Wisława Szymborska

Agua

Una gota de lluvia cayó en mi mano,

venida del Ganges y del Nilo,

 

de la escarcha del séptimo cielo en los bigotes de una foca,

del agua de los cántaros rotos en las ciudades de Ys y Tiro.

 

En mi dedo índice

el mar Caspio es un mar abierto,

 

y el Pacífico desemboca dócilmente en el Rudawa,

el mismo que revoloteaba sobre París como una nube

 

en el año setecientos sesenta y cuatro,

el día siete de mayo a las tres de la madrugada.

 

Faltan labios para pronunciar

tus nombres fugitivos, agua.

 

Tendría que nombrarte en todas las lenguas

pronunciando todas las vocales al mismo tiempo  

 

y tendría que callar al mismo tiempo, por el lago

que esperó en vano cualquier nombre

 

y que no existe en la tierra, como no existe en el cielo

la estrella reflejada en él.

Alguien se ahogó, alguien te llamó mientras moría.

Fue hace mucho tiempo y fue ayer. 

 

Apagabas casas, arrancabas casas

como si fueran árboles, bosques como ciudades.

 

Estuviste en las pilas bautismales y en los baños de las

cortesanas.

En los besos, en las mortajas. 

 

Royendo piedras, nutriendo arco iris.

En el sudor y en el rocío de las pirámides, de las lilas.

 

Qué ligereza en una gota de lluvia.

Qué delicadamente me toca el mundo.

 

Lo que, cuandoquiera, dondequiera, haya pasado

está escrito sobre el agua de Babel.


Wislawa Szymborska de Sal [1962]

Trad.  Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia