Triune brain

La teoría del "cerebro triuno" o "Triune brain" es una propuesta explicativa, de carácter evolutivo, postulada en los años 60 del siglo XX por el médico y neurofisiólogo norteamericano Paul MacLean. Aunque los avances científicos en cuanto al estudio del cerebro humano de las últimas décadas han puesto de manifiesto que ciertos elementos de la teoría no se corresponden con los datos aceptados en la actualidad hemos querido incluirla por su carácter explicativo y la importancia histórica que dicha teoría tuvo en su momento.

Según la propuesta de MacLean, la especie humana a lo largo de la evolución, ha ido cambiando en cuanto a su morfología cerebral. Este pensador, postulaba que este proceso no se había dado de una forma global y unificada, lo describe sino que lo describe como una superposición de estructuras cerebrales que operan cada una con sus propias características individuales.

Así, según esta teoría, el cerebro humano estaría constituido por tres cerebros o "capas cerebrales" que fueron apareciendo paulatinamente a lo largo de la evolución humana y se acomodaron una sobre la otra, pero sin que las anteriores dejasen de existir. La teoría del cerebro triuno afirma que cada una de dichas estructuras posee una lógica de funcionamiento individual propia, y muy distinta a la de las otras capas, con funciones especializadas y diferenciadas, teniendo en cuenta que las capas superiores son las más evolucionadas y, por ello, las depositarias de las funciones más complejas y propias de nuestra especie.

Cerebro reptiliano

Ubicado en el tallo cerebral, esto es en la parte más baja y trasera del cráneo. En el centro de este cerebro, se encuentra el hipotálamo, área del cerebro que regula las conductas instintivas y emociones primarias como el hambre, deseos sexuales, la temperatura corporal, elementos básicos de supervivencia.

Se encuentra la zona más baja del encéfalo, donde están los llamados ganglios basales, y también zonas del tronco del encéfalo y el cerebelo responsables de las funciones necesarias para la supervivencia inmediata. Según MacLean, estas zonas están relacionadas con los comportamientos estereotipados y predecibles que caracterizan a los animales vertebrados menos evolucionados, como los reptiles.

En resumen, este cerebro representa los instintos más básicos de la especie humana; hambre, reproducción sexual, sueño, instinto de supervivencia y lucha.

Cerebro límbico

El cerebro límbico según MacLean apareció con los mamíferos más primitivos y sobre la base del complejo reptiliano, es la estructura responsable de la aparición de las emociones asociadas a cada una de las experiencias que se viven.

Conocido también como el sistema de la emociones, está constituido principalmente por el hipocampo (cumple una función muy importante en el aprendizaje y la memoria) y la amígdala (dispara el miedo ante ciertos estímulos y desempeña un rol activo en la vida emocional). Es el cerebro que agrega las experiencias actuales y recientes a los instintos básicos mediados por el cerebro reptiliano. Este cerebro permite que los procesos de sobrevivencia básicos del cerebro reptiliano interactúen con el mundo externo, lo que resulta en la expresión de la emoción. Un buen ejemplo es como el instinto de reproducción interactúa con la presencia de un individuo con atributos atractivos sexuales, por lo que se provocarían sentimientos de deseo sexual en el otro individuo a través del cortejo.

Su utilidad tiene que ver con el aprendizaje. Si una conducta produce emociones agradables, tenderemos a repetirla o a intentar cambiar nuestro entorno para que se produzca de nuevo, mientras que si produce dolor o miedo recordaremos esa experiencia y evitaremos tener que experimentarla otra vez.

Neocórtex

El neocórtex es la capa es la más reciente en cuanto a evolución humana se refiere. En esta estructura tan compleja reside la capacidad para aprender de la realidad y trazar los planes y las estrategias más complicadas. Si el cerebro reptiliano se basa en la repetición de procesos por la propia biología, el neocórtex es permeable a todo tipo de estímulos provenientes del entorno y al análisis de nuestros propios hechos.

El neocórtex puede considerarse la sede de la racionalidad en nuestro sistema nervioso, ya que nos permite la utilización del pensamiento sistémico y lógico, que existe independientemente de las emociones y de las conductas programadas por nuestra genética, regula emociones específicas basadas en las percepciones e interpretaciones del mundo externo. ¡Éste es nuestro cerebro pensante!

Según MacLean, en los mamíferos avanzados, como los humanos, funcionan los tres cerebros. En los mamíferos inferiores se dan los cerebros límbico y reptiliano. En los demás vertebrados solo existe el cerebro reptiliano.