UD 3. El problema del conocimiento

1.- La teoría del conocimiento

En muchas ocasiones decimos que sabemos una cosa cuando, en realidad, lo que estamos haciendo es aceptar la opinión de alguien o una explicación muy extendida sobre un tema. Para la filosofía nunca fue suficiente simplemente aceptar que algo es verdadero: es necesaria una buena razón que permita creerlo, la cual ha de ser respaldada por argumentos convincentes.

Existe una rama de la filosofía que se encarga de examinar las cuestiones relativas al conocimiento: qué es eso de “saber” algo, de qué herramientas disponemos para adquirir conocimiento de las cosas, qué grado de fiabilidad nos proporciona cada una de esas herramientas, qué tipos de conocimiento existen y si hay o no límites para nuestra capacidad de conocer lo que hay. Esta rama se llama epistemología o teoría del conocimiento.

1.1 Concepto y grados de conocimiento

Aunque todos, de un modo intuitivo, creemos entender qué significa “conocer algo”, a la hora de la verdad resulta muy difícil explicarlo de un modo riguroso. Podemos intentar una definición sencilla: el conocimiento es una explicación de la realidad que nos permite entenderla mejor: comprender sus causas y poder predecir algunas de sus consecuencias.

Prácticamente, todos los autores están de acuerdo en considerar el conocimiento como una forma de relación entre un sujeto y un objeto: conocer es lo que tiene lugar cuando un sujeto aprehende (capta, adquiere) un objeto. El conocimiento parece ser una forma de presencia del objeto (exterior) en el sujeto.

Así, en el conocimiento hay una combinación de planos subjetivo y objetivo. Dependiendo de dicha combinación, podemos distinguir tres grados fundamentales de conocimiento: la opinión, la creencia y el saber en sentido estricto.

1. La opinión es una apreciación del sujeto (es decir, subjetiva) de la que no podemos estar seguros y que tampoco podemos probar a los demás. En la opinión, desde el punto de vista objetivo, no encontramos ninguna justificación que podamos comunicar a los demás de modo que tengan que aceptarla. Una justificación es objetivamente válida cuando tiene que aceptarla cualquier ser racional que la examine. Desde el punto de vista subjetivo, no nos atrevemos a afirmar que estamos convencidos de ello, por eso solemos expresar las opiniones diciendo “opino que” y “no estoy convencido de que”.

2. La creencia se da cuando alguien está convencido de que lo que piensa es verdad, pero no puede aducir una justificación que pueda ser aceptada por todos. La seguridad es sólo subjetiva; lo que creemos no tiene una justificación objetiva suficiente.

3. El conocimiento puede definirse aquí como una opinión fundamentada tanto subjetivamente -en este sentido, sería como una creencia- como objetivamente -en este sentido, es más que una creencia-. Es una creencia de la que estamos seguros pero que, además, podemos probar.

Poder justificar racionalmente algo (dar razones) es lo característico del conocimiento. Saber algo es poder dar razón de ello ante los demás.

1.2.- Herramientas del conocimiento

Otro de los aspectos fundamentales de la epistemología es determinar cómo se adquiere el conocimiento; es decir, determinar cuáles son los instrumentos de que disponemos para conocer la realidad que nos rodea. Dichas herramientas del conocimiento reciben el nombre de facultades cognitivas, entre las cuales podemos destacar las siguientes:

LA PERCEPCIÓN

que nos pone en contacto con la realidad y nos permite construir representaciones de ésta a partir de los datos que nos proporcionan nuestros sentidos. La percepción organiza e interpreta los datos sensoriales, configurando así una imagen unitaria y coherente del supuesto objeto externo. Esto es de esto modo, pues no percibimos sensaciones aisladas, sino que construimos una imagen total, la cual agrupa y combina lo que serían datos simples, como olores, colores, tactos, etc.

LA MEMORIA

nos permite retener y recordar en el futuro las imágenes que la percepción nos proporciona. Esta capacidad para retener experiencias del pasado posibilita el aprendizaje así como nuestra identidad y continuidad como personas. No obstante, el tiempo puede ir diluyendo la huella que dejan nuestras experiencias produciendo el olvido, o incapacidad para recuperar información almacenada en la memoria.

LA IMAGINACIÓN

Es la capacidad de representar mentalmente situaciones, personas o cosas que no se ofrecen en aquel momento a la percepción sensible. Con la imaginación podemos modificar y crear imágenes nuevas con mayor libertad y espontaneidad. Por ello, puede decirse que hay dos tipos de imaginación, o que ésta tiene dos funciones: reproductora, cuando trata de representar la realidad (imágenes que recrean paisajes, objetos, o gente conocida, por ejemplo); y creadora o fantástica, cuando recrea, inventa o anticipa nuevas imágenes, de modo que recrea un mundo diferente del real (imágenes de seres de ficción, personas idealizadas, etc.).

