LA HOMOSEXUALIDAD ES ABSOLUTAMENTE ANTIESPIRITUAL

La homosexualidad es absolutamente antiespiritual, porque no puede darte una agudeza en tu sensualidad, no puede hacer que tu placer sensual sea un indicador de una felicidad más alta. La homosexualidad es de alguna manera estar atascado, no es más un viaje, no estás yendo a ningún lado.

El encuentro entre hombres y mujeres es un viaje, es una exploración, es un esfuerzo para entender el polo opuesto, para entender las dialécticas de la vi­da. Es una gran lección, y sin esta lección no te puedes mover más alto en la consciencia, en la felicidad, en la espiritualidad.

Pero el hombre ha caído tan bajo... Zarathustra era muy predictivo, que lle­garían pronto los días en que el hombre se tornaría tan pequeño, que no sería digno de ser llamado hombre. Parece que esos días han llegado.

Una de las razones por las cuales el parlamento holandés decidió que yo no podría entrar en Holanda, es que había estado hablando en contra de la homo­sexualidad. Ni yo lo podía creer. ¿Es que acaso la religión de Holanda es la ho­mosexualidad? Pero por cierto muestra que los miembros del Parlamento y el Primer Ministro y el Gabinete de Holanda, parece que todos son homosexuales, porque ni una sola persona se paró y dijo: "Esto está en contra de toda la na­ción ¿Qué es lo que quieren decir? ¿Qué si una persona ha hablado en contra de la homosexualidad ha cometido un crimen? ¿Son una nación de homosexua­les? ¿El está en contra de su nación?".

Cuando escuché esto inmediatamente le informé a mi gente: "Díganle al Parlamento que el nombre de Holanda debería ser cambiado, debería ser “Tie­rra de Homosexuales”, eso sería más apropiado".

Pero el hombre ha caído muy bajo y ha caído tan bajo a causa de tus santos. Porque ellos te han estado enseñando a ser célibe, lo cual está en contra de tu naturaleza; el celibato es la causa de la homosexualidad. Y ahora un obispo americano ha salido y ha declarado abiertamente... y no ha sido refutado por el Papa ni por ninguna otra asociación o iglesia Cristiana. Ha dicho abiertamente que el celibato no incluye la homosexualidad: puedes ser célibe y al mismo tiempo ser homosexual. El celibato significa solamente que no puedes ser he­terosexual. Solamente no impide que los hombres se encuentren con las mujeres, impide que los hombres hagan el amor con otros hombres, o una mujer con otra mujer. No está en contra del lesbianismo o de la homosexualidad. Y el Papa ha permanecido en silencio y su silencio dice mucho, porque él sabe perfectamen­te bien que más del cincuenta por ciento de sus obispos, arzobispos, cardena­les, sacerdotes, son homosexuales.

La homosexualidad nació en los monasterios: Budistas, Cristianos, Jainas, donde haya tantos célibes forzados a vivir juntos, un solo sexo, la naturaleza en­cuentra algún modo, por más perverso que sea. Estas personas que han estado en contra del placer sensual, han destrozado al hombre de un modo tan sutil que han creado una humanidad perversa. Y ellos todavía son nuestros líderes, todavía son los guías de nuestra espiritualidad.

¿Y quién ha comprendido nunca enteramente hasta qué punto son extra-

ños, uno para el otro, el hombre y la mujer?

Sólo un hombre de profunda experiencia sensual puede entender la vasta diferencia y la singularidad de los hombres y las mujeres. No es una cuestión de igualdad y no es una cuestión de desigualdad, es una cuestión de que son seres únicos. Y entre ellos solamente la amistad es posible.

Todo este sinsentido del matrimonio hace que el hombre sea muy importan­te y la mujer se vuelva solamente una sombra. ¿Por qué después del matrimo­nio una mujer tiene que tomar el nombre de su marido? Estos son modos suti­les de dejar claro que ahora es secundaria. Ella no tiene más su propia identi­dad. Su marido es su identidad. Naturalmente, el matrimonio nunca puede ser pacífico. Donde sea que haya un esfuerzo por dominar, va a haber conflictos y peleas. Y todos los matrimonios crean solamente infierno.

Avidez de poder: el azote de fuego de los de corazón endurecido; el cruel

tormento que se reserva para sí el más cruel, la llama sombría de las ho-

gueras vivas.

Avidez de poder: ante cuya mirada se arrastra y se inclina el hombre

tornándose más bajo que el cochino y la víbora, hasta que por fin estalla

en el grito del gran desprecio...

Uno tiene que mirar a las cosas en su totalidad. La avidez de poder ha creado esclavitud, ha destruido a la humanidad de muchas maneras. La avidez de poder está quemante en todos los corazones….es destructiva y horrible.