Pico Urriello desde el Mirador del Pozo de la Oración
Luis Martínez sale de Oviedo a finales de agosto. Una llamada al periódico El Carbayón el día 11 de septiembre afirma que hace 15 días que salió de casa. El camino hasta el Pico Urriello le va a llevar unos días.
Para aproximarse a Bulnes, lugar desde el que iniciará la última etapa, Luis tiene tres posibilidades: hacerlo andando, en autobús o en tren.
Andando serían más de 100 Km y le supondrían más de 20 horas, es decir dos ó tres jornadas para no llegar excesivamente cansado a su intento de subir al Pico.
Autobuses no he encontrado directos hacia Cabrales. Había una línea que realizaba la ruta Gijón Ribadesella, pero quedaría muy lejos del destino y además le forzaría el desplazamiento hasta Gijón
En tren tiene dos alternativas: bajar en Arriondas o en Llanes. Desde Arriondas a Arenas de Cabrales le quedarían muchos más kilómetros que desde Posada de Llanes, pero tendría la posibildad de salir a las 8h 30m de la mañana y empalmar a las 11h con un tranvía hasta Covadonga, para desde allí subir a los Lagos y hacer el recorrido que hoy es conocido como primer tramo de la Ruta de la Reconquista. para llegar a Poncebos. Este sería el recorrido más corto en kilómetros, porque supondrían 27 Km hasta Poncebos, pero tendría la dificultad que ser un recorrido bastante duro con un desnivel de subida y bajada de casi 1400 metros y muchos problemas de orientación. La mejor opción considero, por tanto, que sería ir en tren hasta Posada de Llanes y desde allí en 30 Km de recorrido no muy difícil ponerse en 6 horas en el mismo Poncebos. Veremos de qué forma pudo ser.
Luis tenía tres trenes que saliendo de Oviedo llegaban hasta Llanes: a las 8h 30m, a las 13h y a las 16h 18m.
Barandilla antigua de la estación de Posada de Llanes
Con toda seguridad cogería el de las 8h 30m que tenía prevista su llegada a Llanes a las 12h 22m, lo que le permitiría estar al mediodía en Posada; cualquiera de los otros trenes le supondría llegar muy tarde y le obligaría a hacer una noche más en camino. Es posible que hubiera algún medio de transporte hasta Cabrales desde Posada, pero es poco probable que le viniera bien en cuanto a horario y precio y además esta posibilidad es bastante remota porque no se encuentra rastro de ella en ningún sitio. Por lo tanto es casi seguro que recorrería a pie los 30 km de separación hasta Poncebos.El recorrido está diseñado como un camino iniciático; de hecho durante la primera mitad sigue el trazado del Camino de Santiago. Tiene paisajes muy marcados que poco a poco anuncian la proximidad de la meta perseguida. Apenas sale de la estación el camino le lleva por un valle que enseguida comienza a empinarse. Ya no hay pérdida. Se asciende subiendo el curso del río Las Cabras o Bedón, cruzándolo en un par de ocasiones hasta poco antes de la cuesta final, en La Rebollada, en que se abandona su cauce y se empalma con la carretera que lleva a Arenas de Cabrales. En esta primera parte del camino Luis ha recorrido 14 Km con una suave ascensión, mas fuerte en los últimos metros, y ha ido viendo un tranquilo paisaje con bosques, prados y con el sonido del río; pero en algunos momentos ha entrevisto la dureza que le espera con las vistas lejanas de los Picos al fondo. Incorporado a la nueva carretera no le quedan ni 2 Km de subida para llegar al Ato de Ortiguera, cota que supera por poco los 400 m. y mayor altura de estos tramos; entonces empieza un bajada descansada.
Al pasar Canales de Cabrales el paisaje da su segundo aviso: el río Casaño ha taladrado un cauce en las montañas por el que discurre la carretera dejando ver un profundo corte. Son 3 km por Las Estazadas hasta que la carretera da un brusco cambio de sentido en una curva de más de 300 grados en el Puente El Golondrón, lugar donde el Río de Ricao va a juntarse con el Casaño. En estos momentos Luis baja descansado, pero es imposible que un hombre con una sensibilidad tan acentuada no vaya impresionado por el cambio de paisaje y por lo que este avisa. Después, siguiendo en suave bajada, Carreña y justo antes de entrar en Poo, la visión impresionante del Naranjo de Bulnes en medio de los Picos, desde el lugar donde unos pocos años después, en 1933, Julian Delgado Úbeda diseñará el Mirador del Pozo de la Oración. Aquí ya sabe en su crudeza lo duro de su intento... y su belleza. Aunque Luis hubiera encontrado algún medio alternativo de acercarse, la parte final desde Carreña de Cabrales hasta Poncebos tendría que haber sido andando, como en su momento la tuvo que hacer Aurelio de Llano el día que fue a la inaguración del refugio de Camburero. La visión de los Picos desde Poo habría sido de cualquier forma un momento inevitable, que tuvo que marcar a Luis. Y así, con esta imagen del Naranjo, en un par de kilómetros entra en Arenas de Cabrales, arranque del camino de Poncebos.
