Combates de Cagayán

Combates de Cagayán

Los combates de Cagayán fueron una serie de enfrentamientos militares que tuvieron lugar en 1582 entre la Armada Española de Filipinas al mando del capitán Juan Pablo de Carrión y piratas japoneses liderados, según los registros en español, por Tay Fusa. En realidad, Tay Fusa no es un nombre propio japonés ni chino, y puede que se trate de la transliteración de la palabra 大夫 (dàfū en chino, taifu en japonés) usada para referirse a los señores feudales.​

Las batallas tuvieron lugar en las proximidades del río Cagayán como respuesta a los saqueos japoneses de las costas de Luzón y se saldaron con victoria española. El suceso tuvo la particularidad de enfrentar a arcabuceros, piqueros y rodeleros castellanos contra un contingente formado en su mayoría por rōnin (samuráis sin señor) y ashigaru (soldados rasos) japoneses.

Combates de Cagayán

Contexto

En torno a 1573, los japoneses comenzaron a intercambiar oro por plata en la isla filipina de Luzón, especialmente en las actuales provincias de Cagayán, Gran Manila y Pangasinán (concretamente la zona de Lingayén).​ En 1580, sin embargo, un corsario japonés forzó a los nativos de Cagayán a prestarle fidelidad y sumisión.​

Los primeros asentamientos japoneses en Filipinas habían sido realizados por los wakō, unos piratas muy activos en las costas de China desde el inicio de la Dinastía Ming (1368-1644). Su actuación se intensificó de nuevo en el siglo XVI alcanzando también las Islas Filipinas. Aunque para entonces bajo el nombre de wokou se incluía también a los piratas chinos,​ las incursiones de piratas japoneses eran muy frecuentes en las islas españolas que tenían fama en Japón de ser ricas en oro.​

La actividad de los corsarios --o piratas-- japoneses se había convertido en algo normal. Además de los avisos de preparativos navales, los hispanos observaron cómo al año siguiente de un buen botín se podía esperar mayor número de naves corsarias; en diversas ocasiones, sobre todo en informaciones de los años de gobierno de Gómez Pérez Dasmariñas, se hizo notar que las islas españolas tenían fama de ricas en oro en Japón.

Emilio Sola HISTORIA DE UN DESENCUENTRO.España y Japón, 1580-1614.

El gobernador general Gonzalo Ronquillo de Peñalosa escribió a Felipe II el 16 de junio de 1582:

Los japoneses son la gente más belicosa que hay por aquí. Traen artillería y mucha arcabucería y piquería. Usan armas defensivas de hierro para el cuerpo. Todo lo cual lo tienen por industria de portugueses, que se lo han mostrado para daño de sus ánimas.

Carta de Gonzalo Ronquillo de Peñalosa gobernador de Filipinas al rey, del 16 de junio de 1582 (Archivo General de Indias, FILIPINAS,6,R.4,N.49)

Se encargó enmendar la situación a Juan Pablo de Carrión, capitán de la Armada, que poseía una honda experiencia militar en las Filipinas y el mar de la China.​

Comandantes

Beligerantes

Rōnin japonés en un dibujo de 1869.

Consecuencias

Resultado

Conflicto

Lugar

Fecha

Cese parcial de la actividad japonesa en la zona

Victoria española

Combates navales y por tierra de un escaso contingente español contra un numeroso contingente nipón

Actos de piratería en territorio del Imperio español

Cagayán, isla de Luzón

Tay Fusa

Batalla

Preludio

Fuerzas en combate

La primera acción se llevó a cabo en el mar de la China Meridional, donde Carrión avistó un buque de guerra japonés y, valiéndose de la superioridad técnica de su propio navío, de construcción occidental, lo cañoneó con facilidad hasta obligarlo a retirarse.​

Un tiempo después, la respuesta pirata llegó a través del cabecilla Tay Fusa, también referido como Tayfusu o Tayfuzu, que reunió una flota de 18 champanes y navegó rumbo al archipiélago filipino.​ Para contrarrestarlo, el capitán Carrión alistó a 40 soldados españoles bien armados​ y compuso una flota de siete embarcaciones de guerra: cinco bajeles pequeños de apoyo, un navío ligero (el San Yusepe) y una galera (la Capitana), con sus respectivas tripulaciones.

