María Abad Méndez es una investigadora especializada en las células madre y el cáncer. En 2003 se licenció en ciencias biológicas en la Universidad Autónoma de Madrid. Desde 2003 a 2008 fue estudiante de doctorado en el Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols y se doctoró ese año en la Universidad Autónoma madrileña en bioquímica, biología molecular y biomedicina. Entre 2009 y 2014 hizo el postdoctorado en el CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas). Después de realizar una estancia postdoctoral entre 2014 y 2016 en la UT Southwestern Medical Center de Dallas, Texas, EE. UU., es actualmente Investigadora Principal del Grupo de la Plasticidad Celular y Cáncer del Instituto de Oncología Vall d´Hebron (VHIO) de Barcelona.
Esta investigadora defiende que “si intentamos no envejecer e intentamos rejuvenecer tejidos, estamos facilitando la aparición de tumores”, e insiste en que “esta sociedad no está preparada para una población inmortal”. Una posibilidad y un debate que, según ella, “ni los gobiernos ni ninguna entidad se ha planteado todavía”.
—¿Cómo empezó a interesarse en la investigación sobre las células madre y cómo recuerda sus inicios?
—Empecé a interesarme justo antes de que empezara mis estudios postdoctorales en el CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas). Por ese entonces acababa de descubrirse que un investigador en Japón, cuyo nombre es Shin’ya Yamanaka, que había descubierto que podemos convertir células madre en células de muchos tejidos, diferenciadas de la piel del intestino. Eso fue muy revolucionario, con esta técnica que se llama reprogramación celular. Fue muy conocido y es la razón por la que me interesé por este campo. Por eso, cuando me incorporé a este laboratorio, quise proseguir con la investigación.
—¿En qué estado están actualmente las investigaciones sobre las células madre, el cáncer y el envejecimiento?
—En cuanto a la tecnología de reproducción celular, que es la que nos permite convertir células de la piel o del intestino en células madre de cualquier paciente, ya está en ensayos clínicos, y podemos aislar células de un paciente, convertirlas en sus propias células madre y diferenciarlas en lo que queramos. Esto ya se está aplicando y ensayando en humanos para el Párkinson, para regenerar corazones infartados, para degeneraciones de la mácula en el ojo, etc.
Actualmente es una tecnología que, en un tiempo récord, está ya en la clínica. Esto en cuanto a medicina regenerativa. En cuanto al cáncer, estamos más atrasados, porque sabemos que las células tumorales también son capaces de hacer este proceso de una manera mucho más redundante, y que necesitan adquirir capacidades de las células madre para formar tumores e invadir otros tejidos. Entonces, esas células madre son capaces de hacer tejidos y también son capaces de llegar a parecerse mucho a una célula madre, algo que es muy ventajoso para los tumores.
Por ahora sabemos que esto ocurre, y las investigaciones actuales intentan saber cómo ocurre para poder frenarlo. Y, solo cuando entendamos cómo las células tumorales lo hacen, es cuando podremos combatirlo.
—¿A qué dificultades se enfrentan usted y los demás investigadores que participan en esta investigación?
—Hay muchas dificultades. En primer lugar, una de ellas es la falta de financiación y apoyo para ir más rápido porque en estos países es importante que se fomente más la investigación y nos den más apoyo para poder investigar de una forma más eficiente. Esto no es solo en mi campo, sino que es en casi todos los campos de la biomedicina.
En cuanto a las dificultades más específicas en este campo, es que hay un balance entre rejuvenecer o envejecer y el cáncer. Entonces, si intentamos no envejecer e intentamos rejuvenecer tejidos, estamos facilitando la aparición de tumores, porque son procesos muy ligados. De hecho, la mayoría de los tumores aparecen cuando envejecemos. Una dificultad es intentar tener cáncer y no hacernos viejos, o ser viejos y que no tengamos cáncer. Y es súper interesante.
