UD 6: La socialización

1.- Introducción: La dimensión social y cultural del ser humano

Aristóteles, en su Política, afirma que el hombre que vive aislado o es un dios o es un bruto, porque vivir con los demás es algo inseparable de la condición humana. Para Aristóteles, el ser humano es social por naturaleza. Más allá de la posible inclinación natural a vivir en sociedad, resulta evidente que el ser humano desarrolla su vida y configura su identidad junto con otros seres humanos. Por este motivo, el acercamiento filosófico y psicológico realizado en unidades anteriores sobre la singularidad humana no estaría completo sin una reflexión acerca de esta dimensión social.


Estos interrogantes son inseparables de nuestra condición cultural. La cultura, en sentido genérico, es todo aquello que el ser humano como ser social ha ideado, creado, inventado, construido, etcétera. Cualquier expresión humana es una manifestación cultural. Tanto en la expresión más simple —la manera de saludarnos— como en la más compleja —una obra artística— el ser humano amplía las posibilidades de la realidad con sus manifestaciones culturales. Hasta tal punto esto es así que muchas sociedades son diametralmente distintas en función de cómo se han ido concretando con el paso de los años esas manifestaciones culturales. Un joven de origen oriental, por ejemplo, quizá tuviera dificultades a la hora de integrarse en una cultura occidental, y viceversa.


Esta diversidad cultural plantea cuestiones decisivas que deben ser dilucidadas desde la reflexión filosófica: ¿cómo nos configura nuestra cultura? ¿Son todas las culturas, por el hecho de reflejar la expresión humana, igualmente válidas? ¿Puede una cultura considerarse superior a otra? En esta unidad nos adentraremos en estos interrogantes planteados. El ser humano debe ser entendido no solo desde la singularidad, sino también desde su dimensión social y cultural.

Actividad 1. Responde en tu cuaderno:

¿Seríamos los mismos si hubiéramos nacido en un país africano? 

¿Y si hubiéramos nacido en un país vecino perteneciente a nuestro entorno cultural?

Actividad 2. Actividad grupal. Debate.

¿Es posible ser «humano» sin una adecuada socialización?

2.-La socialización

La socialización es un proceso por el que el sujeto va adquiriendo patrones de conducta que le permiten acceder e integrarse en la sociedad en la que desarrolla su vida, proceso que influye de forma decisiva en su desarrollo como persona. Socializarse es adquirir cultura: conocimientos, símbolos, valores y pautas de comportamientos de la sociedad y de los grupos sociales que rodean al sujeto, y por eso, las diferencias entre culturas marcan diferencias de socialización y desarrollo personal. El proceso de socialización es inseparable del proceso general de educación, se inicia desde el nacimiento, dura toda la vida, y es interactivo, pues el sujeto no es un depósito a llenar, o algo pasivo, sino que interviene de forma activa en el proceso, construyéndose a sí mismo, desde las influencias de la socialización y los distintos agentes que intervienen.

La Sociología distingue tres áreas en los contenidos de la socialización: aprendizajes básicos para vivir en sociedad (comer, hablar, relaciones,...), conocimientos complejos (habilidades profesionales, conocimientos y comportamientos sociales), y los roles sociales (patrones de conducta de acuerdo a situaciones y posiciones concretas).

La socialización tiene diferentes funciones: enculturación, adaptación social, satisfacción de necesidades, cambio social y estructura de la personalidad.

Hemos de distinguir entre dos tipos de socialización:

- Intencional: voluntaria y metódica, que será la educación propiamente dicha (escuela.)

- Funcional: involuntaria, se produce en las estructuras e instituciones sociales en las que viven el niño y el adulto. Aquí estarían la familia, los grupos de iguales, los medios de comunicación, etc.

El pequeño salvaje (L’enfant sauvage) es una película de François Truffaut (1970)  basada en hechos reales acontecidos a finales del siglo XVIII. Narra el proceso de educación de un niño que creció aislado en el bosque sin contacto alguno ni con los hombres ni con la civilización. Es una de las películas más celebradas de Truffaut.

En el proceso de socialización intervienen distintos agentes: la familia, la escuela, el grupo de iguales y los medios de comunicación son los más destacados.

Actividad 3. Responde

¿Continúan siendo en la actualidad la familia y la escuela los principales agentes socializadores?

¿Qué o quién influye más en nuestra manera de comportarnos como seres sociales?


Homogeneización, individualidad, subculturas


La complejidad y los continuos avances científicos y técnicos de nuestra sociedad moderna han provocado la aparición de nuevos agentes socializadores, que poseen una mayor capacidad y eficacia en los procesos

de socialización que los que producen la familia y la escuela.

