LOS TONTOS SIEMPRE SON TONTOS

Hace tan sólo unos días, un hombre y una mujer vinieron a mí y me dijeron que deseaban vivir juntos. Les sugerí que vivieran separados y que siguieran viéndose. Pero los amantes son amantes, los tontos son tontos. Por eso decimos “haces el tonto”. Querían vivir juntos. Incluso la mujer escribió: “Nunca nos separaremos, lo prometo. Estamos absolutamente seguros de que queremos vivir juntos, juntos las veinticuatro horas del día”. Así que le dije: “De acuerdo; es vuestra decisión”.

Y ayer no habían pasado dos meses, recibí una carta de la mujer diciendo: “Queremos separarnos”. ¡Tan sólo dos meses! Ella ha olvidado que un día escribió: “Nunca nos separaremos; siempre viviremos juntos”.

Le sucede a todo el mundo. Es una ficción, un espejismo. ¿Y quieres convertir el espejismo en algo permanente? ¿Cómo vas a conseguir que un espejismo sea algo permanente? ¿Cómo vas convertir un sueño en algo permanente? La mañana llegará y tendrás que despertarte. Y una vez hayas despertado, puede que cierres otra vez tus ojos tratando de encontrar de nuevo el sueño, tratando de ver adónde ha ido. Querrás continuarlo, pero no podrás hacerlo. Se habrá perdido para siempre. Una vez despiertas, se ha perdido para siempre; no puedes coger el hilo de nuevo. No puedes remediarlo, recuérdalo.

No puedes arreglar un amor roto. Un espejo roto, puede que si. Puedes encontrar algún sistema: puedes fundirlo y rehacerlo de nuevo. Pero con un amor roto… no hay ningún sistema, ninguna posibilidad. Por esto surge el miedo. El miedo revela que en tu interior eres consciente de que se está escapando de tus manos y por eso quieres que sea permanente. Y entonces la manera es acudir ante el juez y casarte. Ése es el sistema para convertirlo en permanente: transformarlo en un asunto legal de manera que el juez, la policía, los magistrados, la ley, el Estado te ayuden de todas las maneras posibles. Aunque quieras separarte, ellos no permitirán que te separes.

Es una suerte que esa mujer me diera el papel que escribió a mí y no al juez. No tiene que preocuparse. El mismo día en que me lo dio, lo tiré porque sabía que no valía la pena guardarlo. Antes o después acabaría. Y no quiero que se sienta incómoda. Lo he tirado. Puede separarse… pero hará lo mismo de nuevo. Ése es el problema. Y, créeme, dentro de dos meses es posible que lo escriba de nuevo.

Ahora desea estar totalmente sola, no quiere vivir con nadie. ¡Se acabó! Ha despertado. Pero le sucederá una y otra vez. Le sucederá al menos unas cuantas veces más porque puedo oírla roncar y por eso sé que se pondrá a soñar de nuevo.