LA INTELIGENCIA

Es la capacidad de pensar, entender, asimilar, elaborar información y utilizarla para resolver problemas. Etimológicamente significa “saber elegir”, por lo que de acuerdo con el origen del término, esta capacidad que nos permite procesar la información y comprenderla ha de servirnos para escoger la mejor opción cuando tenemos delante varias posibilidades para hacer frente a un determinado problema o una determinada situación. En el caso de los humanos, la inteligencia adquiere una cualidad distinta a la de los animales, pues la nuestra se apoya en la capacidad simbólica, que posibilita el uso de un lenguaje articulado y la abstracción mental.

Es evidente que estos cuatro elementos no están desligados entre sí, sino que suelen trabajar conjuntamente, retroalimentándose, en el proceso del conocimiento.

2.- Los cinco sentidos de “ser verdadero”

Sentido ontológico: “verdadero” en el sentido de “auténtico” frente a “aparente”.

Sentido epistemológico “verdadero” es la correspondencia entre lo que afirmamos y los hechos de la realidad. Ejemplo: “La Tierra es un planeta que gira alrededor del sol”, o “el agua hierve a 100 grados centígrados”. Decimos que esos enunciados son verdaderos porque lo que decimos es lo que sucede en el mundo real.

Sentido lógico: “verdadero” puede significar válido o coherente, sin contradicciones en lo que hemos dicho. Ejemplo: “El orador hizo un verdadero discurso” (utilizó un razonamiento válido). O también, en matemáticas, “es verdad que dos + tres son cinco”.

Sentido pragmático: “verdadero” puede significar también válido o útil porque nos sirve para vivir, o porque funciona. Ejemplo: admitimos como verdadera la medicina actual porque salva más vidas que la medicina del pasado. Lo mismo cabe decir de la Física que nos ha llevado a la Luna, al poder construir cohetes que salgan de la gravedad terrestre.

Sentido ético: “verdadero” en el sentido de sincero, cuando lo que afirmamos se corresponde con lo que pensamos que es verdad.

Dejando a un lado de momento, los sentidos ontológico y ético, nos quedan los sentidos epistemológico, lógico y pragmático. De aquí surgen las tres teorías de la verdad:

Verdad como correspondencia o adecuación (entre lo que decimos con el lenguaje y la realidad de los hechos), la verdad como coherencia, que es sólo ausencia de contradicción lógica en lo que afirmamos en el lenguaje; y por último, la teoría pragmática de la verdad, en la que tomamos como verdadero aquello que nos ayuda a vivir. Puesto que nunca sabremos si en un futuro cambiarán nuestras teorías científicas a partir de nuevos descubrimientos, de momento confiamos en la ciencia actual, solo porque es más eficaz que la del pasado (incluso aunque pensemos que es solo una verdad provisional, en el sentido de verdad como correspondencia).

Los otros dos sentidos de lo verdadero: el sentido ontológico, tiene relación con la verdad del ser mismo, se corresponde con la verdad como desvelación o “aletheia”; y el de “verdadero” en sentido ético, como sinceridad, ya no tendría relación directa con el interrogante kantiano sobre ¿qué podemos conocer?, sino más bien con el otro interrogante kantiano que pregunta sobre qué debemos hacer, que se estudia en la ética y no en epistemología o teoría del conocimiento, como sucede con los anteriores.

3.- Posturas filosóficas frente a la posibilidad de alcanzar la verdad

Hay diferentes actitudes con respeto a la posibilidad de alcanzar el conocimiento de la verdad:

El escepticismo: niega esa posibilidad. El escéptico afirma que hay muchas opiniones diferentes, pero es imposible conseguir la certeza sobre la verdad objetiva. El escepticismo radical cree que es imposible asegurar que nada sea verdad. Duda y desconfía de todo. El escéptico moderado, solo pretende que no le engañen y por eso exige pruebas, pero el radical, sólo se podría dar en teoría, ya que en la práctica todos vivimos instalados en la certeza natural sobre muchas cosas.(Por ejemplo: “que el fuego quema”). No podríamos vivir en la duda continua. Además para ser coherentes deberían suspender siempre el juicio. No podrían afirmar ni negar nada. Si un escéptico dice que “no podemos saber nada seguro” siempre le podríamos decir: “y eso ¿cómo lo sabes?”. El escéptico radical se contradice a sí mismo. En cambio, la actitud del escéptico moderado, como actitud crítica, para no caer en la credulidad del ingenuo, está mejor filosóficamente.