Internet, medios de comunicación, las creaciones artísticas en todas sus dimensiones, configuran, con un gran poder de penetración e influencia, nuevas formas de homogenización, impensables hace pocos años. 


La globalización no es solo económica sino también social y cultural. Todo proceso de socialización nos lleva a cuestionarnos lo siguiente: 

¿Esa homogeneización que se pretende repercute negativamente en la configuración de una individualidad propia? Es decir, si se nos dice que todos debemos ser de la misma manera, ¿queda espacio para la diferencia personal?

La homogeneización social propicia la cohesión de las sociedades. No obstante, y desde la reflexión filosófica, el interrogante que hay que dilucidar es el siguiente: 

¿Es posible configurar una identidad propia en un mundo globalizado en el que millones de personas reciben, de manera eficaz y masiva, los mismos mensajes?

Aunque pueda resultar paradójico, los procesos de homogeneización están produciendo un efecto contrario: la búsqueda de la propia identidad con el surgimiento de diversas subculturas, tribus urbanas, que pretenden modos de vida alternativos a los imperantes.


La reflexión anterior —si la homogeneización incide negativamente en la configuración de una identidad propia— no pierde su fuerza argumentativa al analizar este fenómeno de proliferación de tribus urbanas: hipsters, emos, indies, mods, raperos, aun trascendiendo coordenadas espaciotemporales, comparten una misma manera de vestir, pensar, sentir, actuar.


¿Un hipster norteamericano es, esencialmente, igual que un hipster europeo?

¿Dónde queda, entonces, esa búsqueda de la individualidad?

Actividad 4. Responde

¿Qué aspectos de nuestras vidas —maneras de pensar, de comportarnos, gustos — son enteramente propios? 

¿Es posible la diferencia en nuestras sociedades globalizadas?

¿Se puede ir contra corriente?

3.- Cultura y ser humano.

El ser humano, al contrario que otros seres vivos, necesita adaptar la naturaleza, el medio en el que vive, a sus necesidades. Los animales y las plantas se adaptan necesariamente a la naturaleza debido a su genética. El término «cultura» posee diferentes acepciones, pero en esta unidad se entenderá por cultura todo lo que el ser humano ha ideado, inventado, contraído y, en general, todo lo que ha hecho como ser social para vivir en los diversos ambientes como para dar expresión a su espíritu.

El ser humano no puede vivir en un hipotético estado natural, ya que sus condiciones físicas lo impiden. Lo que hace posible que se adapte a la naturaleza son la inteligencia y la libertad. Lo cultural no implica que las manifestaciones culturales sean antinaturales.

La cultura aumenta las posibilidades de lo real. En cierto sentido, podría afirmarse que mediante la cultura la naturaleza se humaniza. La cultura, como producto humano, supone una prolongación de la naturaleza y no necesariamente la destrucción de la misma, aunque el propio ser humano pueda dañarla gravemente. El ser humano, en cuanto ser cultural, supera la naturaleza no de forma negativa con respecto a la misma, sino como enriquecimiento.

Actividad 5. Actividad grupal

¿Deberían prohibirse las manifestaciones culturales en las que se utilizan animales? Argumentad integrando los conceptos básicos estudiados.

¿Por qué la conciencia ecologista es propia de nuestros tiempos?

4.- Cultura y sociedad.

Un hecho cultural no es un hecho aislado, sino que se construye dentro de un modelo social determinado. Una sociedad se caracteriza por una manifestación cultural parecida y que establece diferencias con respecto a otras sociedades. Cultura y sociedad se retroalimentan en el sentido de que no es posible una cultura sin sociedad ni viceversa. Esta relación implica que el hecho cultural sea un «hecho plural». No existe una cultura única por el mismo motivo que no existe un único modelo de sociedad. Cultura y sociedad integran distintos modos de entender la vida, creencias o costumbres.

El progreso técnico, las posibilidades de viajar por todo el mundo, la información instantánea, etc., modela un mundo cada vez más homogéneo; una película es vista por millones de espectadores en pocos días; un libro se convierte en best seller; una manera de vestir se puede convertir en la única. Pero al mismo tiempo surge, como movimiento pendular compensatorio, el amor por lo propio, por el «hecho diferencial». La total homogeneización de la cultura parece un hecho posible porque la cultura está unida a un espacio y un tiempo.

Dado que la técnica supera las limitaciones espacio temporales del ser humano, un joven esquimal escuchará la misma música que un joven europeo. Sin embargo, es posible que en muchos esquimales surja el deseo de salvaguardar las diferencias. La apuesta por el hecho diferencial posibilita la preservación de la riqueza cultural, su pluralidad y diversidad.

Sin embargo, una equivocada conceptualización de este hecho diferencial puede desembocar en un etnocentrismo cultural que supone una postura radical que considera que la propia cultura es el criterio exclusivo para enjuiciar los comportamientos de otros grupos.