—¿De qué modo son las células madre el camino hacia el retraso del envejecimiento y el camino hacia la inmortalidad?
—El foco ahora mismo en el campo es intentar envejecer de una manera mucho más saludable o alargar la vida de una manera que seamos mayores y no tengamos muchas enfermedades o dolencias, no querer ser inmortales.
Las células madre son las que generan todos nuestros tejidos. Y es, cuando nos hacemos viejos, cuando nuestras células madre empiezan a ser mayores y no son capaces de regenerar estos tejidos y acaban debilitándose. Entonces, si somos capaces de mantener esas células madre jóvenes, mantendremos nuestros tejidos jóvenes.
—¿Por qué cree usted que no debemos hallar el camino hacia la inmortalidad?
—Para mí no tiene mucho sentido hoy en día hallar la inmortalidad, ya que es un problema muy grande, porque trae asociados en realidad, problemas sociológicos, éticos, que no están resueltos todavía. Esta sociedad, en mi opinión, no está preparada para una población inmortal. ¿Podremos ser todos inmortales de repente? Tendríamos que dejar de meter gente en nuestro planeta, y no podríamos reproducirnos igual. Y hay gente que, a lo mejor, decide tener hijos y no ser inmortal, pues eso no está regulado. Y no estamos preparados psicológicamente para una sociedad inmortal. De hecho, estamos tan lejos de conseguir la inmortalidad que no hemos llegado a resolver todos estos aspectos éticos, sociales, que conllevaría una sociedad inmortal. De momento, estamos con el objetivo de llegar a viejos más saludables porque todo el mundo querría eso.
“El foco ahora mismo en el campo, es intentar envejecer de una manera mucho más saludable”
—En el desarrollo de la investigación con células madre, ¿de qué manera son todo ventajas o hay también inconvenientes y obstáculos?
—Hay muchos inconvenientes y obstáculos. El primero es técnico, porque tecnológicamente es complicado. Luego están todos estos consensos, todos estos aspectos éticos que comentábamos, ya que en muchos países no se puede trabajar con células madre humanas. Es un campo complicado en el que todavía estamos aprendiendo mucho y solo cuando comprendamos muy bien toda la biología de estas células madre en este proceso de reprogramación celular seremos más eficientes. La complejidad es que en realidad es un campo relativamente nuevo. Fue en 2006 cuando este investigador japonés que comentaba antes demostró que podríamos generar en el laboratorio células madre; y no ha pasado mucho tiempo desde entonces. Aunque ha ido super rápido el campo, todavía nos queda mucho por aprender. Hay muchas cosas que no conocemos. Esto que comentaba antes sobre su relación con el cáncer tenemos que comprenderlo mucho mejor antes de poder aplicarlo en humanos.
—Hablando de obstáculos, ¿cómo ha afectado la pandemia a su investigación?
—Tengo que decir que afortunadamente ha afectado mucho menos de lo que pensábamos que iba a afectar porque los investigadores que tengo en mi equipo han tenido una fuerza de voluntad y un compromiso super alto con el trabajo y han hecho todo lo posible para minimizar este impacto de la pandemia. Por supuesto, tuvimos que dejar de venir al laboratorio por mucho tiempo, tuvimos que parar drásticamente los experimentos con animales o los experimentos con células. Y, una vez que se para, hay mucho trabajo y se pierde mucho tiempo en volver a reactivar todo. Cuando pudimos volver al laboratorio tampoco pudimos volver al ritmo de antes porque teníamos que tener unas restricciones con el número de personas que estaban a la vez. Entonces, sí que es cierto que ha sido un periodo de dos años en el que el ritmo no ha sido el que llevamos hasta ahora, pero han aumentado todos la flexibilidad y hemos trabajado en fines de semana o durante las noches Hicimos todo el esfuerzo posible para tratar de minimizarlo y, ciertamente, no ha sido para tanto como pensábamos.
—A nivel personal, ¿le ha afectado mucho el parón por la covid?
