El vivir en mi Querer


El no vivir en mi Voluntad


¡oh, cómo estoy contento al ver que una criatura no me deja jamás solo!


AUDIO



De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta

Vol. 36-30 (5) Septiembre 18, 1938




(5) …Escucha cómo es bello el vivir en mi Querer: Lo que hago Yo, hace ella; conforme escucha que le digo te amo, ella pronto me repite te amo, y Yo al sentirme amado la transformo tanto en Mí, que con una sola voz decimos: ‘Amamos a todos, hacemos bien a todos, damos vida a todos’. Si bendigo bendecimos juntos, adoramos, glorificamos juntos, corremos juntos en ayuda de todos, y si me ofenden sufriremos juntos, y ¡oh, cómo estoy contento al ver que una criatura no me deja jamás solo! ¡Cómo es bella la compañía de quien quiere lo que quiero y hace lo que hago! La unión hace surgir la felicidad, el heroísmo en el hacer el bien, la tolerancia en el soportar, mucho más que es una criatura humana, que pertenece a la familia humana que no hace otra cosa que mandarme clavos, espinas y penas; y Yo, encontrando en esta criatura mi escondite y mi deseada compañía, conociendo que ella se disgustaría si Yo los castigase como merecen, para no disgustarla me abstengo de hacerlo. 

Por eso no me dejes jamás solo, la soledad es una de las penas más duras e íntimas de mi corazón; el no tener a quién decirle una palabra, tanto en las penas como en las alegrías, me hace llegar a tal delirio de dolor y de amor, que si tú los pudieses sentir morirías de puro dolor. Y es exactamente esto el no vivir en mi Voluntad: El dejarme solo. El querer humano aleja a la criatura de su Creador, y conforme se aleja huye la paz y toman su puesto las turbaciones que la atormentan, la fuerza se debilita, la belleza se decolora, el bien muere y surge el mal, las pasiones le hacen compañía. ¡Pobre criatura sin mi Voluntad, en qué abismo de miserias y de tinieblas se arroja! Le sucede como a la flor que no es regada, ésta siente que pierde la vida, se decolora, declina sobre su tallo para esperar la muerte, y si el sol la inviste, no encontrándola regada la quema y la termina de secar. Así es el alma sin mi Voluntad, es como flor sin agua, mis mismas verdades, que son más que espléndido sol, no encontrándola regada por la Vida de mi Voluntad, la queman de más, la ciegan y se vuelve incapaz de comprenderlas y de recibir el bien, la vida que poseen, y llegan a tal exceso, que hacen la guerra al bien y a mis mismas verdades, portadoras de vida a las criaturas. Por eso siempre en mi Voluntad te quiero, a fin de que ni tú ni Yo suframos la dura pena de la soledad”.