El relativismo: solo acepta la verdad subjetiva. Cada uno tiene su verdad. Lo que cree imposible es llegar a una verdad objetiva, válida para todos. Siempre influyen los prejuicios personales, sociales e históricos; la propia cultura y hasta la circunstancia personal. No ven lo mismo el profesor que el alumno, por ejemplo. Las críticas que se le pueden hacer al relativista son que al negar la posibilidad de la verdad objetiva, entonces no serían posibles la ciencia, ni la enseñanza.

Tampoco intentar averiguar la verdad en un juicio. Si cada uno tiene su opinión la verdad sería casi como una cuestión de gustos y no tendría sentido debatir para ver quién tiene la razón. ¿Y si dos personas defienden dos ideas contrarias? ¿Habría que decir que las dos son verdaderas a la vez? El relativismo termina cayendo en la posición del escepticismo. Tal vez, no todas las opiniones son igualmente “respetables”. Solo aquellas que se puedan fundamentar.

El dogmatismo: es la posición del que se cree poseedor de la verdad absoluta. El dogmático no acepta críticas. Puede ser intolerante y peligroso si está en una situación de poder político o religioso. Los fanáticos radicales son dogmáticos. En el fondo temen que alguien les pueda refutar en sus creencias. Le incomodan las dudas. Los líderes totalitarios, los tiranos, los inquisidores o los terroristas que tratan de eliminar a los que no piensan igual que ellos. Es la posición menos filosófica y más irracional.

El perspectivismo de Ortega y Gasset: este filósofo criticó las otras posiciones al afirmar que aunque es cierto que toda verdad está anclada en la circunstancia personal, en la verdad subjetiva, como diría el relativista, sin embargo, es posible tratar de llegar a la verdad objetiva por medio de un diálogo racional que pueda complementar los puntos de vista individuales y las verdades históricas. En cada época ha habido prejuicios y también momentos de lucidez. Puso el ejemplo de dos personas situadas en las dos vertientes del Guadarrama: cada una vería una parte según donde esté, en Madrid o en Segovia, pero podrían informarse mutuamente de su perspectiva y así llegar a una idea objetiva sobre esa sierra. Ortega no creía en la posibilidad de llegar a la verdad absoluta para nosotros. Sólo un Dios que pueda verlo todo al mismo tiempo podría tener esa verdad total, pero sí en la posibilidad de ir haciendo una verdad objetiva entre todos.

4.- El problema del conocimiento

4.1.-¿Qué podemos conocer?

Para contestar esa pregunta de Kant, hay que tener en cuenta tanto el origen del conocimiento como su validez y los límites humanos en esa tarea.

En la filosofía griega ya se decía que el conocimiento humano proviene de dos fuentes: los sentidos (la experiencia) y la razón. De ahí la división entre conocimiento sensible y conocimiento racional. Pero, aunque en general se le daba más importancia a la razón como fuente de un conocimiento fiable, en el papel de los sentidos, los autores no se pusieron de acuerdo: para Platón, como narra en la alegoría de la caverna, lo que perciben nuestros sentidos solo son sombras de la auténtica realidad. A esta solo podemos acceder por la razón.

Según Platón, el alma humana preexistió en el mundo de las Ideas y allí ya conoció la verdad.

Cuando el alma cayó al mundo sensible (por culpa del caballo negro que simboliza las pasiones innobles) y se encarnó en un cuerpo, olvidó todo lo que conocía, pero puede recordarlo más adelante, por los sentidos, porque este mundo sensible es una copia del mundo de las Ideas, realizada por un dios artesano, el Demiurgo. Por eso, conocer es recordar esa verdad que ya estaba en nuestro interior. En este planteamiento se introducen por primera vez las llamadas “ideas innatas” porque el recuerdo de lo que ya conocimos y luego olvidamos, es una verdad con la que nacemos según Platón.

En cambio, Aristóteles negará la existencia de dos mundos separados. Solo existe este mundo sensible, así que el hombre no tiene ideas innatas. Viene al mundo como un papel en blanco y cualquier conocimiento comienza por los sentidos. Luego, por un proceso de abstracción, podemos obtener los conceptos generales que se usan en la ciencia: después de haber visto muchos hombres, llegamos al concepto de “hombre”, tras separar las características individuales, dejando solo lo general.