—A nivel personal he de decir que lo más importante es que mis seres queridos estaban bien. Hemos cogido el covid la mayoría ya, pero nos ha pillado vacunados. Gracias a la ciencia y la tecnología rápidamente se desarrollaron vacunas que nos han hecho pasar esto de una manera más liviana. De manera personal he estado realmente preocupada como lo habéis estado todos. Personalmente, hemos tenido mucha suerte y no ha afectado de manera grave a ningún ser querido, aunque es cierto que, como todos, he tenido ese nivel de estrés y preocupación por mis seres queridos, por la gente de mi laboratorio, por cómo iba a afectar esto a nuestras vidas y esa incertidumbre que teníamos todos de cuándo se acababa esto, de cuándo y cómo se va a acabar. Todo ha pasado, he de decir que nada grave ha ocurrido y estoy muy contenta.
—¿Cómo se pueden frenar enfermedades como el cáncer teniendo una tasa de mortalidad tan alta como la que hay en cánceres como los de pulmón o páncreas?
—Con investigación, con investigación y más investigación. La causa principal de por qué los pacientes mueren cuando desarrollan un tumor es porque lo diagnosticamos tarde. Normalmente el fallo es que nos damos cuenta tarde de que ese paciente ya tiene un tumor y, de hecho, los tumores como el cáncer de mama o el cáncer testicular, que están visibles y nos damos cuenta pronto, tienen unas tasas de supervivencia mayores. Necesitamos aprender a detectarlos antes y también necesitamos aprender cuál es la biología de estos tumores para poder atacarlos, incluso cuando nos hemos dado cuenta tarde. Pero está claro que todo pasa por poner más esfuerzo en investigación y poner más esfuerzo en el desarrollo de fármacos. Es lo que se ha demostrado hasta ahora que funciona.
—Ya que el cáncer se produce debido a células que se reproducen descontroladamente, ¿cómo es que a las células madre no les puede ocurrir esto?
—De hecho, sí les puede pasar. Es una pregunta muy interesante. Y de hecho se piensa que muchos tumores aparecen cuando esto les ocurre a las células madre. Entonces, son tumores mucho más agresivos porque, si parte de una célula que ya tiene características de célula madre, es una bomba. Y sí, puede pasar que las células madre que tenemos en el cuerpo en las zonas de la piel, las células de nuestro cerebro, las células madre del intestino se pueden también volver un poco locas y empezar a proliferar y pueden adquirir mutaciones, pero también sufrir distintos daños y convertirse en flora tumoral. Sí les puede ocurrir.
—Si fuera posible frenar el cáncer, ¿de qué modo piensa que se puede llegar a conseguir y qué está aportando su línea de investigación en este sentido?
—Como yo he dicho anteriormente, la mayoría de las curaciones pasan cuando lo detectamos pronto y por eso ahora mismo hay muchas líneas de investigación de biopsia líquida; es decir, que podamos hacernos un análisis de sangre y solo con ese análisis sepamos si esa persona está desarrollando un tumor de manera muy temprana. Eso segurísimo que aumentaría la tasa de éxito muchísimo. Creo que viene por una detección temprana de los tumores, porque estamos aprendiendo que los tumores no están solos, que son como ecosistemas. Hasta ahora pensad que todas las terapias se dirigían hacia las células tumorales. La quimioterapia o la radioterapia estaban encaminadas a matar a las células tumorales. Nos hemos dado cuenta de que los tumores son como ecosistemas que tienen células tumorales, pero también tienen células del sistema inmune, tienen fibroblastos y tienen vasos sanguíneos.. Este es un ecosistema y el tumor educa este ecosistema y está en comunicación con los otros miembros.Por eso, con.Por eso, con la inmunoterapia, teniendo en cuenta de que son ecosistema, estamos luchando contra los tumores de manera muy efectiva.. o Estamos Estamos educando al sistema inmune, que es parte de este ecosistema, a que ataque al tumor en vez de intentar matar células madre directamente con drogas;; educamos al sistema inmune para decirle: “Te tienes que comer estas células tumorales que son malas”; o a los vasos sanguíneos decirles: “Que no haya vasos sanguíneos en este tumor que lo alimenten”. Por eso. Por eso hay una revolución en este sentido cuando nos hemos dado cuenta de que los tumores no solo son células tumorales y que son mucho más. Hemos visto que hay otras líneas de investigación y que podemos atacar a estos tumores desde otros frentes que, de hecho, están siendo muy productivos y muy eficaces, como la inmunoterapia.
