El Vivir en el Divino Querer



AUDIO


Vol. 32-11 (1-2) Mayo 25, 1933 

La Divina Voluntad es milagro permanente. Quien vive en Ella es la portadora de las obras divinas 


(1) Estoy siempre en torno al Fiat Supremo, su dulce imperio, sus potentes atractivos, su beso de luz, con los cuales hace el encuentro a todos mis actos para ponerlos en ellos y encerrase dentro para formar su Vida, es el más dulce encanto a mi pequeña alma, y entre la maravilla y el estupor exclamo: “¡Oh Voluntad Divina, cuánto me amas, hasta abajarte en mi pequeño acto para encerrar en él tu Vida obrante!” Pero mientras mi mente se perdía en Ella, mi dulce Jesús, que gozaba también Él el atractivo, los modos admirables de su Querer, todo ternura y bondad me ha dicho: 

(2) “Hija amadísima de mi Voluntad, mi Querer Divino es por Sí mismo un milagro continuado; descender en la bajeza del acto de la criatura para formar en él su acto, su Vida, es el más grande de los milagros, que a ninguno le es dado poderlo hacer; su virtud investidora penetra dondequiera, con su beso de luz rapta el acto de la criatura, lo mueve, lo transforma, lo conforma, y con su virtud milagrosa forma su acto en el acto de la criatura, y sin destruir el de la criatura, más bien se sirve de él como espacio para colocar su acto, como vacío para formar su Vida, tanto, que por fuera se ve el acto humano, pero por dentro las maravillas, la santidad, el gran milagro del acto divino. Por lo tanto, quien hace mi Voluntad y vive en Ella, no tiene necesidad de milagros, vive bajo la lluvia de los milagros de mi Querer, y posee en sí misma la fuente, el manantial que transforma a la criatura en la virtud milagrosa de mi Divina Voluntad, de modo que se ve en ella milagro de paciencia invicta, milagro de amor perenne hacia Dios, milagro de oración continua y sin cansarse jamás, y si se ven penas, son milagros de conquistas, de triunfos, de gloria que encierra en sus penas. Para quien vive en mi Voluntad, Ella quiere dar al alma el milagro del heroísmo divino, y en las penas pone el peso y el valor infinito, pone la marca, el sello de las penas de tu Jesús.