La obediencia

"en este sublime estado el alma se siente atraída fuertemente a todo lo que es bien, siente connatural a ella todo lo que es bueno, santo y perfecto, con un horror grandísimo aun a la sombra del mal"


Mt: 2,13

"Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise


AUDIO


De los Escritos de la S. D. Luisa Piccarreta

Vol. 4-28 (2-4) Noviembre 8, 1900


La obediencia restituye al alma su estado original



(2) “¿Me sabrías decir por qué la obediencia es tan glorificada y causa tanto honor de imprimir en el alma la imagen divina?”

(3) Yo toda confundida no he sabido qué responder, pero el bendito Jesús con una luz intelectual que me mandaba, me ha respondido Él mismo, pero como es por medio de luz y no de palabras, no tengo palabras para expresarlo, pero la obediencia quiere que lo intente para ver si logro escribirlo, aunque creo que diré disparates y escribiré cosas que no concordarán, pero pongo toda mi fe en la obediencia, especialmente que son cosas que se refieren directamente a ella, y ahora empiezo a intentarlo. Entonces parecía que me decía:

(4) “La obediencia es tan glorificada porque tiene virtud de descubrir, desde las raíces, las pasiones humanas, destruye en el alma todo lo que es terreno y material, y con gran honor suyo le restituye al alma su estado original, esto es, como fue creada por Dios en la justicia original, antes de ser arrojada del Edén terrestre, y en este sublime estado el alma se siente atraída fuertemente a todo lo que es bien, siente connatural a ella todo lo que es bueno, santo y perfecto, con un horror grandísimo aun a la sombra del mal. Con esta naturaleza feliz, recibida por la expertísima mano de la obediencia, el alma no experimenta más dificultad para seguir las órdenes recibidas, mucho más que quien manda, debe mandar siempre lo bueno, y he aquí cómo la obediencia sabe imprimir bien la imagen divina, y no sólo eso, sino cambia la naturaleza humana en la divina, porque como Dios es bueno, santo y perfectísimo, y es llevado a todo lo que es bueno y odia sumamente el mal, así la obediencia tiene virtud de divinizar la naturaleza humana y de hacerle adquirir las propiedades divinas; y cuanto más el alma se deja manejar por esta expertísima mano, tanto más adquiere de divino y destruye el propio ser. Por eso es tan glorificada y honrada, tanto que Yo mismo me sometí a ella y por ella quedé honrado y glorificado, y restituí por medio suyo el honor y la gloria a todos mis hijos que por la desobediencia habían perdido”.