“Nos hemos dado cuenta de que los tumores no solo son células tumorales sino que son mucho más”
—¿De qué manera están relacionados el tratamiento del cáncer y otras enfermedades con la investigación sobre el envejecimiento y la posible inmortalidad?
—El cáncer y el envejecimiento van de la mano. La mayoría de los tumores aparecen cuando envejecemos. Podemos decir que el cáncer es una enfermedad que aparece con la edad, y, como os he dicho antes, perdemos la juventud cuando ganamos la capacidad de formar tumores y, si frenamos los tumores, nos hacemos más viejos. Entonces son procesos muy ligados. Porque están tan ligados no se conocen muy bien, aunque se empiezan a conocer y por eso estamos investigando activamente en esta línea.
—Entonces, ¿de qué modo ayuda el estudio de una a la investigación de la otra y viceversa?
—Como están conectados, sí sabemos cómo rejuvenecer a una célula, pero tenemos que tener en cuenta que estas drogas o estos mecanismos que aplicamos para rejuvenecer a una célula también están siendo importantes para la formación de tumores. Entonces es una manera de aprender de los dos procesos. Lo ideal sería encontrar cosas únicas, que mucha gente busca, y ver qué los diferencian, en vez de qué los une, que son muchas cosas.. Pero es un campo en el que estamos actualmente investigando en muchos laboratorios porque todavía no sabemos.
—Si envejecer es la fuente de muchas enfermedades, ¿de qué manera es una respuesta aceptable retrasar este proceso?
—El debate está casi en lo que comentábamos antes: en tener, para mí, un envejecimiento saludable. No pretendemos ser inmortales pero sí llegar a ser viejos con menos dolencias, con menos problemas. Y eso yo creo que sí que es muy aceptable, éticamente. Es casi para nosotros un deber intentar buscar eso. Es bueno para el sistema de salud, es bueno económicamente, ya que también nos gastaremos menos dinero en fármacos y en medicinas y todos estaremos mejor. No hay un problema ético en intentar envejecer mejor. Alargar la vida para mí ya es otra cosa.
—¿Cómo ayuda y ayudará su investigación a la cura de los cánceres más agresivos?
—Estamos intentando, por ejemplo, combatir el cáncer de páncreas, que es uno de los más agresivos. Y como os comentaba antes, es agresivo porque se diagnostica también normalmente muy tarde. En mi laboratorio, por ejemplo, estamos estudiando esta conexión que os contaba entre las células tumorales y los otros componentes de este ecosistema, entre las células inmunitarias, entre las células que son fibroblastos y las células de soporte (celula glial), porque sabemos que estas células tumorales se comunican con ellas y, por lo tanto, queremos interrumpir esa comunicación. Esto es lo que estamos haciendo en cuanto al cáncer de páncreas, que es uno de los más agresivos.
—Si en un futuro conseguimos llegar a algo similar a la inmortalidad, ¿cree que solo unos pocos privilegiados como Jeff Bezos podrían acceder a esos tratamientos?
