UD 7: El origen de la sociedad

Redacatada entre el 330 y el 323 a.C., la “Política” se puede considerar en lo esencial como una de las últimas obras de Aristóteles (384-322 a.C.). En ella, el discípulo de Platón se erige en defensor de la “polis” tomando en consideración sus posibilidades históricas y sus grandes realizaciones civilizadoras. Frente al desarraigo y el exacerbado individualismo dominantes en la Grecia de la época, y contra los que creen en el buen salvaje, Aristóteles hace hincapié en el carácter social del hombre –definido como animal social y político y en el fundamento natural de la polis –anterior por naturaleza a la familia y aun a cada individuo–, valorándolos como un logro insuperable de la civilización griega frente a las rudas formaciones políticas de las tribus bárbaras.

1.- Aristóteles: el ser humano social por naturaleza

Aristóteles, en su Política, afirma que el hombre que vive aislado o es un dios o es un bruto, porque vivir con los demás es algo inseparable de la condición humana. Para Aristóteles, el ser humano es social por naturaleza. Más allá de la posible inclinación natural a vivir en sociedad, resulta evidente que el ser humano desarrolla su vida y configura su identidad junto con otros seres humanos.

Estos interrogantes son inseparables de nuestra condición cultural. La cultura, en sentido genérico, es todo aquello que el ser humano como ser social ha ideado, creado, inventado, construido, etcétera.

Cualquier expresión humana es una manifestación cultural. Esta diversidad cultural plantea cuestiones decisivas que deben ser dilucidadas desde la reflexión filosófica: ¿Cómo nos configura nuestra cultura? ¿Son todas las culturas, por el hecho de reflejar la expresión humana, igualmente válidas? ¿Puede una cultura considerarse superior a otra?

El ser humano debe ser entendido no solo desde la singularidad, sino también desde su dimensión social y cultural.

La naturaleza, según Aristóteles, no hace nada en vano. El hecho de que el hombre posea palabra —un lenguaje con el que puede manifestar lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto— es una de las razones por las que el filósofo griego afirma que el hombre es un ser social por naturaleza.

La polis es el resultado natural de esa sociabilidad y, por tanto, no surge ni de manera arbitraria ni por convencionalismo o acuerdo. La finalidad de la polis consistirá en la consecución del bien común de sus ciudadanos, del bienestar material y de vida virtuosa de cada uno de sus miembros.

Este planteamiento aristotélico será refrendado durante la Edad Media por el pensamiento político de santo Tomás de Aquino, que añadirá a esos presupuestos la necesidad de vertebrar esa vida en sociedad —que busca el bien común y la vida virtuosa de sus ciudadanos— bajo los parámetros de la ley divina.

Actividad 1. Actividad grupal. Debate.

¿Es el hombre un ser social por naturaleza o es sobre todo individual?

Actividad 2. Responde:

Indica la idea principal del texto de Aristóteles y expón la estructura argumentativa del mismo.

Actividad 3. Actividad grupal. Debate.

¿Es propio de nuestra naturaleza pactar?

Relaciona la respuesta con las tesis de Aristóteles.

2.-El contractualismo: estado de naturaleza.

Durante los siglos, y se produce una paulatina separación del espacio político de otras esferas como la religiosa y moral. Esta escisión, iniciada en el Renacimiento, terminará concretándose en la denominada «teoría del contrato social». La vida en sociedad no es consecuencia de una tendencia natural inscrita en el ser humano.

Este contrato social supondrá, además, la legitimación del Estado, de su poder y de su posible organización. Se configura así, al menos en el plano de las ideas, la convicción de que el poder tiene su génesis en la voluntad de sus ciudadanos.

La propuesta de pensadores contractualistas como Hobbes, Locke o Rousseau parte, en su desarrollo argumentativo inicial, del análisis de la vida del ser humano: ¿cómo sería antes de constituirse la sociedad?

Estos autores denominarán a esta situación presocial «estado de naturaleza », estado que deberá ser superado por diversos motivos —dependiendo de cada uno—, posibilitando así ese pacto que dará origen a la vida en sociedad.

2.1.-Thomas Hobbes (1588-1679)

En su obra Leviatán, Hobbes describe ese estado de naturaleza como uno en el que los individuos gozan de igualdad y libertad. Sin embargo, como todos los individuos son propensos al egoísmo, ese estado de naturaleza en la práctica resultará inviable. «El hombre es un lobo para el hombre» y esto imposibilitará la convivencia pacífica, ya que reinará el miedo y, tarde o temprano, se impondrá la ley del más fuerte.

De este modo, se propicia la necesidad de establecer un pacto que limite las libertades personales y haga posible la propia existencia. Esta necesidad de pactar surge de manera voluntaria y da lugar a lo que se conoce como Estado. Por tanto, el Estado, y la vida en sociedad, no tiene un origen ni natural ni divino.

Una de las primeras consecuencias de este acuerdo será la aparición de una figura que aglutine ese poder cedido por todos. Dada la condición humana descrita, esta figura deberá detentar un poder absoluto, única manera viable de garantizar la convivencia pacífica entre todos. Hobbes fundamenta, así, las bases del Estado absolutista.