Primer choque

Al pasar por el cabo de la isla, la flota avistó un junco japonés que acababa de arrasar la costa y que había tratado con extrema dureza a los habitantes.​ La galera Capitana se adelantó entonces para interceptarlo, a pesar de que el barco japonés era de mayor tamaño y cargaba más combatientes.​ Tras alcanzar al junco, la Capitana lanzó unas ráfagas de artillería que causaron los primeros muertos y heridos, y a continuación se enganchó al barco japonés para iniciar un abordaje, encabezado éste personalmente por el propio Carrión.​ Sin embargo, debido a que los piratas eran superiores en número y contaban no sólo con sus katanas, sino también con sus propios arcabuces provistos por los portugueses, los abordados consiguieron detener el avance de los españoles y repeler el asalto. La situación se torció hasta el punto de que los españoles debieron retroceder y la contienda se desplazó gradualmente a la propia cubierta de la galera.​

A fin de recuperar la iniciativa, como si combatieran en un campo de batalla de Flandes los soldados de Carrión establecieron una posición defensiva en la popa y formaron una barrera, con los piqueros delante y arcabuceros y mosqueteros detrás.​ Carrión cortó entonces la driza de la verga mayor, que cayó atravesada sobre el combés, creando una trinchera adicional tras la que parapetarse.​ Les ayudó en este propósito no sólo su formación y su maestría con las armas de fuego, sino también la mayor robustez de sus armaduras en comparación con sus homólogos nipones.​ De cualquier modo, esta posición les sirvió finalmente para restablecer las fuerzas y recuperar el terreno mediante descargas de arcabucería y cargas cuerpo a cuerpo, volviendo a hacer recular a los piratas en dirección al junco.​

Coincidiendo con este contraataque llegó el San Yusepe, que disparó contra el barco japonés y acabó con los tiradores que aún hostigaban a la Capitana. Al comprender que la batalla estaba perdida, los japoneses abandonaron los navíos y saltaron al agua para intentar llegar a nado a la costa,​ con el resultado de que muchos se ahogaron por culpa de sus armaduras, que no por ser más ligeras eran menos farragosas para nadar.​

Batalla en el Tajo

Una vez recompuesta, la flotilla española continuó por el río Tajo (nombre del río Grande de Cagayán) y se encontró con la flota de 18 champanes de Tay Fusa. Los dos contingentes combatieron a distancia durante horas, hasta que los cañones occidentales, más potentes y mejor manejados, permitieron a sus dueños imponerse.​ Cerca de 200 japoneses resultaron muertos o heridos en el intercambio.​ Los españoles desembarcaron en un recodo del río para tomar posiciones cerca de donde estaba el grueso de las fuerzas enemigas, construyendo una trinchera y colocando en ellas los cañones de la galera, con los que continuaron haciendo fuego.​

Viéndose superados estratégicamente, los wokou decidieron negociar una rendición, pero Carrión se negó y les ordenó marcharse de Luzón. Los piratas respondieron entonces pidiendo una indemnización en oro por las pérdidas que sufrirían si se marchaban, a lo que siguió una nueva y rotunda negativa de Carrión. Rotas las negociaciones, los japoneses decidieron atacar las posiciones terrestres españolas con 600 soldados, amparándose en su enorme superioridad numérica frente a los 40 defensores, pero la trinchera aguantó sus dos primeros asaltos.​ Los japoneses recurrían a la táctica de asir las astas de las picas para abrirse camino o hacerse con ellas, por lo que los piqueros y alabarderos españoles optaron por untar sebo en la madera durante la pausa entre las escaramuzas, a fin de que resbalaran y fueran más difíciles de agarrar.​

A estos asaltos los siguió un tercero, más desesperado y ya con las reservas de pólvora de ambos bandos agotadas, en el que se luchó cuerpo a cuerpo en las mismas fortificaciones, pero el resultado volvió a ser la victoria española. Aunque los españoles habían perdido ya a 10 de sus 40 de sus soldados, las bajas japonesas a estas alturas eran mucho mayores, con lo que éstos desistieron del ataque y emprendieron la retirada final.​ Los defensores salieron en su persecución y abatieron a muchos japoneses, pero otros tantos consiguieron salvarse gracias a que el menor peso de sus armaduras les permitía correr más rápido.​ Los españoles se hicieron con las armas japonesas que habían quedado sobre el campo de batalla como trofeo, lo que incluía katanas y hermosas armaduras.​

Consecuencias

Pacificada la región, y ya con refuerzos, Carrión fundó en la zona la ciudad de Nueva Segovia (hoy Lal-lo). Pese a ello, persistió la presencia de actividad pirata, aunque de manera residual y comercial, en la bahía de Lingayén. Esta actividad especialmente consistía en el comercio de piel de ciervo.

Pese al establecimiento de unas relaciones comerciales pacíficas en 1590,​ el por entonces kampaku Toyotomi Hideyoshi demandó en numerosas ocasiones que las Filipinas se rindiesen a la suzeranía de los japoneses, pero sin éxito.

