Por las

Almas del Purgatorio


En el Ejercicio de tu VoluntadLos sufrimientos podemos ofrecerlos para alcanzar Sumo Bien por la conversión y por las almas del Purgatorio...

Muchas almas alcanzaron el vuelo hacia el Cielo


Demos Gloria al Padre por el alma de la Sierva de Dios Luisa Piccarreta, la Pequeña Hija de la Divina Voluntad, ya que se nos Revela en el Vol. 1-2 (4-7) lo que Luisita vivió como alma víctima, y que gracias a ella a lo largo de su vida, muchas almas alcanzaron el vuelo hacia el Cielo y otras se convirtieron; por otra parte, recordemos que su vida fue llena del amor Divino, intercediendo en todo momento por la conversión de todos y en la entrega absoluta hacia el Sumo Bien Jesús para que alcancemos el Don de la Divina Voluntad obrante en la criatura. 

AUDIO


De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 1, cap. 2 (4-7) septiembre 14, 1899 

Muchas almas del purgatorio fueron liberadas emprendiendo el vuelo hacia el Cielo



"... Mientras Jesús decía esto, se presentó ante mí aquella cruz que había visto las otras veces, yo la tomé y me extendí sobre ella, mientras estaba así se abrió el Cielo y de él descendió el evangelista san Juan, y traía la cruz que Jesús me había indicado; la Reina Madre y muchos ángeles, cuando llegaron junto a mí, me quitaron de sobre aquella cruz y me pusieron sobre la que me habían traído, mucho más grande, un ángel tomó aquella cruz de antes y se la llevó al Cielo. Después de esto, Jesús con sus propias manos comenzó a clavarme sobre aquella cruz, la Mamá Reina me asistía, los ángeles y san Juan proporcionaban los clavos. Mi dulce Jesús mostraba tal contento y alegría al crucificarme, que sólo por darle ese contento a Jesús no sólo habría sufrido la cruz, sino otras penas aun. ¡Ah, me parecía que el Cielo hacía nueva fiesta por mí al ver el contento de Jesús! 


Muchas almas del purgatorio fueron liberadas emprendiendo el vuelo hacia el Cielo, y algunos pecadores fueron convertidos, porque mi Divino Esposo a todos hizo partícipes del bien de mis sufrimientos. 


¿Quién puede decir además los dolores intensos que sufrí al estar bien extendida sobre la cruz y ser traspasadas las manos y los pies con los clavos? Pero especialmente en los pies era tanta la atrocidad de las penas, que no pueden describirse. Cuando terminaron de crucificarme y yo me sentía nadar en el mar de las penas y de los dolores, la Mamá Reina dijo a Jesús: “Hijo mío, hoy es día de gracia, quiero que le participes todas tus penas, no queda más que le traspases el corazón con la lanza y le renueves la corona de espinas”. Entonces Jesús tomó la lanza y me traspasó el corazón de lado a lado, los ángeles tomaron una corona de espinas muy tupida, se la dieron en la mano a la Santísima Virgen, y Ella misma me la clavó en la cabeza. 

¡Qué memorable día fue para mí!, de dolores, sí, pero también de contentos, de penas indecibles, pero también de alegrías. Basta decir que era tanta la fuerza de los dolores, que Jesús todo ese día no se movió de mi lado para sostener mi naturaleza que desfallecía por la intensidad de las penas. 

Aquellas almas del purgatorio que habían volado al Cielo, 

descendían junto con los ángeles y rodeaban mi cama recreándome con sus cánticos y agradeciendo afectuosamente que por mis sufrimientos las había liberado de aquellas penas. 

Luego sucedió que habiendo pasado cinco o seis días de aquellas penas tan intensas, con gran aflicción mía comenzaron a disminuir, y entonces solicitaba a mi amado Jesús que de nuevo me renovara la crucifixión, y Él, a veces pronto y a veces no, se complacía en transportarme a los lugares santos y me participaba las penas de su dolorosa Pasión. Ahora la corona de espinas, ahora la flagelación, ahora llevaba la cruz al calvario y ahora la crucifixión. A veces un misterio al día y a veces todo en un día, según a Él le placía, y esto era a mi alma de sumo dolor y contento. 

Pero me resultaba amarguísimo cuando se cambiaba la escena, y en vez de sufrir yo, era espectadora de ver sufrir a mi amadísimo Jesús las penas de la dolorosa Pasión. ¡Ah, cuántas veces me encontraba en medio de los judíos junto con la Mamá Reina para ver sufrir a mi amado Jesús! ¡Ah, sí, cómo es verdad que resulta más fácil sufrir uno mismo que ver sufrir a la persona amada! 

Otras veces, renovando mi dulce Jesús estas crucifixiones, recuerdo que me dijo:

“Amada mía, la cruz hace distinguir a los réprobos de los predestinados. 

Así como en el día del juicio los buenos se alegrarán al ver la cruz, así desde ahora se puede ver si alguno se salvará o se perderá, 

si al presentarse la cruz el alma la abraza, 

la lleva con resignación, 

con paciencia 

y besa y agradece a la mano que la envía, 

es señal de que es salvo; 

si al contrario, al presentarse la cruz se irritan, la desprecian y llegan hasta ofenderme, puedes decir que es una señal de que esa alma se encamina por la vía del infierno; así harán los réprobos en el día del juicio, que al ver la cruz se afligirán y blasfemarán. 

La cruz dice todo, la cruz es un libro que sin engaño y a claras notas te dice y 

te hace distinguir al santo del pecador, 

al perfecto del imperfecto, 

al fervoroso del tibio. 

La cruz comunica tal luz al alma, que desde ahora no sólo hace distinguir al bueno del reo, 

sino hace conocer quién debe ser más o menos glorioso en el Cielo, 

quién debe ocupar un puesto superior o un puesto menor. 

Todas las otras virtudes están humildes y reverentes ante la virtud de la cruz, e injertándose con ella reciben mayor lustre y esplendor”. 

Ofrezcamos


🎧  Un Bello Sufragio


por las Benditas almas del Purgatorio, trayendo a nuestra intención las almas que no alcanzaron a llenar Los vacíos de la justicia divina


“Tú una vez me hiciste un bello sufragio, si supieras el bien que me hiciste, el refrigerio que sentí, los años que desconté”.

Libro de Cielo Vol 12-93

Confesor difunto

 de Luisa Piccarreta

Un Bello Sufragio 

En Divina Voluntad

Sufragio para el alma de ______ 

y por todas las Benditas almas del Purgatorio


Jesús, entro en Tu Querer Divino; tomo tu Poder, la inmensidad de tu Amor, el valor inmenso de Tus penas y cualidades Divinas para derramar todo sobre el alma de tu hijo/a ________ y por todas las Benditas almas del Purgatorio; por quienes Te doy la Gloria, Honor, Honra y amor Divino que quizá te hubieran querido dar en su vida y no te dieron.


En tu Voluntad su alma reciba, este baño del amor que contiene Tu Poder Divino, Tu belleza, Tu Preciosísima Sangre y todas Tus cualidades Divinas.


Fiat Divina Voluntad

En Virtud de la Divina Voluntad Vol 12-93