Memoria

La memoria se describe generalmente como la capacidad o poder mental que permite retener y recordar, mediante procesos asociativos inconscientes, sensaciones, impresiones, ideas y conceptos previamente experimentados, así como toda la información que se ha aprendido conscientemente.

Sin embargo, detrás de esta simple definición, cuando nos ponemos a estudiar la memoria humana encontramos que la información que "archiva" la memoria no queda almacenada sin ser alterada; se modifica constantemente, aunque no nos demos cuenta de ello. Así, los contenidos que memorizamos son alterados a través de procesos mentales algo diferentes, del mismo modo en el que son asimilados e interiorizados por el cerebro de diferentes maneras.

Todo ello pone de manifiesto que el funcionamiento de la capacidad para almacenar recuerdos y actualizarlos, esto es, la memoria, esta mediada por múltiples procesos asociados. Además, desde el origen del estudio de la memoria humana se han sucedido varias teorías y visiones sobre el funcionamiento de la misma.

Un poco de historia.

Primeras investigaciones sobre la memoria: H. Ebbinghaus.

Las primeras investigaciones sobre la memoria tienen su origen en los estudios de Hermann Ebbinghaus, un psicólogo alemán que a finales del siglo XIX intentó descifrar las leyes fundamentales de la memoria partiendo del presupuesto de que las funciones mentales superiores podían estudiarse en el laboratorio de manera científica. .

Apoyándose en las teorías filosóficas del empirismo inglés que postulaban que los actos memorísticos eran actos asociativos decidió poner a prueba tal efecto sobre la memoria por medio de experimentos. Para ello, creó 2.300 sílabas carentes de significado, las agrupó en listas y registraba cuántas recordaba él mismo. El procedimiento era sencillo: leía una de las listas deteniéndose durante una fracción de segundo en cada sílaba, realizaba una pausa de 15 segundos y procedía con la siguiente lista hasta que podía recitar una serie rápidamente y sin errores. Asimismo, fue variando la longitud de las listas, los intervalos de aprendizaje.

Las conclusiones fundamentales que extrajo de su estudio son las siguientes.

  • El material con sentido (como un texto breve o un poema) es recordado durante un tiempo diez veces mayor que el carente de significado.

  • Hace falta menos tiempo para reproducir la información que se ha estudiado con empeño.

  • Las primeras y las últimas repeticiones eran las más eficaces para memorizar las listas (los llamados efectos de primacía y recencia).

  • Se tarda más en olvidar la información que hemos pasado un mayor tiempo memorizando.

  • Reproducimos de una forma más fiel la información justamente después del aprendizaje.

  • Olvidamos muy rápidamente durante la primera hora tras el aprendizaje y se va suavizando la curva de olvido según va pasando el tiempo. Así pues, pasadas nueve horas tras el aprendizaje habremos olvidado aproximadamente un 60% de la información hasta que, finalmente tras 24 horas, alcanzaremos dos tercios de “olvido”. Sin embargo, también tenemos que tener en cuenta que estos datos (que estudiamos y ahora hemos olvidado) los vamos a poder reaprender muchísimo más rápido y con mayor facilidad si en un futuro nos vuelven a hacer falta.

Uno de los logros más destacados de la investigación de Ebbinghaus fue la denominada “curva del olvido”. Esta muestra el deterioro de la memoria con el paso del tiempo desde el momento del aprendizaje.

Barlett, la visión cognitivo-constructivista.

La teoría de Ebbinghaus sobre el aprendizaje fue utilizada durante décadas en los albores del estudio sobre la memoria iniciando una corriente que se denominó “la tradición del aprendizaje verbal”. Sin embargo, en 1932, Sir Frederick Barlett inició sus estudios sobre el funcionamiento de la memoria en ambientes naturales (Ebbinghaus realizó sus estudios sobre la memoria en el laboratorio), dando lugar a un nuevo paradigma. Barlett, en vez de utilizar sílabas sin sentido, utilizó historias, e introdujo la teoría de los esquemas a sus investigaciones para explicar su influencia en los recuerdos. Además, propuso que los seres humanos recuerdan mediante una impresión general con algunos detalles, y que a partir de tales componentes construyen una versión considerada como próxima a la original; la memoria funciona con esquemas, no con réplicas fieles.