2.2.-John Locke (1632-1704)

Locke sostendrá que la sociedad es fruto de un pacto entre los individuos. Sin embargo, su visión positiva sobre la naturaleza humana le alejará sustancialmente de los postulados absolutistas defendidos por Hobbes.

En ese estado de naturaleza, Locke distinguirá dos derechos básicos de los hombres que viven en esta situación presocial:

-El derecho a la propiedad privada.

-El derecho a castigar.

Estos dos derechos, si bien plausibles, conducirán a una existencia conflictiva. Al no haber legislación concreta que imparta justicia ante posibles atropellos, se generará, progresivamente, una situación de inestabilidad creciente.

Ante esta, se buscarán soluciones satisfactorias para superar los conflictos. Esta posibilidad, como hemos visto anteriormente, no es contemplada por Hobbes.

La solución no sería otra que un pacto mediante el cual todos cederán el derecho a castigar a un poder legítimo, reservándose así, para cada uno de los miembros de la nueva sociedad, el derecho a la propiedad. Se cede el poder a algunos para que puedan convivir todos.

Al mismo tiempo, de ese mismo pacto surgirán los criterios que deban utilizarse en la resolución de los conflictos. Se concreta, de este modo, una separación de poderes que imposibilitará el absolutismo.

Locke es considerado el padre del liberalismo político, ya que, en cierta medida, propugna una soberanía que emana del pueblo y otorga al Estado la potestad de velar por los derechos de todos sus ciudadanos.

Al mismo tiempo, la obra de Locke anticipa la separación de poderes que quedará consagrada, posteriormente, por Montesquieu (1689-1755).

Sus dos frases más célebres, una contenida en El contrato social, «El hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado», la otra, presente en su Emilio, o De la educación, «El hombre es bueno por naturaleza».

2.3.-Jean-Jacques Rousseau (1712-1778)

Rousseau está considerado como un pensador ilustrado por la época en que le tocó vivir. Sin embargo, su propuesta filosófica se aleja de los postulados básicos de la Ilustración, ya que, según él, el progreso no acarrea una mejora de la condición humana, Rousseau concibe al hombre como un ser bueno por naturaleza; es la sociedad y el progreso los que corrompen al hombre.

Describe un estado de naturaleza en el que reina la libertad y la igualdad. En este estado, el hombre vive en contacto directo con la naturaleza y de esta obtiene todo lo necesario para cubrir sus necesidades primarias.

Este individuo, así descrito, vive en un «estado de feliz ignorancia» y con una repugnancia innata hacia todo aquello que pueda producir sufrimiento en uno mismo o en los demás. Estamos ante la descripción del «buen salvaje», aquel ser al que le basta la naturaleza para subsistir y la piedad para convivir.

Rousseau, al igual que Hobbes y Locke, parte del análisis de ese estado de naturaleza. Sin embargo, el desarrollo de su propuesta tomará un camino diferente. No analiza las posibles causas por las que se abandona dicho estado, puesto que lo que le interesa dilucidar es si es posible depurar esta sociedad que quebranta la mencionada armonía para retornar, así, a ese estado de felicidad descrito. Rousseau concretará estas reflexiones en sus obras Emilio y El contrato social.

Emilio constituye su propuesta pedagógica. El niño debe ser educado de tal manera que cristalice en él su bondad natural. Solo así será posible evitar su degeneración cuando se incorpore a la vida en sociedad. El contrato social concretará cómo debe constituirse esa nueva sociedad.

La nueva sociedad deberá ser fruto de un contrato entre iguales y para iguales. Un pacto que propicie el mayor grado de libertad posible y no tanto el intento de salvaguardar la propiedad a costa de perder cuotas de libertad (propuesta de Locke). Únicamente de esta manera podrá el hombre conservar su estado de bondad inicial.

Al mismo tiempo, Rousseau señalará que este pacto solo será posible si emerge o es consecuencia de una «voluntad general» que represente a todos los hombres. Esta voluntad no deberá entenderse como la mera suma de todas las voluntades individuales. La voluntad general no es una cuestión reducible a términos cuantitativos, sino más bien un concepto cualitativo.

Esta voluntad será aquella que propicie que cada uno se sienta parte integrante de un todo, de tal modo que atentar contra dicha voluntad supondría hacerlo, en definitiva, contra uno mismo.

Se origina, de este modo, lo que Rousseau denomina «libertad civil», libertad que haría posible que los ciudadanos en su conjunto fueran los dueños de su propio destino. La propuesta de Rousseau es precursora de una democracia de corte asambleario y de un Estado social.

Actividad 4. Actividad grupal. ¿Cuando pactamos cedemos libertad o ganamos cuotas de libertad? Argumentad las posibles respuestas analizando qué nos lleva a pactar y qué relación guarda el hecho de pactar con la libertad.

Actividad 5. Responde en tu cuaderno:

¿Cuándo es legítimo un poder?

¿Cuándo deja de serlo?

¿Quién decide que deja de serlo?

Relacionad estas cuestiones con lo que fue conocido con el nombre de apartheid.

Recursos didácticos

Aristóteles, Hobbes y Rousseau

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Rincón de reflexión

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EL PAÍS. Madrid 23 FEB 2015 - 20:19 https://elpais.com/politica/2015/02/23/actualidad/1424719192_144583.html