El conflicto demostró la superioridad de las tácticas de combate españolas sobre las japonesas, mejor ilustrado por las espadas europeas de acero toledano, que probaron ser más útiles que las katanas en las numerosas escaramuzas.​ Esto dio como resultado que las armaduras japonesas fueran perfeccionadas al estilo europeo, añadiéndoles petos metálicos.

Bajas

10-20

40 soldados

1 galera

5 embarcaciones pequeñas de apoyo

1 navío ligero

La Iglesia de Nueva Segovia, el único edificio español que queda en la ciudad fundada por Carrión

La mayoría de efectivos

1 junco

18 champanes

Alrededor de 1000 ronin

En la cultura popular

En 2016, el guionista Ángel Miranda y el dibujante Juan Aguilera publicaron mediante micromecenazgo el cómic Espadas del fin del mundo, que narra las batallas contra los piratas japoneses desde el punto de vista de Juan Pablo de Carrión.​

'Espadas del fin del mundo', acero toledano contra katanas japonesas

El cómic narra la batalla de Cagayán entre los españoles y los piratas japoneses, en 1582

'Espadas del fin del mundo'

"Todos sabemos quienes son Cristobal Colón, Juan Sebastián Elcano, Francisco Pizarro o Hernán Cortés, pero hay otros grandes exploradores españoles apenas conocidos, como Juan Pablo de Carrión, un marino que navegó por todo el planeta y fundó Nueva Segovia en las Islas Filipinas, donde, ya con 69 años, se enfrentó (con apenas siete barcos y 40 hombres) a casi un millar de piratas japoneses, en las proximidades del río Cagayán.

"Es un cómic de ambientación histórica y acción cruda. Narra los combates de Cagayán, una espectacular escaramuza entre soldados castellanos de la época de los tercios y piratas japoneses, que tuvo lugar en 1582 al norte de las Islas Filipinas. El veterano marino Carrión y sus hombres navegan hasta la región del Cagayán para reducir a los piratas, pero para su sorpresa son enemigos mucho más temibles de lo esperado. Tendrán que hacerse fuertes en un recodo del río, atrapados, solos y en clara inferioridad numérica. Todo en contra. Carrión se verá obligado a recuperar su ferocidad y dotes de mando para sobreponerse a la situación…. Aunque quizá se le vaya de las manos".

Juan Pablo de Carrión y su enemigo Tayzufú

Juan Pablo de Carrión, un personaje fascinante

"Juan Pablo de Carrión es un personaje apasionante que aparece aquí y allá en varios puntos del siglo XVI. Dí con él a raíz de los combates de Cagayán, pero en cuanto empecé a investigar sobre su pasado descubrí se trata de un aventurero que dejó su impronta en momentos clave de la historia".

"Nació en un pueblecito de Castilla, pero como otros tantos hombres inquietos se echó a la mar en una época en la que el mundo aún estaba por descubrir. Acabó siendo piloto en la expedición de Villalobos, la que bautizó Filipinas, y formó parte de la preparación del Tornaviaje, la ruta para volver desde las Islas de las Especias a Nueva España (México). Sin embargo, sus enfrentamientos con otros mandos como Urdaneta le dejaron fuera. Parece ser que también fue acusado por la Inquisición… como digo, un personaje oscuro y apasionante que acaba batiéndose en duelo contra los japoneses con casi setenta años".

Además, se desconocen las circunstancias de su muerte, lo que aumenta su aura legendaria.

Juan Pablo de Carrión

Juan Pablo de Carrión

Los otros protagonistas, el pirata Tayzufú y Fray Cristóbal

Los otros protagonistas del cómic son Tayzufú, el jefe de los piratas japoneses, y Fray Cristobal. "De Tayzufú no sabemos tanto -asegura Ángel-, pero fue un temido pirata en aquella época con una flota muy numerosa bajo su mando. Su poder y recursos eran tales que comenzó a establecer una colonia al norte de las Islas Filipinas, pero la batalla de Cagayán evitó que se asentara del todo".

"Entre sus tropas -continúa el guionista- habría hombres de muy diversa índole, desde ronin hasta campesinos buscándose la vida por la espada. En el cómic hemos intentado reflejar esta situación para ayudar a explicar el resultado de la batalla. También nos hemos preocupado de dignificar a este enemigo temible, documentarnos y mostrar personajes de carne y hueso en este bando".

"Fray Salvatierra -continúa el guionista- es un personaje que nuestro asesor histórico, Ramón Vega, ha descubierto al investigar en los documentos originales. Un dominico valiente que se aventura hasta aquellas tierras desde Nueva España y que llegaría a destacar y ocupar cargos importantes gracias a su inteligencia y rectitud. En el cómic ha supuesto un contrapunto ideal para el personaje de Carrión, ayudando a profundizar en ambos".

