Retrocede al pasado. Y cuando digo que retrocedas hasta el pasado no te estoy diciendo que recuerdes el pasado. El recordar no te ayudará; el recordar no tiene poder. Has de acordarte de esta distinción: el recordar no sirve de nada -puede ser incluso perjudicial-, sólo el revivir sirve. Son completamente distintos. La distinción es muy sutil y ha de ser comprendida.
Recuerdas algo, recuerdas tu infancia. Cuando recuerdas tu infancia, permaneces aquí y ahora. No te conviertes en el niño. Puedes recordarla, puedes cerrar tus ojos y puedes recordar cuando tenías siete años y corrías por el jardín. Lo ves. Estás aquí y el pasado es contemplado como una película: estás corriendo, el niño está tratando de cazar mariposas. Tú eres el que ve y el niño es el objeto. No, esto no es lo correcto; esto es recordar. No sirve de nada, no te ayudará.
Las heridas son más profundas. No pueden ser descubiertas sólo recordando, porque el recordar forma parte de la mente consciente. Todo lo que es muy, muy importante, ha sido ocultado en el inconsciente, de forma que tú sólo recuerdas hechos inútiles o recuerdas sólo aquello que tu mente acepta.
Y ¿qué es revivir? Revivir es volverte de nuevo un niño. No es mirar al niño como corre por el jardín, sino ser el niño que corre. No seas un observador; conviértete en ello. Eso es posible porque el niño todavía existe dentro de ti, forma parte de ti. Capa a capa, todo lo que has vivido existe en ti. Fuiste un niño; está ahí. Luego te volviste un joven; está ahí. Luego te hiciste viejo; está ahí. Todo está ahí, capa tras capa. Cortas el tronco de un árbol y cada capa está ahí. En el centro, en la parte más central, encontrarás la primera capa. El árbol era una planta muy pequeña; ahí está la primera capa, ahí está la segunda capa. Puedes saber los años que tiene porque cada año es una capa y el árbol las va acumulando. Puedes conocer la edad del árbol, lo viejo que es. Y no sólo los árboles, sino también las piedras, las rocas, tienen capas.
Todo es un fenómeno acumulativo. Tú eres la primera semilla que apareció en el vientre de tu madre. Está aún ahí. Y tras ella, millones de capas fueron añadiéndose día a día; ocurrieron miles de cosas. Todas están ahí, acumuladas. Puedes volver a ser, de nuevo, porque has sido. Simplemente has de ir hacia atrás. Trata pues de revivirlo.