Actividad 6. Responde en tu cuaderno

¿Decir que la cultura es un hecho relativo supone afirmar un relativismo cultural?

Actividad 7. Actividad grupal. Debate

5.- Relativismo cultural.

La tesis básica del relativismo cultural sostiene que todas las culturas poseen el mismo valor y que, por tanto, ninguna cultura puede ser juzgada por ninguna otra. Esto es así porque no existe un criterio a priori que pueda ser utilizado para realizar dicho juicio. No es posible delimitar un «universal cultural», un denominador común exigible a todas las culturas.


Reflexionemos sobre la primera de las afirmaciones: todas las culturas tienen el mismo valor y no pueden ser juzgadas por ninguna otra.


Si las manifestaciones culturales de una sociedad no son contrarias a la dignidad humana, o a la dignidad de cualquier ser vivo o de la naturaleza en su conjunto, no habría nada que objetar a dicha afirmación. Si se respetan estos parámetros, no tendría sentido enjuiciar ninguna manifestación cultural, pues la diferencia cultural es, en sí, una riqueza.


Que a un europeo occidental le puedan resultar incomprensibles las prácticas de ayuno de los musulmanes durante el Ramadán no implica un problema argumentativo. El sentido común, sin más, dilucida esta cuestión. Pero el asunto se complica si consideramos las prácticas culturales que evidencian una falta de respeto. El relativismo cultural conduciría a la supresión de todo criterio ético en el plano personal y social y a un nihilismo en el plano psicológico. Como señala el profesor Gómez Pérez en su libro Iguales y distintos. Introducción a la antropología cultural, son superables recurriendo a las constantes culturales que son consecuencia de la unidad de la naturaleza humana. Este universal cultural es el elemento a priori que permite valorar cualquier hecho cultural.


En diferentes culturas, y en distintos periodos históricos, el ser humano ha esclavizado a otros seres humanos. La esclavitud ha estado fundamentada esencialmente en las diferencias raciales. La superación de dichas situaciones solo ha sido posible cuando la humanidad ha comprendido que el plano cultural no es separable del plano ético y que este está intrínsecamente unido a la dignidad humana.


Esta simbiosis entre cultura, ética y dignidad humana (o dignidad de los seres vivos y de la naturaleza en su conjunto) debe ser el marco de reflexión para delimitar, de manera adecuada, un relativismo cultural que pueda conducir a realidades que no son reflejo de ninguna riqueza cultural.

Actividad Actividad 8. Responde en tu cuaderno:

Anotad los rasgos de nuestra cultura que poseen la impronta de la cultura estadounidense. 

Debatid si esta influencia cultural es beneficiosa o perjudicial.


Actividad 9. Actividad de investigación.

Conoce y reflexiona sobre el relativismo cultural y el etnocentrismo, expresando conclusiones propias, aportando ejemplos con hechos investigados y contrastados en Internet.

6.- El respeto a la dignidad humana.

Todas las personas adquirimos y hacemos nuestros los valores y normas propios de las sociedad donde hemos crecido. Esto es algo positivo porque nos permite saber cómo hemos de comportarnos en determinadas situaciones (o, al menos, cómo se espera que nos comportemos). Así, por ejemplo, no podemos comportarnos de igual manera si estamos en el parque con los amigos que si estamos en una clase; tampoco actuamos igual en una fiesta que si asistimos a un funeral. Estas cosas las sabemos no porque sean innatas, sino porque las hemos aprendido de nuestros mayores a lo largo del tiempo.


Por otra parte, los valores, normas y costumbres de cada sociedad dependen de factores geográficos, históricos, económicos y culturales que a lo largo del tiempo han creado una manera colectiva de vivir distinta de las demás. El modo de saludarse, de vestirse, de alimentarse o de relacionarse puede variar mucho de un lugar a otro, hasta el punto de que lo que a nosotros nos parece extraño o incluso ridículo, puede ser algo normal en otros pueblos.


Ahora bien, las diversas formas de vida, costumbres y creencias no deberían servir como pretexto para justificar algunos hábitos y prácticas que atentan directamente contra la libertad, la seguridad o la dignidad de las personas. Por eso es conveniente establecer un límite que ninguna norma social puede transgredir: el respeto a la dignidad y los derechos humanos universales.


Algunas de las prácticas y actitudes contrarias a la dignidad y a los derechos humanos son las siguientes:



Una sociedad libre y justa es aquella donde las personas pueden elegir responsablemente su modo de vida sin que nadie les imponga cómo deben pensar o actuar. El único límite a nuestra libertad debe ser el respeto a la libertad y a los derechos de los demás.

Ud 6. La socialización

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