"Para quien vive en mi Querer, Yo soy palabra en..."

Jn 15, 15

No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.

AUDIO


Vol. 17-14 Septiembre 18, 1924 

⚜️El vivir en mi Voluntad es vivir como hijo, el hacer mi Voluntad es vivir como siervo.




"Diferencia que hay entre el vivir en la Voluntad de Dios y el hacer la Voluntad de Dios. 

Para entender qué cosa quiere decir vivir en la Divina Voluntad se debe disponer al más grande de los sacrificios, que es el de no dar vida, aun en las cosas santas, a la propia voluntad". 


(1) Estaba pensativa acerca de lo que está escrito sobre el vivir en el Divino Querer, y pedía a Jesús que me diera más luz para explicarme mejor, y así poder aclarar más a quien estoy obligada a hacerlo este bendito vivir en la Divina Voluntad, y mi dulce Jesús me ha dicho: 

(2) “Hija mía, no se quiere entender

El vivir en mi Voluntad es reinar, el hacer mi Voluntad es estar a mis órdenes; 

lo primero es poseer, lo segundo es recibir mis órdenes y cumplirlas. 

El vivir en mi Querer es hacer suya mi Voluntad como cosa propia, es disponer de Ella; el hacer mi Voluntad es tenerla en cuenta como Voluntad de Dios, no como cosa propia, ni poder disponer de Ella como se quiere. 

El vivir en mi Voluntad es vivir con una sola Voluntad, la cual es la de Dios, la cual, siendo una Voluntad toda Santa, toda pura, toda paz, y siendo una sola Voluntad la que reina, no hay contrastes, todo es paz; las pasiones humanas tiemblan ante esta Suprema Voluntad y quisieran rehuirla, no se atreven a moverse ni a oponerse, viendo que ante esta Santa Voluntad tiemblan Cielos y tierra. 

Así que el primer paso del vivir en el Querer Divino, ¿qué hace? 

Poner el orden divino en el fondo del alma, vaciarla de lo que es humano, de tendencias, de pasiones, de inclinaciones y de otras cosas. 

En cambio el hacer mi Voluntad es vivir con dos voluntades, y cuando doy las órdenes de seguir la mía, la criatura siente el peso de su voluntad que le pone contrastes, y a pesar de que siga las órdenes de mi Voluntad con fidelidad, siente el peso de la naturaleza rebelde, sus pasiones e inclinaciones. Y cuántos santos, a pesar que han llegado a la perfección más alta, sienten esta su voluntad que les hace guerra, que los tiene oprimidos, y muchos están obligados a gritar: ‘¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Esto es, de esta mi voluntad que quiere dar muerte al bien que quiero hacer?’ 

El vivir en mi Voluntad es vivir como hijo, el hacer mi Voluntad es vivir como siervo. 

En el primero, lo que es del padre es del hijo y muchas veces hacen más sacrificios los siervos que los hijos, a ellos les toca exponerse a los servicios más fatigosos, más humildes, al frío, al calor, a viajar a pie; en efecto, ¿cuánto no han hecho mis santos para seguir las órdenes de mi Voluntad? 

En cambio el hijo está con su padre, tiene cuidado de él, lo alegra con sus besos y con sus caricias, manda a los siervos como si lo hiciera su padre; si sale, no va a pie, sino que viaja en carroza; y si el hijo posee todo lo que es del padre, a los siervos no se da otra cosa que la paga por el trabajo que han hecho, y quedan libres de servir o no servir a su patrón, y si no lo sirven no tienen más derecho de recibir ninguna otra compensación. 

En cambio entre padre e hijo nadie puede quitar estos derechos: ‘Que el hijo posee los bienes del padre.’ Ninguna ley, ni celeste ni terrestre puede quitar estos derechos, ni desvincular la filiación entre padre e hijo. Hija mía, el vivir en mi Voluntad es el vivir que más se acerca al de los bienaventurados en el Cielo, y es tan distante de quien hace mi Voluntad y está fielmente a mis órdenes, cuanto es distante el Cielo de la tierra, cuanta distancia hay entre hijo y siervo, entre rey y súbdito. Además, esto es un don que quiero hacer en estos tiempos tan tristes, que no sólo hagan mi Voluntad sino que la posean. ¿No soy acaso Señor y dueño de dar lo que quiero, cuando quiero y a quien quiero? ¿No es libre un señor de decir a un siervo: ‘Vive en mi casa, come, toma, ordena como otro yo mismo?’ Y para hacer que nadie pueda impedirle la posesión de sus bienes, se legitima este siervo como hijo y le da el derecho de poseer. Si esto puede hacer un rico, mucho más puedo hacerlo Yo. Este vivir en mi Querer es el don más grande que quiero dar a las criaturas, mi bondad quiere siempre más desahogarse en amor hacia ellas y habiéndoles dado todo, y no teniendo más que darles para hacerme amar, quiero hacer don de mi Voluntad, a fin de que poseyéndola, amen el gran bien que poseen. 

(3) No te asombres si ves que no comprenden, para entender deberían disponerse al más grande de los sacrificios, cual es el de no dar vida, aun en las cosas santas a la propia voluntad, sólo entonces sentirían la posesión de la mía y tocarían con la mano qué significa vivir en mi Querer. Tú sé atenta y no te fastidies de las dificultades que te ponen, y Yo poco a poco me haré camino para hacer comprender el vivir en mi Voluntad”. 

 Fiat Divina Voluntad