De sus estudios e investigaciones pueden obtenerse los siguientes principios básicos:

  • El ser humano construye de manera activa el significado de los sucesos y los objetos de sus experiencia con el mundo y consigo mismo, construye su memoria.

  • La memoria no es solo un proceso de repetición como afirma Ebbinghaus, sino que para Bartlett es un proceso de recuerdo o recuperación de la información almacenada en nuestro cerebro que se ve influido por nuestro conocimiento previo, motivaciones y emociones; no funciona recordando hechos o elementos, recuerda totalidades en las cuales cada elemento tiene relación con los demás.

  • Podemos destacar en los procesos memorísticos las siguientes operaciones:

1. Racionalizaciones: Se introducen elementos nuevos para otorgar mayor congruencia a aspectos incomprendidos para que el conjunto sea significativo.

2. Organización de acuerdo a las ideas centrales: los elementos se organizan en torno a una serie de ideas centrales.

3. Supresiones: Se suelen suprimir trozos enteros si no concuerdan con el conocimiento anterior del sujeto.


Miller y el número mágico.

George Miller, publicó en 1956, El mágico número siete, más o menos dos: Algunos límites en nuestra capacidad de procesar la información, artículo que acabaría convirtiéndose en uno de los textos más citados de la historia de la psicología. En este estudio, Miller demostraba que las personas pueden retener 7 (+/- 2) elementos a la vez. Esta máxima es conocida habitualmente como "Ley de Miller" sobre la memoria.

Estos elementos pueden ser una letra simple, un número, una palabra o una idea. Miller concluyó que la capacidad de la memoria no es limitada en término de bits pero si en términos de chunks. Un chunk es la unidad más larga en el material presentado que la persona reconoce, lo que cuenta como un chunk depende en el conocimiento de la persona en el test. Por ejemplo, una palabra es un chunk para un hablante del idioma pero son muchos chunks para alguien que no está familiarizado con el idioma y mira la palabra como una colección de segmentos fonéticos.

No obstante, la importancia del artículo de Miller radica en la diferenciación de tipos de memoria y en como los sujetos pueden memorizar elementos de forma más fácil y efectiva al dotarlos de significado.

Los modelos multialmacén.

Este tipo de modelos, suponen un intento para explicar como el cerebro humano almacena datos y los recupera utilizando para ello diferentes tipos de memoria o almacenes. La más cocida y utilizada de estas propuestas es la de Atkinson y Shiffrin, postulada en 1968. No obstante, la idea que defendía que podía haber diferentes tipos de memoria cerebral había sido postulada en 1890 por William James. Este describía el funcionamiento de nuestra memoria en dos tipos de procesos denominados memoria primaria y memoria secundaria. según este modelo la primaria consistía en pensamientos que se mantenían de forma consciente durante un breve tiempo mientras que la secundaria consistía en un almacenamiento de datos permanente, realizado de forma inconsciente. En aquel momento, la sencillez de la propuesta hizo que este modelo no prosperara.

Atkinson y Shiffrin formularon su hipótesis inicial estableciendo dos almacenes de memoria denominados Memoria a corto plazo y Memoria a largo plazo. Con posterioridad se añadió al modelo una memoria sensorial. Con el paso de los años el modelo se ha ido complementando con diferentes aportaciones y propuestas que estudiaremos en el apartado del modelo de memoria multialmacén tales como la memoria declarativa, procedimental o semántica.

Brenda Milner en 2014

Fases del proceso memorístico.

A partir de los estudios de la pionera en el campo de la neuropsicología, Brenda Milner, los estudios sobre la memoria, más allá de los tipos o clasificaciones, aceptan que esta no supone un proceso único ni se aloja en una zona determinada del cerebro. Tras sus investigaciones con pacientes con trastornos de memoria y demostrar fisiológicamente que los almacenes de memoria no poseen un lugar determinado en nuestro cerebro, Miller postuló que en realidad la facultad memorística posee varios sistemas que permiten lo que se conoce como las tres fases de la memoria: la codificación, el almacenamiento y la recuperación.

  • La codificación es el proceso en el cual se prepara la información para poder ser almacenada. En esta primera fase de la memoria, la concentración, la atención y la motivación del individuo son muy importantes.

  • El almacenamiento consiste en retener los datos en la memoria para una utilización posterior.

  • La recuperación nos permite poder encontrar la información cuando la necesitamos, es decir, recordar.