REGALOS DEL CAZADOR DE VERSOS

Supremo idilio.

Supremo idilio, Delmira Agustini (1886-1914)

-Boceto de un poema-

En el balcón romántico de un castillo adormido

que los ojos suspensos de la noche adiamantan,

una figura blanca hasta la luz… Erguido

bajo el balcón romántico del castillo adormido,

un cuerpo tenebroso… Alternándose cantan.

-¡Oh tú, flor augural de una estirpe suprema

que doblará los pétalos sensitivos del alma,

nata de azules sangres, aurisolar diadema

florecida en las sienes de la Raza!… Suprema-

Mente pulso en la noche tu corazón en calma!

-¡Oh tú que surges pálido de un gran fondo de enigma

como el retrato incógnito de una tela remota!…

Tu sello puede ser un blasón ó un estigma;

en las aguas cambiantes de tus ojos de enigma

un corazón herido -y acaso muerto- flota!

-Los ojos son la Carne y son el Alma: mira!

Yo soy la Aristocracia lívida del Dolor

que forja los puñales, las cruces y las liras,

que en las llagas sonríe y en los labios suspira…

Satán pudiera ser mi semilla ó mi flor!

Soy fruto de aspereza y maldición: yo amargo

y mancho mortalmente el labio que me toca;

mi beso es flor sombría de un Otoño muy largo…

Exprimido en tus labios dará un sabor amargo,

y todo el Mal del Mundo florecerá en tu boca!

Bajo la aurora fúlgida de tu ilusión, mi vida

extenderá las ruinas de un apagado Averno;

vengo como el vampiro de una noche aterida

a embriagarme en tu sangre nueva: llego á tu vida

derramada en capullos, como un ceñudo Invierno!

-!Cómo en pétalos flojos yo desmayo á tu hechizo!…

Traga siniestro buitre mi pobre corazón!

En tus manos mi espíritu es dúctil como un rizo…

El corazón me lleva á tu siniestro hechizo

como el barco inconsciente el ala del timón!

Comulga con mi cuerpo devoradora sima!

Mi alma clavo en tu alma como una estrella de oro;

florecerá tu frente como una tierra opima,

cuando en tu almohada trágica y honda como una sima,

mis rizos se derramen como una fuente de oro!

-Mi alma es negra tumba, fría como la Nieve…

-Buscaré una rendija para filtrarme en luz !

-Albo lirio !… A tocarte ni mi sombra se atreve…

-Te abro; ¡ oh mancha de lodo ! mi gran cáliz de nieve

y tiendo á ti eucarísticos mis brazos, negra cruz!

Enróscate; ¡oh serpiente caída de mi Estrella

sombría! a mi ardoroso tronco primaveral…

Yo apagaré tu Noche ó me incrustaré en ella:

seré en tus cielos negros el fanal de una estrella

seré en tus mares turbios la estrella de un fanal!

Sé mi bien ó mi mal, yo viviré en tu vida!

Yo enlazo á tus espinas mi hiedra de Ilusión…

Seré en ti una paloma que en una ruina anida;

soy blanca, y dulce, y leve; llévame por la Vida

prendida como un lirio sobre tu corazón!

-Oh dulce, dulce lirio!… Llave de las alburas!

Tú has abierto la sala blanca en mi alma sombría,

la sala en que silentes las Ilusiones puras

en dorados sitiales, tejen mallas de alburas!…

-Tu alma se vuelve blanca porque va siendo mía!

-Oh leyes de Milagro!… yo, hijo de la sombra

Morder tu carne rubia: oh fruto de los soles!

-Soy tuya fatalmente: mi silencio te nombra,

y si la tocas tiembla como un alma mi sombra!…

Oh maga flor del Oro brotada en mis crisoles!

-Los surcos azurados del Ensueño sembremos

de alguna palpitante simiente inconcebida

que arda en florecimientos imprevistos y extremos;

y al amparo inefable de los cielos sembremos

de besos extrahumanos las cumbres de la Vida!

Amor es milagroso, invencible y eterno;

la vida formidable florece entre sus labios…

Raiz nutrida en la entraña del Cielo y del Averno,

viene á dar á la tierra el fuerte fruto eterno

cuyo sangriento zumo se bebe á cuatro labios!

Amor es todo el Bien y todo el Mal, el Cielo

todo es la arcada ardiente de sus alas cernidas…

Bajar de un plinto vano es remontar el vuelo…

Y Él te impulsa á mis brazos abiertos como el Cielo,

oh suma flor con alma, á deshojar en vidas!…

En el balcón romántico de un castillo adormido

que los ojos suspensos en la Noche adiamantan,

el Silencio y la Sombra se acarician sin ruido…

Bajo el balcón romántico del castillo adormido

un fuerte claro-oscuro y dos voces que cantan…

Delmira Agustini (1886-1914)

Amor sin Descanso.