En cuanto a la validez y al alcance de nuestro conocimiento, esos filósofos no creían que hubiera ningún límite para llegar a conocer toda la verdad. Para los filósofos griegos, el mundo tenía un orden que la razón podía conocer. Ellos se enfrentarán al escepticismo y al relativismo de los Sofistas.

4.2.-Filosofía medieval

En la filosofía medieval, a las fuentes tradicionales del conocimiento (los sentidos y la razón) se suma el saber de la revelación cristiana de la Biblia. Los filósofos cristianos intentarán demostrar como la razón y la fe pueden colaborar para construir el conocimiento. La verdad es solo una y procede de Dios. Por tanto, razón y fe no pueden contradecirse. En el caso de que la razón se equivoque, la fe en la revelación pondrá el punto y final a cualquier discusión. Agustín de Hipona trató de cristianizar la filosofía de Platón y afirmó que la verdad está en el interior del hombre porque allí la puso Dios. Con la iluminación de Dios podemos conocerla. Tomás de Aquino, con sus cinco vías, nos mostrará como también desde la razón se puede demostrar lo que el creyente ya sabe por fe: que Dios existe.

Lo que tienen en común filósofos griegos y medievales es que en las dos épocas se cree que nuestra razón puede llegar a conocer la realidad en su totalidad. En principio no hay límite alguno al conocimiento. En cambio, desde la época moderna, las filosofías del Racionalismo y del Empirismo, y también la filosofía de Kant, superarán el realismo ingenuo anterior, al concluir que solo conocemos nuestras ideas sobre la realidad, pero no lo real en sí mismo. La cuestión será entonces cómo asegurar que nuestras ideas o representaciones sobre la realidad se corresponden realmente con como son las cosas realmente. En un primer momento, dirán que las cualidades primarias de las cosas, aquellas que percibimos por más de un sentido y que se pueden expresar con matemáticas, como el tamaño, la figura, el peso...sí son copias exactas de las cosas reales; en cambio, las cualidades subjetivas como el olor, el color, el sonido...no lo son. Pero, ya con Kant, se dirá que solo conocemos la realidad fenoménica, esto es tal y comos e nos aparece adaptada a las condiciones humanas, pero no la realidad en sí misma.

4.3.-Filosofía moderna

René Descartes

Immanuel Kant


En el Racionalismo, Descartes empleará la duda metódica para llegar a una certeza total, tratando de encontrar una primera verdad incuestionable desde la que poder deducir el resto del conocimiento, como se hace en matemáticas. Después de desechar la información de los sentidos (porque a veces nos engañan), todo el saber acumulado de la tradición (ya que podría ser erróneo) y hasta lo que puede parecer más evidente para la razón como que 2+2 son 4 (pues podría haber un genio maligno que tratara de engañarnos) Descartes llega a una verdad innegable “Cogito ergo sum”, es decir si pienso existo. Aunque dude de todo, sé que existo como un ser pensante que duda, siente, ve, imagina, desea etc. eso está fuera de toda duda. A continuación examinó sus ideas para ver su procedencia, y por segunda vez se afirma en la historia de la filosofía la posibilidad de las ideas innatas. Por ejemplo: la idea de Dios. Descartes encuentra en sí mismo, la idea de un ser perfecto e infinito, que no puede venir de él (ya que él es un ser finito, puesto que duda). Por tanto, la habrá puesto Dios mismo en su interior, como el artesano imprime su propia marca en todas sus obras. Si Dios existe, entonces ya no hay temor al engaño de un genio maligno y entonces también sus ideas sobre lo real son el efecto de las cosas reales sobre los sentidos.

En el Racionalismo, también se termina concluyendo que es posible llegar a conocer toda la verdad sobre la realidad, sin pensar en los límites de la razón humana. En cambio, en el Empirismo británico, los filósofos rechazarán la existencia de las ideas innatas, y como ya dijo Aristóteles, todo conocimiento comienza por los sentidos. Como novedad, también se establece un límite que será la propia experiencia: esta es el origen y el límite del conocimiento humano y no cabe ir más allá. Si no tenemos conocimiento sensible de Dios, ni del alma inmortal, ni del mundo como totalidad, entonces no podemos conocer nada sobre ello. Los empiristas como Hume, negarán todo valor al conocimiento metafísico. Pero también negarán validez al conocimiento de la ciencia. Hume dijo que podría ser un conocimiento “probable”, pero no seguro. Por el problema de la inducción, las leyes universales de la ciencia solo se establecen a partir de un número limitado de experimentos. Nada autoriza a asegurar que en el futuro todo sucederá como predicen nuestras teorías. Con la crítica al principio de causalidad, Hume afirmó que el vínculo entre causa y efecto solo tiene un fundamento psicológico pero no real. Es la costumbre de ver la conjunción constante entre causas y efectos, lo que lleva a la imaginación a establecer esa conexión. Pero una creencia, aunque genere expectativas para el futuro, no sirve para garantizar ninguna seguridad.

