REGALOS DEL CAZADOR DE VERSOS

La Colina del fin del mundo

Quiere morir el inmortal eterno

yacer por fin y marchar al infinito

con una sonrisa en su rostro ciego

y una lagrima cosiendo su hocico

Solo quiere viajar donde el Sol marcha

encontrase con lo que no se puede tocar

donde se acurruca en la estepa ancha

y se guarda lo que no se puede admirar.

Porqué resumas caballero andante,

por que siempre debe haber un final

no hay lugar que me acoja errante

y no me quedan ciudades por visitar.

El árbol sabio que todo lo entiende

estallo en flores y llego su primavera

y a pesar de hacer lo que cree conveniente

se troncha pues no soporta la tierra.

Dime oh sabio trozo de raíz podrida

que no andaba y recorrió el camino

habla con todas tus ramas caídas

pues tu supiste perder a tus hijos.

Susurra algo con tu eco deformado

que el aire inerte suspire por tu tronco

pues la bebida mi hueco no ha llenado

y necesito un ácido que me mate pronto.

Por que soy un inmortal eterno

pero quiero viajar hasta el infinito

y caminar sobre un nuevo suelo

fundir las cadenas y seguir el camino.

Dime gran resto sabio y de metal

porqué planto un extraño tu semilla

y no pregunto si necesitabas nacer

cuenta por que aquel niño anormal

fue secuestrado sin pedir la vida

y consideran pecado si quiere volver.

Por que soy el feo hombre del saco

que visitó ya las casas necesarias

que llenó de niños su estomago

y ahora aclama la oscuridad motuaria.

Ya se tu respuesta pero quiero admirarla

te cortaste con el ultimo trozo de espejo

y bajó la sabia en una tupida cascada

te quemaste sin encender un inútil fuego.

Quizás tenga miedo de seguir el camino

y de incinerar el árbol de los muertos

necesito valor de despegar al infinito

y poder cortar mi acuchillado pellejo.

Querría poder llenar mi sucia copa

con chorros impuros de mi sangre

apretar fuerte y derramarla en la boca

y envenenado marcharme al instante.

Contéstame mi caballero oscuro

porqué miras una podrida madera

recuerda que prometiste un mundo

donde no florecieran las penas.

No entiendo mi humilde señor

lo que vuestras palabras expresan

pero tengo encerrado un viejo temor

sobre lo que vuestros ojos entierran.

Los caminos son animales que avanzan

y quizás lleven hoy a diferentes lugares

vos soy la fuerza que muchos aguardan

y una canción para modestos juglares.

Quizás no sea un inmortal eterno

y me canse y venga a por un amigo

que ya recorrió el mismo terreno

y consiguió un indulto en el olvido.

El camino ha durado una eternidad

ahora quiero perderme en mis poemas

las torturadas ampollas descansar

y tener fuerzas para cortar mis piernas.

NOTA: FUENTE: http://www.fotolog.com/hyoga_acuario/16149085

NO CONSIGA AUTOR

Antes que tu me Moriré.

Gustavo Adolfo Becquer.

Antes que tú me moriré: escondido

en las entrañas ya

el hierro llevo con que abrió tu mano

la ancha herida mortal.

Antes que tú me moriré: y mi espíritu,

en su empeño tenaz

se sentará a las puertas de la Muerte,

que llames a esperar.

Con las horas los días, con los días

los años volarán,

y a aquella puerta llamarás al cabo.

¿Quién deja de llamar?

Entonces que tu culpa y tus despojos

la tierra guardará,

lavándote en las ondas de la muerte

como en otro Jordán.

Allí, donde el murmullo de la vida

temblando a morir va,

como la ola que a la playa viene

silenciosa a expirar.

Allí donde el sepulcro que se cierra

abre una eternidad,

todo lo que los dos hemos callado

lo tenemos que hablar.

Desde la Muerte al Amor.

Through Death to Love, Dante Gabriel Rossetti.

Al igual que las manos arduas, las nubes débiles huyen

De los vientos que arrasan el invierno de las aéreas colinas,

Como multiformes e interminables esferas

Que inundan la noche en una súbita marea;

Terrores de ígneas lenguas, de inarticulado mar.

Incluso entonces, en algún sombrío cristal de nuestro aliento,

Nuestros corazones evocan la imagen salvaje de la Muerte,

Sombras y abismos que bordean la eternidad.

Sin embargo, junto a la inminente Sombra de la Muerte

Se alza un Poder, que se agita en el ave o fluye en la corriente,

Dulce al deslizarse, encantador al volar.

Dime, mi amor. ¿Qué ángel, cuyo Señor es el Amor,

Agitando la mano en la puerta,

O en el umbral donde yacen las trémulas alas,

Posee la esencia flamígera que tienes tú?


