Poseer la Vida Divina


"Poseyendo mi Vida"


De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 33-36 (1-2)  Abril 12, 1935

“... Hija mía, cuando el alma vive en mi Divina Voluntad, 

deja sus despojos, 

se vacía de todo, 

de modo que queda la pura nada, 


y mi Querer 

la inviste, 

la llena del Todo, 

la domina 

y forma en ella los prodigios de

santidad, 

de gracia, 

de belleza, 

dignos de su potencia creadora.  


Pero lo que es más, en este vacío de la nada genera su amor, y ahí forma su Vida Divina, y se vuelve dominadora de la nada y de su misma Vida Divina formada en ella, y ¡oh! su amor por esta nada llega a tanto, que la vuelve al mismo tiempo dominadora junto con el Fiat Supremo, y como su dominio le viene del Todo que posee, siente su misma virtud dominadora, y domina a la misma Divina Voluntad,  así que ambas son dominantes, pero con sumo acuerdo, poseyendo un solo amor y una sola Voluntad.  


El querer humano siente su vida en la mía, y no hace nada si no siente mi acto obrante que quiere obrar, para hacerlo junto


y la mía siente mi Vida en la suya, y con su dominio se impone sobre la nada para hacerla obrar en el Todo.  

Así que en cuanto la criatura se decide con una firme voluntad a vivir en la mía, mi Querer da principio a formar su Vida en ella, no hay voluntad que no posea su vida, por medio de la cual desarrolla su bondad, su potencia, su santidad, la plenitud de su amor; la vida es la manifestación de la voluntad que posee, es el vestido que la cubre, es el sonido de su voz, es la narradora de sus maravillas, de su infinitud, de su potencia, por eso mi Divina Voluntad no se contenta con hacer vivir a la criatura en Ella, la nada en el Todo, no, no, sólo se contenta cuando encierra el Todo en el nada y ahí forma su Vida obrante y dominadora, y hace de la nada lo que quiere.  


He aquí el por qué cuando te hablo de mi Voluntad, es tu Jesús que te habla, porque Yo soy su Vida, su voz, su representante, el narrador de mi Fiat que esconde en Mí.  


Por esto el prodigio más grande es formar mi Vida Divina en la nada de la criatura, y que sólo mi Querer tiene esta virtud, porque poseyendo la fuerza creadora, se puede crear a Sí misma, su Vida en quien la quiere recibir.  


Ahora, poseyendo mi Vida, el alma toma parte en mi santidad, en mi amor, y ¡oh! cómo es bello oír que la nada dice junto con el Todo, amor, gloria y con la fuerza dominadora que siente, se difunde en los actos divinos y domina junto con mi Voluntad.  Para Nosotros no hay contento mayor que sentir la nada obrante y dominante en nuestro Ser Divino, por eso sé atenta de vivir siempre en mi Voluntad”.


Fiat