás es una sociedad más avanzada, puedes notar diferencias de tratamiento. Y yo creo que tenemos que solucionarlo entre nosotras, ayudándonos unas a otras, para que esto desaparezca. Yo creo que mi madre, aunque no estaba en el área de la ciencia, se vio más afectada y que vosotras os vais a ver menos afectadas. Pero sí que ha habido situaciones en las que me he sentido incómoda incluso con jefes nuestros que veía que trataban diferente a Juan de como me trataban a mí. Pero creo que estamos en una posición buena y que en las escuelas de medicina o biología al menos el 50% de los estudiantes son mujeres; creo que no es difícil encontrar una posición de investigadora o de médico si eres mujer, pero síes más difícil subir en los niveles de carrera, como ser jefe de un departamento, si eres mujer ahora mismo., pero creo que en vuestra generación, si seguimos apoyándonos y tenemos hombres como vuestro maestro o un compañero como Juan de nuestro lado, esas diferencias desaparecerán.
—[Juan] Sigue siendo más difícil para una mujer estar aquí y estar en los diferentes lugares de la vida profesional y social. A nosotros nos pasa algo curioso porque, si saben que Cande es neuróloga, a mí me dicen: “Tú también eres neurólogo, ¿no?” Pero si saben que yo soy neurólogo, se sorprenden mucho de que Cande lo sea también. Parece que por ser mujer no podrías tener el mismo título. Esto pasa con muchísima frecuencia y siempre es hacia ella y nunca hacia mí. Por eso hay que estar muy pendientes de esta discriminación hacia la mujer en la sociedad, que existe y hay que tratar de vencerla porque estuvimos hablando antes de Madame Curie y grandes avances de la ciencia son obra de mujeres y muy pocos han sido reconocidos. El premio Nobel, por ejemplo, tiene una histórica misoginia en el sentido de odio a la mujer. Además, las universidades no daban plazas de profesoras hasta hace bien poco y esto está en todos los estamentos sociales, desde el cultural al científico y al religioso. La religión cristiana tiene todavía prejuicios contra la mujer, que no puede decir misa, por ejemplo. Pero también otras religiones como la musulmana, que discrimina a las mujeres. El problema de cómo está la mujer apartada de todo lo que es el progreso y el éxito de la sociedad es algo que debemos esforzarnos en combatir porque así nos irá mejor a todos y conseguiremos acercarnos a esa igualdad.
—[Candelaria] Las diferencias ahora a veces son lo que se llaman microagresiones que son difíciles de notar, pero cuando eres mujer también te van afectando. Lo que os ha dicho Juan antes de que me pregunten si yo también soy neuróloga son comentarios discriminatorios. O cuando mi jefe, cuando estaba embarazada, me preguntó si iba a seguir trabajando, algo que no le preguntó a Juan. Son cosas pequeñas sobre las que hay que estar alerta. Pero yo estoy segura de que si vosotras seguís empujando, con la ayuda de los varones en el grupo, seguro que lo solucionaremos.
—¿Cómo de importante es la divulgación de estos temas en el público de las diferentes edades?
—[Juan] Nosotros estamos haciendo un intento de divulgación importante. El problema de cuando tratas de divulgar es que a los científicos puros no les gusta mucho que se haga divulgación. Se piensa que uno tiene que hablar solo de lo que sabe y de una manera muy estricta y exacta. Sin embargo, esto hay que hacerlo en los artículos científicos, pero la cura del cáncer solo vendrá si, por ejemplo, personas como vosotros, alguno de vosotros, acaba teniendo interés en hacer alguna carrera que tenga que ver con el cáncer y la manera de llegar a vosotros, es hacer entrevistas como esta en las que no vamos a hablar aquí con detalle de la estructura molecular de los adenovirus, pero vamos a hablar de cuál es la importancia social del cáncer y de cómo se puede solucionar y de cuáles son los mayores problemas. Porque vosotros venís detrás de nosotros y, como ya os he dicho, yo escuché una charla con médicos cuando estaba en el instituto y eso de alguna manera me influenció también para estudiar medicina.
La divulgación tiene un papel enorme en la sociedad y hay que seguir haciéndola y manteniéndola, pero también os quiero decir una cosa que sabe poca gente: el divulgador paga un precio; o sea, el científico que se atreve a escribir un libro de divulgación, como Carl Sagan, que para mí es un héroe y que escribió un libro que se llama Cosmos sobre el universo cuando trabajaba con la NASA y tuvo que pagar un precio. Cuando publicó este libro, muy popular entre la gente y que hizo que mucha gente se decidiera a ser astrofísico o interesarse por la vida en otros planetas, él pagó un precio muy alto. De hecho, no le cogieron en una universidad a la que quería ir, Harvard, y acabó yendo a otra universidad que es también muy buena que se llama Cornell. No fue a Harvard en parte por esto. Por la creencia de que si eres un divulgador, eres superficial y hablas de lo que no sabes.
Pero la divulgación, a pesar del precio que paga el divulgador, es extraordinariamente importante, tanto para prevenir las enfermedades, como para educar a la gente, como para conseguir mentalizar y apoyar la carrera de los que sois más jóvenes hacia lo que es la medicina y lo que es el tratamiento del cáncer.