Kant, tras leer a Hume, intentó volver a asegurar el conocimiento. Partiendo del hecho de que la ciencia de Newton era un saber universal y necesario, investigó en qué condiciones se producía ese conocimiento y llegó a la conclusión de que “aunque todo conocimiento comienza con la experiencia y tiene su límite en la experiencia, sin embargo no todo procede de la experiencia. Kant no cree en ideas innatas (como los racionalistas) pero sí cree que el sujeto al conocer organiza los datos que percibe de la realidad utilizando unas formas que son las mismas en todos los hombres: el espacio, el tiempo y las categorías (como las de la substancia o la causalidad). Esas formas servían para hacer de la ciencia un conocimiento universal y necesario. Pero solo podemos aplicar esas formas a los fenómenos y no a la realidad en sí misma. De ese modo concluye que tan solo podemos conocer la realidad adaptada a las condiciones humanas y al no tener datos sensibles sobre Dios, el alma o el mundo como totalidad (como ya dijo Hume), la Metafísica es imposible como ciencia. Esas ideas se pueden pensar pero no aportan conocimiento alguno. Por eso surgen las antinomias (pruebas a favor y en contra de la existencia de Dios) o razonamientos falsos. Por eso la ciencia sí puede progresar y la metafísica no.

José Ortega y Gasset fue un filósofo y ensayista español, exponente principal de la teoría del perspectivismo y de la razón vital —raciovitalismo.

4.4.-Filosofía contemporánea

En la época contemporánea, si nos fijamos en un pensador como Ortega y Gasset, vemos como todo conocimiento se realiza solo desde una perspectiva que nace de la circunstancia vital concreta de cada persona. No existe una verdad absoluta separada de cualquier punto de vista. No existe un sujeto único, idéntico e invariable. Además el conocimiento debe permitirnos una orientación en la vida. El hombre necesita saber a qué atenerse y por ello piensa. La verdadera razón es vital. Sobre los problemas más importantes de la existencia, la ciencia no tiene mucho que decir. La razón matemática sirve para la naturaleza, pero para los asuntos humanos no funciona.

El hombre no es, se va haciendo en la historia. De ahí que la única razón valiosa sea la razón vital e histórica. La vida debe ser el auténtico objeto sobre el cual hay que pensar. Nos dan la vida, pero no nos la dan hecha. Hay que vivirla. Por eso llama a su pensamiento “raciovitalismo”.

Ortega pretende superar desde el perspectivismo, tanto el realismo antiguo y medieval como el idealismo moderno. Del realismo critica el supuesto de que existe un mundo único y común para todos, independiente del sujeto del conocimiento. Desde Descartes sabemos que el mundo conocido depende de nuestras ideas sobre él. No conocemos directamente la realidad, sino el mundo adaptado a nuestras condiciones como ya dijo Kant. Pero Ortega tampoco acepta del todo el idealismo moderno, ya que la existencia del sujeto se hace siempre en un mundo. “Yo soy yo y mis circunstancias”. No hay un yo separado del mundo. La realidad es la convivencia entre el yo y su mundo, y esto se da en la vida.

Ortega también criticará otras posiciones como el escepticismo o el relativismo. Sí es posible descubrir la verdad, aunque nadie posee toda la verdad (su punto de vista no es mejor que el de los demás, como cree el dogmático). Pero, si la verdad surge de la perspectiva, eso no significa que cada uno tiene su verdad subjetiva y nada más. Desde el relativismo se llega al escepticismo porque se puede concluir que dos ideas que se contradicen, pueden ser verdaderas al mismo tiempo, solo porque son la verdad de cada uno. Nuestra razón no puede aceptar el absurdo de la contradicción lógica. No obstante, desde el perspectivismo se puede establecer que, por medio del diálogo, los puntos de vista individuales se pueden complementar para tratar de llegar a una verdad objetiva, como vimos con el ejemplo de la Sierra de Guadarrama vista desde Segovia y desde Madrid.

Recursos didácticos

Filosofía de Platón

Filosofía Descartes (En català)

Los sofistas

Filosofía de Kant