Neuronas

La neurona es la célula principal del sistema nervioso, cuya función primaria es recibir, procesar y transmitir información a través de señales químicas y eléctricas. Están especializadas en la recepción de estímulos y conducción del impulso nervioso entre ellas mediante conexiones llamadas sinapsis, o con otros tipos de células como, por ejemplo, las fibras musculares. Son células altamente diferenciadas y presentan peculiaridades según su localización o tipo de información que procesan dentro del sistema nervioso.

A fines del siglo XIX, el investigador español Santiago Ramón y Cajal situó por primera vez las neuronas como elementos funcionales del sistema nervioso.​ Cajal propuso que actuaban como unidades separadas que, intercomunicándose, establecían una especie de red mediante conexiones especializadas.​ Esta idea es conocida como la "doctrina de la neurona" y supone uno de los elementos centrales de la neurociencia moderna.

Afirmar con seguridad el número de neuronas en la especie humana no es tarea fácil, ya que a escala microscópica la variación en el número de células siempre es muy grande. Sin embargo, actualmente se estima que el encéfalo de una persona adulta acostumbra a tener casi cien mil millones de neuronas. No obstante, lo que realmente hace que el cerebro humano sea un sistema tan complejo no es el número de neuronas que tiene una persona, sino el modo en el que estas neuronas interactúan entre sí.

La infinitud de procesos que pueden ocurrir en nuestro cerebro no depende tanto de la cantidad de neuronas que un individuo posee sino de la manera en la que dichas neuronas se comunican. Además, la edad es una variable que debe tenerse en cuenta a la hora de considerar cuántas neuronas tiene el cerebro humano es que esta cifra varía dependiendo de la edad de la persona. El cerebro de los recién nacidos no es mucho menor que el de una persona adulta, y tiene un número de neuronas bastante mayor. Sin embargo, son células nerviosas que no están muy conectadas entre sí, y por eso muchas de ellas aún no son del todo funcionales. Después de los primeros meses de vida, cuando ya se están empezando a conectar masivamente grandes cantidades de neuronas, se produce la muerte de muchas de ellas de manera pareja al aumento de conexiones. Este proceso de "conectividad" permanece constante durante las primeras dos décadas de vida. Esto hace que nuestra facilidad para pensar en términos abstractos se potencie durante la pubertad y la adolescencia. No es pues que nazcan nuevas partes del cerebro o que la cantidad de neuronas crezca, sino que las que hay son más eficientes debido a una mayor comunicación entre ellas. Esto queda plasmado en un proceso llamado mielinización, por el que grandes regiones del encéfalo se vuelven de color blanco. Este color es una señal de que los axones, las partes de la neurona que "se estiran" para llegar a neuronas que están lejos, se están empezando a propagar por muchas zonas del cerebro, ya que esta parte de la anatomía de las células nerviosas está cubierta por una sustancia blanquecina llamada mielina.

A pesar de que la concepción tradicional de la neurona postulaba que estas no se regeneraban, estudios recientes han puesto de manifiesto que en ciertas zonas del cerebro adulto se produce una regeneración neuronal que, por otro lado, parece vincularse en cierta manera con afecciones como el estrés, desórdenes del sueño, enfermedad de Parkinson o Alzheimer. Este proceso de regeneración neuronal es conocido como neurogénesis adulta.

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