Un nuevo tramo. Un nuevo río: el Cares; un nuevo paisaje: una garganta sinuosa y estrecha por donde corre la carretera recién estrenada en el año 1916 que lleva hasta la misma puerta de entrada de los Picos de Europa (1). El camino de Cuco es un seguir ríos cada vez más bravos hacia el origen; es como la de Lanza del Vasto una peregrinación a las fuentes. Pero una peregrinación muy especial: el lema que dejará escrito en Balcosín y que parece tener un significado oculto, Siempre adelante, le terminará llevando a su propio fin. Pero el viaje de Luis es también un viaje en el tiempo. Los primeros años del siglo XX son de un cambio profundo en la modernización y en la industrialización de la zona. Luis llegó a la estación de Llanes que había sido inaugurada en 1905. Las carreteras y los caminos se modernizan. Se crean las primeras centrales eléctricas en el Concejo y la electricidad empieza a llegar a partir de los años 20 (La Molina en el río Casaño y la central de Mildón, en el Cares a 5 km de Arenas, además de la de Camarmeña). Pero la transformación más radical se producen en este tramo de Cabrales que va de Arenas a Poncebos: La central de Camarmeña de la Eléctrica de Viesgo cambiará toda la zona. Se trae agua desde Caín por un canal que va por encima de la actual Ruta del Cares; de hecho es la compañía eléctrica la que talla a golpe de martillo esta Ruta para poder realizar labores de mantenimiento. Se hace la carretera hasta Poncebos, antes camino de herradura, y se hace el embalse. La modernidad es al mismo tiempo un sistema de creación y de destrucción. En Poncebos, de la nada surge un nucleo industrial con varias edificaciones, pero la gran paradoja es que en 1918 se destruye el puente que daba nombre a la zona, un puente romano en el que parece que los del lugar ponían cepos (cebos) para cazar a las alimañas que también cruzaban por él, de ahí su nombre: Pon-cebos (2).
Al salir de Arenas hacia Poncebos Luis cruza el último puente del río Casaño afluente del Cares y a continuación pasa por primera vez un puente sobre este. No volverá a atravesar el río hasta llegar al embalse de Poncebos. Caminando en dirección sur deja al este el Río Duje, que se une con el Cares, y un camino de herradura que lleva a Tielve y a Sotres, y río arriba, pasado el camino que sube a Camarmeña, Luis baja hacia el río y lo vuelve a cruzar por el puente de la Jaya, puente medieval que ha logrado sobrevivir a las obras de la central eléctrica. Como si se tratara del juego de la Oca el recorrido no solamente está marcado por el río sino también por los puentes. Los tres últimos puentes que ha cruzado sobre el Cares han completado el tercer tramo de su recorrido; ahora le falta vencer la última etapa, la más corta, pero a la vez la más agreste y dura de todo la aproximación.
Las Estazadas
El paisaje se ha vuelto amenazante. El tiempo se ha hecho eterno. A partir del puente de la Jaya no hay caminos modernos ni indicios de modernidad; se vive como se ha vivido toda la vida, dirían los viejos. Unos metros antes del puente, la Riega del Tejo o Río de Bulnes, que de las dos formas se conoce al arroyo que baja desde Pandébano, se une al Cares. El lugar por el que transcurre es estrecho y empinado: la Canal del Tejo.
Notas:
(1) La mayoría de los datos que se ofrecen sobre las obras de la central y de la carretera son sacados de las obras de Aurelio de Llano, ya citada, y de Fernández Posada, Vicente, Cabrales. La trova, historia y heráldica, Principado de Asturias, 1996
(2) Diccionario etimológico. Otra posible etimología, aunque menos probable, es la de Puente del Acebo. En todo caso el puente daría nombre al lugar.
(3) Para la palabra Boluga ver lo dicho en la nota 1 de Luis Martínez en los Picos de Europa
(4) La página contiene fotografías históricas y muchos otros datos de interés: http://www.escabrales.com/
(5) Dado que tanto las cruces en grupo como la que está aislada muestran una gran erosión se puede aceptar que todas son muy antiguas. Como los viajeros solamente vieron el grupo de cinco, casi con toda seguridad se puede concluir que la aislada se añadió posteriormente con motivo de un nuevo accidente, lo cual confirmaría la hipótesis de la Web de Arenas que supone que en aquel lugar hubo dos accidentes con un total de diez muertos.