Dante Gabriel Rossetti (1828-1882)

Alma desnuda.

Alfonsina Storni (1892-1932)

Soy un alma desnuda en estos versos,

Alma desnuda que angustiada y sola

Va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola,

Que puede ser un lirio, una violeta,

Un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta

Y ruge cuando está sobre los mares,

Y duerme dulcemente en una grieta.

Alma que adora sobre sus altares,

Dioses que no se bajan a cegarla;

Alma que no conoce valladares.

Alma que fuera fácil dominarla

Con sólo un corazón que se partiera

Para en su sangre cálida regarla.

Alma que cuando está en la primavera

Dice al invierno que demora: vuelve,

Caiga tu nieve sobre la pradera.

Alma que cuando nieva se disuelve

En tristezas, clamando por las rosas

Con que la primavera nos envuelve.

Alma que a ratos suelta mariposas

A campo abierto, sin fijar distancia,

Y les dice libad sobre las cosas.

Alma que ha de morir de una fragancia,

De un suspiro, de un verso en que se ruega,

Sin perder, a poderlo, su elegancia.

Alma que nada sabe y todo niega

Y negando lo bueno el bien propicia

Porque es negando como más se entrega,

Alma que suele haber como delicia

Palpar las almas, despreciar la huella,

Y sentir en la mano una caricia.

Alma que siempre disconforme de ella,

Como los vientos vaga, corre y gira;

Alma que sangra y sin cesar delira

Por ser el buque en marcha de la estrella.

Alfonsina Storni (1892-1932)

Una linea celeste horizonte lejano.

Tu el CIELO, Yo el MAR.

En lo mas lejano de la tierra

nos encontramos.

Esa linea celeste, extrato de amor.

Hay una guerra,

angeles luchan con diablos.

Por nuestro amor,

hay dias que nos separan.

Otros ganamos la batalla,

estamos juntos, nos amamos.

Somos el cielo mar

haciendo el amor,

angeles y diablos,

entre guerra otros.

Amor sin Descanso.

Johann Wolfgang Von Goethe (1749-1832)

¡A través de la lluvia, de la nieve,

A través de la tempestad voy!

Entre las cuevas centelleantes,

Sobre las brumosas olas voy,

¡Siempre adelante, siempre!

La paz, el descanso, han volado.

Rápido entre la tristeza

Deseo ser masacrado,

Que toda la simpleza

Sostenida en la vida

Sea la adicción de un anhelo,

Donde el corazón siente por el corazón,

Pareciendo que ambos arden,

Pareciendo que ambos sienten.

¿Cómo voy a volar?

¡Vanos fueron todos los enfrentamientos!

Brillante corona de la vida,

Turbulenta dicha...

¡Amor, tu eres esto!

Llénate de mí.

Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.

Pídeme. Recógeme, contiéneme, ocúltame.

Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora,

Soy el que pasó saltando sobre las cosas,

el fugante, el doliente.

Pero siento tu hora,

la hora de que mi vida gotee sobre tu alma,

la hora de las ternuras que no derramé nunca,

la hora de los silencios que no tienen palabras,

tu hora, alba de sangre que me nutrió de angustias,

tu hora, medianoche que me fue solitaria.

Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.

Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre.

Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta.

No, no quiero ser esto.

Ayúdame a romper estas puertas inmensas.

Con tus hombros de seda desentierra estas anclas.

Así crucificaron mi dolor una tarde.

Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro.

Mi corazón no debe callar hoy o mañana.

Debe participar de lo que toca,

debe ser de metales, de raíces, de alas.

No puedo ser la piedra que se alza y que no vuelve,

no puedo ser la sombra que se deshace y pasa.

No, no puede ser, no puede ser, no puede ser.

Entonces gritaría, lloraría, gemiría.

No puede ser, no puede ser.

Quién iba a romper esta vibración de mis alas?

Quién iba a exterminarme? Qué designio, qué? palabra?

No puede ser, no puede ser, no puede ser.

Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.

Porque tú eres mi ruta. Te forjé en lucha viva.

De mi pelea oscura contra mí mismo, fuiste.

Tienes de mí ese sello de avidéz no saciada.

Desde que yo los miro tus ojos son más tristes.

Vamos juntos. Rompamos este camino juntos.

Ser? la ruta tuya. Pasa. Déjame irme.

Ansíame, agótame, viérteme, sacrificarme.

Haz tambalear los cercos de mis últimos límites.

Y que yo pueda, al fin, correr en fuga loca,

inundando las tierras como un río terrible,

desatando estos nudos, ah Dios mío, estos nudos,

destrozando,

quemando,

arrasando

como una lava loca lo que existe,

correr fuera de mi mismo, perdidamente,

libre de mí, Curiosamente atado a ti

para siempre.