Por: Renata Del Castillo
Este proyecto fotográfico nace de una observación tranquila de la soledad, esa que se desliza por los fríos pasillos del hospital y se esconde en cada rincón. Aquí, la falta de compañía no es solo ausencia, sino una existencia sutil: en las arrugas de las sábanas, en el parpadeo de un dispositivo encendido, en la silla desocupada al lado de una cama que aguarda. Es una soledad que no clama, sino que murmura a través de objetos que cuentan sin necesidad de decir nada.
Estar frente a un hospital solo resulta sorprendente. Un lugar creado para emergencias, cuidado y vida adquiere un significado diferente cuando el silencio predomina. La soledad aquí trasciende lo físico: es simbólica. Nos enfrenta a la vulnerabilidad, al miedo a lo incontrolable, al tiempo congelado. Cuando todo queda en silencio, los objetos se expresan con más fuerza, las luces se enfrían y cada esquina nos recuerda que, en ocasiones, el cuerpo ya no está, pero el recuerdo persiste. Capturar esa soledad no es solo un acto estético; es una manera de expresar que lo invisible también causa dolor, también existe, también permanece.
En este recorrido visual no hay individuos ni rostros, pero sí indicios: una camilla inmóvil, una cortina entreabierta, un pasillo detenido en la calma. Cada imagen representa una pausa emocional en la rutina del hospital. La serie se compone de 10 instantes que abarcan la experiencia emocional del hospital, desde la llegada hasta la despedida. No busca documentar de manera precisa, sino aludir: un monitor encendido sin paciente, una sombra proyectada por la luz, una puerta que nunca se cierra completamente.
"Aislamiento" es una reflexión sobre la soledad en la vulnerabilidad, pero también sobre la belleza poética del vacío. Es una invitación a observar lo que no es visible y a sentir lo que, aunque ausente, continúa presente.