Wending our way upwards, we sho'rtly came to a spot where there were five rude crosses carved on the rock. Our guide informed us that some winters ago, several shepherds sought shelter under this rock from a terrible snowstorm. (subrayado mío)
Siguiendo la reseña del libro he podido localizarlo en internet: Ross, Mars; Cooper, H. Stonehewer, joint author, The Highlands of Cantabria: Or, Three Days from England, Published 1885 by S.Low, Marston, Searle, & Rivington. pp. 325-6. Digitalizado en https://openlibrary.org/ y enlazado en https://archive.org/
Siguiendo el curso del agua, por un camino que de mala manera pasan en algunos puntos las caballerías y el ganado, comienzan los últimos kilómetros hasta Bulnes, apenas 4, con un desnivel de 400 metros. Luis no se puede detener mucho. Ha salido de Posada de Llanes a las doce del mediodía y lleva muchos kilómetros encima. No se le puede hacer de noche y sobre todo tiene que descansar. La subida dura la hará al día siguiente por el camino de Camburero. Al poco de iniciar la marcha por el sendero que enmarca la Canal y que se conoce como Las Salidas de Bulnes, pasa el puente El Jardu o El Zardo y empieza a subir una cuesta muy empinada y llena de eses. En algunas ocasiones la Canal se cierra en una estrecha garganta que denominan Boluga (3). En la parte alta del recorrido, cuando se sale de la Boluga, hay un grupo de cruces en recuerdo, se ha dicho siempre, de los cinco miembros de una familia muertos en 1914 por un alud al volver de una boda en Camarmeña, de ahí que pase a ser conocida como Boluga de los muertos.
En una Web de Cabrales (4) he encontrado la reseña de un libro de 1885, publicado por dos viajeros ingleses que cuentan haber visto las cruces (5), lo cual supondría que serían mucho más antiguas de lo que se creía. En realidad es difícil ver las cruces por lo erosionadas que están, lo que sí que es claro es que hay un grupo con 5 cruces y, separada a su izquierda, una en solitario. Aunque esto no lo advierte la página de Cabrales, que parece no haberse dado cuenta de esta última, sí que lanza una hipótesis que es acertada, y que consiste en afirmar que en aquél lugar han podido producirse dos accidentes en distintos momentos. En realidad si no fue en el sitio exacto sí que hay que afirmar que es un camino muy peligroso y lleno de accidentes; relacionado indirectamente con Luis hay que recordar que Rafael Martínez se despeñó en 1990 un poco más abajo de este punto; pues bien, Rafael era entonces el marido de Guillermina, la mujer que de niña vio y habló con Luis en Bulnes.
Al empezar la narración de este último tramo decía que el paisaje se tornaba amenazante, y es que más allá de la poesía entramos en un territorio muy duro, en el que las personas que durante siglos han sobrevivido allí son especiales y eso explica su carácter acogedor y, en relación a Luis, la forma exquisita que se comportaron al conocer la tragedia y que la familia siempre agradeció por todos los medios que pudo. Pero volviendo a la narración del camino, Luis no supo o no quiso ver esta dureza y, aunque a diferencia de Poo, que le ofrecía una visión majestuosa del Naranjo ahora no podía verlo, porque la misma garganta y las montañas lo ocultaban, lo sentía cada vez más cerca, sabía que ya casi estaba ahí mismo lo que buscaba. Esto le provocó un estado de ánimo que mantendría hasta el final y que se refleja en el par de notas que escribiría más tarde: “La estrella Polar siempre adelante” y “Pero mirando las estrellas”
Pasada la Boluga el camino se ensancha, estamos en Colines; en la parte de arriba encuentra un puente a la derecha, que no cruza, y que lleva al barrio de arriba de Bulnes, conocido por los habitantes como el Pueblo (6). La decisión de Luis le lleva hacia La Villa, el barrio bajo. Es tarde, no lo ve nadie. Apenas entra en La Villa encuentra a mano izquierda unas cuadras de la familia de Guillermina, después el cementerio, que entonces estaba techado, y a continuación una cuadra de Esteban: en ella duerme Luis y espera el nuevo día.
(6) En mapas y otros lugares aparece como El Castillo, porque allí se ubicaba una especie de torre o castillete; los vecinos dicen que ese nombre lo dan los de fuera, que ellos nunca lo llamaron así, sino el Pueblo. El rechazo es tal que la señalización de entrada al barrio y que pone El Castillo, está tachada. En algunos lugares, como el libro de Posada y en el diccionario etimológico aparece como Puelu. Yo he preguntado directamente a Guillermina Mier Campillo y a José Martínez Mier y me han dicho que Pueblo. En todo caso, yo que no soy lingüista me parecía distinguir en la vocal final una especie de sonido o/u, pero que no llegaba a u. También, como última aclaración, avisar que el Diccionario etimológico en la entrada Villa da la siguiente descripción: "La Villa es el pueblo cabraliego de Bulnes de Riba" Lo que nos parece un tremendo error. Sin embargo en Puelo dice correctamente: "es el barrio cimeru de Bulnes".
Índice
Accidentes mortales en el Naranjo de Bulnes: justificación y fuentes del trabajo
Luis Martínez: “Cuco, el discípulo de nadie”
Luis Martínez: "Cuco, solo y sin maestros"
Luis Martínez "El Cuco", el Naranjo de Bulnes y la bandera roja