'Espadas del fin del mundo'

Dibujando la historia

Destacan los dibujos de Juan Aguilera, por la caracterización de los personajes, su minuciosa recreación de la época y la espectacularidad de las escenas de acción. Algo que ha conseguido empezando por la documentación: "Comenzamos buscando en internet -asegura el dibujante-. Cuando lo necesitaba, allí estaba Ángel que me llenaba dropbox con archivos fotográficos. Visité un museo naval, revisé libros de historia... pero de cualquier manera la información gráfica sobre Las Filipinas de finales del S.XVI era escasa y yo carecía de medios y tiempo para buscar otras fuentes".

Después llegó Ramón Vega, historiador experto en japonismo. Qué puedo decir de él... Ojalá hubiese estado en el equipo desde el primer día. Eso sí, mucho cine de Kurosawa y todo lo que pude sobre el siglo de oro o la conquista de América".

Destaca la dificultad de plasmar las batallas entres españoles y japoneses: "Ha sido muy difícil. Creo que el resultado, por mucho que te esfuerces siempre estará lejos de lo que en realidad debieron ser. Son cosas que hay que vivir para comprender. Intenté imaginarme muchas veces en el campo de batalla, pero no es fácil desde la mesa de dibujo".

En cuanto a cómo se ha adaptado el dibujo a la historia: "Se ha dibujado de la manera más natural posible. Sólo hubo problemas con la tinta y el color a la hora de representar elementos con los que no se estaba familiarizado. Además, me gustaría ser más atrevido con la gama de colores".

'Espadas del fin del mundo'

La historia y la leyenda

Las historias de este tipo se prestan con mucha facilidad a confundir los hechos históricos con la leyenda, "Efectivamente, un enfrentamiento entre soldados castellanos y piratas japoneses de la época se presta a la leyenda, pero hemos intentado ser fieles a los sucesos reales a través de una buena documentación y varios asesores. ¡Lo bueno es que los sucesos reales ya son de película!"

"Es increíble leer acerca de las increíbles aventuras que vivían en aquella época y ver cómo las cuentan, como si fuera lo más normal… Hemos utilizado detalles que narran los documentos originales, como astucias en la batalla, un intento de tregua, personajes caídos… para intentarlos hilar en una historia congruente, con ritmo y gancho. Figuras míticas como los samurái y los tercios siempre dan pie a la grandilocuencia, pero nos hemos enfocado en los hombres reales que estarían en esa batalla, muy lejos de casa, con muchas trabas por la distancia y el terreno…. con procedencia dispar en sus filas".

'Espadas del fin del mundo'

Esto nos situa en el escenario histórico en el que "Tras años de trifulcas en la zona contra naturales y portugueses la situación se acabó normalizando en las Islas Filipinas. Manila se estableció como un nexo para el comercio y la expansión en Asia. El tránsito de mercancías atrajo la atención de los piratas de la zona, que llegaron a efectuar ataques a gran escala con el anterior del pirata Limahon".

"En ese punto España y Portugal estaban unidas, y los segundos ya habían establecido contactos comerciales con Japón tiempo atrás, transmitiéndoles, por cierto, el arte de la fabricación de armas de fuego. Por su parte Japón había pasado un periodo de guerra civil que generó desertores y ronin, algunos de los cuales pasaron a engrosar las tropas piratas de la zona. Más tarde Japón entraría en su famosa época de aislacionismo. Por eso este enfrentamiento es tan excepcional".

'Espadas del fin del mundo'

"Puede ser una herramienta para los estudiantes"

"El cómic, como el cine o la literatura, puede ser un gran vehículo para la difusión de la historia y la cultura. En este caso intentamos rescatar figuras olvidadas de nuestro pasado, con vidas apasionantes que merecen ser contadas. Hay varias formas de enfocar una “trama histórica”. Nosotros hemos intentado ser respetuosos y que la historia esté presente en todo momento, pero sin olvidar que lo que estamos contando es un guion, unos personajes, un arco argumental que debe tener garra. Hemos incidido en que se sienta real, hombres de carne y hueso, pero que no sea una “lección de historia”… sin por ello descuidarla o dejar de transmitirla".

"Ahora mismo estamos todavía inmersos en Espadas del fin del mundo. Pero el éxito obtenido y la ilusión con la que la gente ha apoyado el proyecto me lleva a querer embarcarme en una nueva aventura. Aún no he decidido con qué personajes. Desde luego Carrión tiene cuerda para rato y te deja con ganas de más, le he cogido mucho cariño. Pero hay tantos grandes esperando que narren sus aventuras…"