Por: Luciana Alatrista y Andrea Rodríguez
Para los peruanos, un plato de comida significa más que eso, nuestra comida es historia, cultura, sentimientos, recuerdos y, sobre todo, sabor; la experiencia tiene sus raíces en cada hogar, donde empieza desde el olfato y termina con la explosión de sabores que deleita nuestro paladar. Y por si fuera poco, nuestro apego a la comida es tan intenso que ciertas expresiones populares son a base de esta, como causita, cau cau o anticucho.
No es casualidad que el Perú ocupe el puesto 10 en “Las mejores cocinas del mundo” en los premios 2022 de Taste Atlas, una institución que mide la calidad de los restaurantes en el mundo. La riqueza de la gastronomía peruana está siempre presente en nuestros hogares, pero la sazón de cada familia es diferente. Los platos de los menús cotidianos de nuestras casas demuestran la verdad de la frase: "La comida peruana corre por nuestras venas", es decir, en la esencia de los hogares. Estos platillos han sido preparados por diversas familias comunes y corrientes, definiendo una variedad de sabores debido a la riqueza y combinaciones de los ingredientes. Además de la pasión y el entusiasmo que se le pone a cada preparación, se evidencia una tradición culinaria.
El ceviche, el seco de chavelo, el lomo saltado y más, son la clara ilustración de originalidad, variedad, aroma, textura y sabor en un solo plato, además de que cada preparación varía según las costumbres y recetas de los gustos familiares, pero sin perder su esencia. Los peruanos somos privilegiados, especialmente cuando nos disponemos a comer el menú de cada día.