Johann Wolfgang Von Goethe (1749-1832)

¡A través de la lluvia, de la nieve,

A través de la tempestad voy!

Entre las cuevas centelleantes,

Sobre las brumosas olas voy,

¡Siempre adelante, siempre!

La paz, el descanso, han volado.

Rápido entre la tristeza

Deseo ser masacrado,

Que toda la simpleza

Sostenida en la vida

Sea la adicción de un anhelo,

Donde el corazón siente por el corazón,

Pareciendo que ambos arden,

Pareciendo que ambos sienten.

¿Cómo voy a volar?

¡Vanos fueron todos los enfrentamientos!

Brillante corona de la vida,

Turbulenta dicha…

¡Amor, tu eres esto!

La Caricia Perdida.

Alfonsina Storni.

Se me va de los dedos la caricia sin causa,

se me va de los dedos… En el viento, al pasar,

la caricia que vaga sin destino ni objeto,

la caricia perdida ¿quién la recogerá?

Pude amar esta noche con piedad infinita,

pude amar al primero que acertara a llegar.

Nadie llega. Están solos los floridos senderos.

La caricia perdida, rodará… rodará…

Si en los ojos te besan esta noche, viajero,

si estremece las ramas un dulce suspirar,

si te oprime los dedos una mano pequeña

que te toma y te deja, que te logra y se va.

Si no ves esa mano, ni esa boca que besa,

si es el aire quien teje la ilusión de besar,

oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,

en el viento fundida, ¿me reconocerás?

CANSANCIO

Cansado.

¡Sí!

Cansado

de usar un solo bazo,

dos labios,

veinte dedos,

no sé cuántas palabras,

no sé cuántos recuerdos,

grisáceos,

fragmentarios.

Cansado,

muy cansado

de este frío esqueleto,

tan púdico,

tan casto,

que cuando se desnude

no sabrá si es el mismo

que usé mientras vivía.

Cansado.

¡Sí!

Cansado

por carecer de antenas,

de un ojo en cada omóplato

y de una cola autentica,

alegre

desatada,

y no este rabo hipócrita,

degenerado,

enano.

Cansado,

sobre todo,

de estar siempre conmigo,

de hallarme cada día,

cuando termina el sueño,

allí, donde me encuentre,

con las mismas narices

y con las mismas piernas;

como si no deseara

esperar la rompiente con un cutis de playa,

ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,

acariciar la tierra con un vientre de oruga,

y vivir, unos meses, adentro de una piedra.

Oliverio Girondo

AMOR SALVAJE

¡Ah, qué nidada de caricias salvajes descubrí!

Guardadas en tu bosque, desde el alba del mundo,

esperaban la mano que llegara a arrancarlas,

la mirada que las volcara sobre tus venas todas,

el temblor que iniciara tu espasmo y tu locura.

Vaivén en tus pupilas despertadas,

ojos que danzan al ritmo de los hombros,

larga piel en su raíz estremecida,

la ansiosa estalactita del deseo,

caracol que se incrusta en las orejas;

tus ojos súbitos, terribles. ¡Ah tus ojos!

Y locura, embeleso y más locura.

Pantera que se escapa, cervatilla rendida,

la sierpe envolvente de tus brazos,

abrazo de mil lianas zapadoras,

largo césped donde los senos nacen,

ensenada candente de los muslos,

playa con la blanca tersura de tu vientre.

Y locura, ternura y más locura.

Cadencia resonante de músicas selváticas,

tambor noctambulario suena sobre tu espalda,

la flauta imperceptible del suspiro,

largos gemidos de destrozados labios,

y el grito sempiterno, tan guardado,

al fin la noche rompe en agudos pedazos.

Y locura, cadencia y más locura.

Cavernas, grutas, lagos, musgos leves;

hongos colgantes, zarzas en tu boca;

frutos ignotos, zumos descubiertos;

mieses en la alborada, sed que ya se apaga;

venas que se rebelan, sangre libertada;

yegua ululante, jinete que espolea.

Y locura, locura y más locura.

¡Ah qué nidada de caricias salvajes descubrí!

¡Y qué voces intactas en tus prístinos fondos!

¡Y qué flores que se abren al tacto de mis manosl

Salvaje mía: ¡ámame así, envuélveme en tu brumal

¡Y bebamos del manantial de esta locura primitiva!

AUTOR Luis Zalamea Borda