El Papa Luna

El Papa Luna: Benedicto XIII, el Papa de Avignon

La Iglesia Romana se encontró con la difícil situación de tener

tres Papas

Fotograma de Ministerio del Tiempo sobre el Papa Luna (Todo Peñiscola)

Pedro Martínez de Luna vivió una época clave de la historia de la Iglesia: el «Cisma de Occidente», que tanto daño causó a la cristiandad. Su lema «Nos, nonPossumus abdicare».

Posible retrato del Papa Luna

en un retablo gótico de Cinctorres

Orígenes

Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor nació en Illueca, Zaragoza, en

1328, dentro de una aristocrática familia aragonesa. Su linaje había

apoyado a Enrique de Trastámara frente a su hermanastro Pedro I el Cruel.

Tras su carrera militar, pasó a la iglesia. Estudió leyes en la Universidad de

Montpellier.

Carrera eclesiástica

A instancias del rey de Aragón —Pedro el Ceremonioso— el Papa Gregorio

XI (1371-1378) lo nombró cardenal en el palacio papal de Avignon. En ese

momento, Pedro Martínez de Luna tenía 47 años. El Papa de Avignon

decidió volver a Roma; hacía ya 70 años que el papado residía en esta

población francesa. El cardenal español acompañó en el viaje al Papa.

Orígenes

Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor nació en Illueca, Zaragoza, en 1328, dentro de una aristocrática familia aragonesa. Su linaje había apoyado a Enrique de Trastámara frente a su hermanastro Pedro I el Cruel. Tras su carrera militar, pasó a la iglesia. Estudió leyes en la Universidad de Montpellier.

Carrera eclesiástica A instancias del rey de Aragón —Pedro el Ceremonioso— el Papa Gregorio XI (1371-1378) lo nombró cardenal en el palacio papal de Avignon. En ese momento, Pedro Martínez de Luna tenía 47 años. El Papa de Avignon decidió volver a Roma; hacía ya 70 años que el papado residía en esta población francesa. El cardenal español acompañó en el viaje al Papa.

Fotograma de la serie “El Ministerio del Tiempo”. En este capítulo los agentes del ministerio van

al encuentro del Papa Benedicto XIII que se halla en el castillo de Peñiscola

La muerte del Papa y la elección del nuevo

En 1378 murió el Papa Gregorio XI y había que elegir al sucesor. Los romanos se negaban a que el nuevo Papa no fuera italiano, hartos de que el Papa ejerciera su poder desde Avignon. La situación llegó a tal punto que hubo amenazas de muerte contra los cardenales si el elegido no era romano o, a lo sumo italiano. La presión surtió efecto, porque el 8 de julio de 1378 los cardenales eligieron al italiano y arzobispo de Bari, Bartolomeo de Prignano.

El nuevo Papa, que eligió el nombre de Urbano VI, fue tiránico y arbitrario, por lo que los cardenales se fueron de Roma abandonándolo y alegando que la elección no había sido válida por coacciones de las que fueron víctimas. Estos también decretaron que el cónclave producido había sido ilegal y que había que convocar uno nuevo. El 18 de septiembre nombraron a otro Papa, Roberto de Ginebra —Clemente VII— por lo que la cristiandad se encontraba ahora con dos Papas, por supuesto cada uno con su curia y sus propios cardenales.

Palacio papal de Avignon (Geo.fr)

Pedro Martínez de Luna sirvió a Clemente VII, y le tocó hacer campaña por este cuando ambos Papas buscaron apoyos por el continente. Su fama y su prestigio fue creciendo, por lo que a la muerte de Clemente VII, los cardenales nombraron a Pedro como Papa tomando el nombre de Benedicto XIII en 1394.

A Francia no le gustaba que el nuevo Papa fuera un súbdito de la Corona de Aragón, porque no sería tan manejable como sus antecesores y no le sería leal. Los franceses presionaron al Papa español para que renunciara, pero este se negó, así que estos retiraron todos los apoyos al palacio papal en Avignon y lo bloquearon militarmente. Benedicto XIII, también conocido

como el Papa Luna o el antipapa, huyó de la ciudad en 1403 y encontró refugio en Nápoles, para finalmente, el 21 de julio de 1411, refugiarse y establecer su sede pontificia en el castillo de la ciudad de Peñíscola.

Castillo de Peñiscola (Ayuntamiento de Peñiscola)

El cerco contra Benedicto XIII se estrecha

Portugal y Navarra retiraron sus apoyos, como también hicieron 17 cardenales, pero aún conservaba el apoyo de los reinos de Castilla, Aragón, Sicilia y Escocia. La cristiandad estaba dividida, los monarcas obedecían a uno y otro papa, lo que se conoció como el Cisma de Occidente. La situación se prolongaba demasiado tiempo y los propios cardenales de Benedicto XIII y el mismo Emperador Segismundo le pidieron que renunciara, pero no, el papa aragonés no era un hombre sencillo y él seguía en sus trece —es muy posible que de ahí venga la expresión, refiriéndose al mantenimiento firme de una postura y el número al decimotercer papa con el nombre de Benedicto—.

La situación se complicó más cuando en el Concilio de Costanza (1415) se reunieron cardenales, embajadores y obispos para tratar la división reinante y nombrar el 11 de noviembre de 1417 a otro papa más, a Colonna, Martín V. Benedicto fue declarado hereje y antipapa. Como podrá comprobar el lector, todo se enmarañaba aún más, porque ninguno de los tres Papas querían renunciar.

Papa Martin V (Wikimedia)

El final de Benedicto XIII

Poco a poco fue perdiendo apoyos y quedándose solo, aunque gozó de la

protección de Alfonso V de Aragón. El Papa Luna estaba convencido de su

legitimidad y poco le importaba que el Concilio lo hubiera condenado y

perseguido. Antes de su muerte nombró a cuatro cardenales exigiéndoles

que cuando falleciese eligiesen sucesor. Su confesor, San Vicente Ferrer, le

daba razón como Papa legítimo y dejó estas palabras:

Benedicto era el papa legítimo; pero había que

obedecer, ante todo, el mandato de Dios. Es decir, al

de la unidad de la Iglesia

Benedicto XIII murió a la edad de 94 años en el castillo de Peñíscola,

antiguo castillo de la Orden de Temple. Su cuerpo permaneció en esta

ciudad hasta que un sobrino suyo, Juan de Luna, lo llevó a Illueca.

Escultura de Benedicto XIII en Peñiscola (Wikimedia)

La última exigencia de Benedicto XIII

Los cuatro cardenales nombrados por el Papa Luna cumplieron con la exigencia del Papa ya fallecido, eligiendo como sucesor a Gil Sánchez Muñoz, Clemente VIII, último papa de la obediencia de Avignon. Abdicó más tarde ante Martín V y se consideró el final del Cisma.