Wisława Szymborska

El número PI

Digno de admiración el número pi

tres punto uno cuatro uno.

Todas sus demás cifras también son iniciales,

cinco nueve dos porque nunca se termina.

No se deja abarcar seis cinco tres cinco con la mirada,

ocho nueve con un cálculo,

siete nueve con la imaginación

o incluso tres dos tres ocho con una broma es decir una comparación

cuatro seis con nada

dos seis cuatro tres en el mundo.

La serpiente más larga de la tierra se interrumpe después de algunos metros.

Lo mismo pasa, aunque un poco después, con las serpientes de los cuentos.

El cortejo de cifras de que se forma pi

no se detiene en el borde de la página,

es capaz de continuar por la mesa, por el aire,

la pared, una hoja, un nido, las nubes, y así hasta el cielo,

y por toda esa expansión e insondabilidad celestiales.

¡Ay qué corta, ratonescamente corta es la trenza del cometa!

¡Qué débil el rayo de la estrella, que en cualquier espacio se curva!

Y aquí dos tres quince trescientos diecinueve

mi número de teléfono tu talla de camisa

año mil novecientos setenta y tres sexto piso

el número de habitantes sesenta y cinco centavos

centímetros de cadera dos dedos código charada,

en la que a dónde irá veloz y fatigada

y se ruega mantener la calma

y también la tierra pasará, pasará el cielo,

pero no el número pi, eso ni hablar,

seguirá con un buen cinco,

con un ocho de primera,

con un siete no final,

apurando, ay, apurando a la holgazana eternidad

para que continúe.