—Es un poco difícil seguir con el debate que hemos empezado antes. Supongo que decís Jeff Bezos porque sabéis o porque habéis leído que Jeff Bezos está financiando una compañía que de hecho va a financiar mis investigaciones. Pero he de decir que la prensa se ha vendido muy mal. Jeff Bezos tampoco quiere ser inmortal. Así se ha vendido la prensa, pero Jeff Bezos es muy consciente de que muy posiblemente no llegue a ver estos avances y él no llegue a ver esta tecnología que nos permita ser inmortales;; si en algún momento llegamos a conseguirlo. Jeff Bezos, entre otra gente que aporta dinero, en lo que se ha interesado es en investigar para conseguir que envejezcamos mejor de manera más saludable. Si algún día llegamos a ser inmortales, supongo que habrá unos problemas éticos y sociales a los que nos tendremos que enfrentar porque ya sois conscientes vosotros hoy en día de que sin estas posibilidades ya vivimos en un mundo muy desigual, de que hay muchas desigualdades entre países, continentes e incluso dentro del mismo país. Sabemos que no todos tenemos la misma clase social ni los mismos beneficios. Es un debate súper interesante, pero demasiado complicado. Por eso creo que, ahora mismo, ni los gobiernos ni ninguna entidad se ha planteado todavía este debate y necesitamos a expertos en ética, en filosofía, en sociología, que se reúnan y que empiecen a debatir sobre este tema. Estamos todavía tan lejos técnicamente y tecnológicamente que no nos urge. No tenemos todavía la llave de la inmortalidad. Pero, si algún día llegamos a ella, anticipo que será un problemón y que tendrá que resolverse con equipos muy multidisciplinares.
—¿Qué soluciones ofrecería a los problemas económicos y de sostenibilidad que podría traer la inmortalidad?
—No tengo respuesta. Es que estoy casi tan en contra de esa idea de que todos podamos ser inmortales. No lo veo viable, aunque quizá con el tiempo. No sabe nadie cómo va a ser la sociedad dentro de 50 años. Podemos hacer conjeturas. Pero creo que hace 50 años no se imaginaban que la sociedad estaría en este momento. De la misma manera, creo que no tenemos mucha idea de cómo va a ser nuestra sociedad en 50 o 100 años. Quizá para ese entonces con los avances tecnológicos incluso habremos llegado a soluciones. Hoy en día, con la sociedad que tenemos no lo veo viable. No veo que haya una solución inmediata ni fácil que dé respuesta a todos los problemas éticos. Si ahora pudiéramos aplicar esto, seguramente vendría de la mano de muchas desigualdades y muchas injusticias. A lo mejor, lo que pasa es que ahora mismo soy incapaz de predecir cómo va a ser nuestra sociedad dentro de 50 o 100 años, que a lo mejor es cuando vemos esta posibilidad de ser inmortal. Como decía, lo veo tan lejos que no lo quiero ni plantear, porque no estamos preparados para eso.
—Mirando hacia el futuro, ¿cómo podemos contar con resultados concretos en la investigación de las células madre que marquen un inicio del fin del cáncer y que retrasen significativamente el envejecimiento?
—Es una pregunta sin resolver. Ahora mismo, precisamente, estamos nosotros y otros laboratorios probando varios protocolos y varias intervenciones destinadas a eso, a que rejuvenezcamos pero no aumentemos el riesgo de desarrollar tumores. Cómo lo vamos a conseguir y cuáles van a ser los avances es impredecible. Hay muchísima gente trabajando en ello, y estoy convencida de que lo conseguiremos. Pero todavía es pronto para saberlo.
—¿Qué planes de investigación tiene para el futuro?
—Para el futuro quiero seguir en esta línea. De hecho es muy interesante lo que tú me preguntabas antes de cómo es la unión entre cáncer y rejuvenecer. Porque creo que no ganamos nada si nos ponemos más jóvenes y más sanos si dentro de un mes tenemos tumores por todo el cuerpo. Entonces, yo pienso que el poder llevar estas tecnologías, estos avances a la práctica clínica y al paciente solo va a venir acompañado cuando controlemos esta dualidad, estas cosas que tienen en común el cáncer y el envejecimiento. Y ahí me quiero enfocar.