Luisa de Medrano o Lucía de Medrano
Apuntes críticos para una biografía
De Luisa de Medrano queda el nombre y poco más. Las noticias sobre ella aparecen a lo largo de la Historia una y otra vez copiadas de dos fuentes principales: un apunte de Pedro de Torres, colegial y catedrático salmantino, y de Lucio Marineo Sículo, humanista siciliano que tuvo gran influencia en nuestro Renacimiento, y que nos deja una noticia de Luisa en su Cosas memorables de España, tanto en la edición latina como en la castellana de 1530, y en una Carta dirigida a la misma Luisa. A partir de estos dos testigos directos, sobre todo de Marineo, los sucesivos historiadores no han hecho más que repetir, modificando según su propio criterio y sacando consecuencias similares durante cuatrocientos años. Va a ser una estudiosa alemana, Theresse Oettel, la que en 1935 haga una aportación importante a las investigaciones con un trabajo sólido que nos pondrá sobre la pista del entorno familiar y cultural de Luisa. Como en el momento anterior, ahora muchos investigadores partirán de este estudio, lo reinterpretarán y, en ocasiones, lo oscurecerán.
Es precisamente por esta confusión que se ha producido sobre este personaje, ya de por sí desconocido, por lo que es necesario aclarar algún punto, incluso corregir algún pequeño error en la obra de Oettel, aunque siempre siendo deudores de la obra, todavía no superada, de aquella. La facilidad para la investigación que nos dan las nuevas tecnologías nos permite acceso a documentos que eran impensable reunirlos hace unos años en tan poco tiempo, pero también estas mismas tecnologías multiplican los errores al punto de que acaban teniendo más eco estos que la verdad original.
Un ejemplo de esta multiplicación de errores en red lo tenemos con la obra de Vicenta Mª Márquez de la Plata y Ferrándiz que se titula Mujeres renacentistas en la corte de Isabel la Católica, 2005. En una obra que no se sabe si es de divulgación o de investigación, porque no cita bien las fuentes ni traduce los textos latinos y, sin embargo, a veces añade cosas como: “nuestros hallazgos hasta que alguna investigación posterior tenga más éxito”, p. 164., la autora acomete el estudio de Luisa siguiendo aparentemente, aunque solamente en un par de ocasiones lo cita, el trabajo de Oettel: al menos sus fuentes y las citas textuales que hace se corresponden con las de aquel trabajo, pero con la salvedad de que están repletas de erratas de todo tipo. No es ahora el momento de señalar todos estos errores, sino de demostrar mediante un ejemplo cómo la tecnología que podría facilitar el trabajo se llega a convertir en un paritorio de errores. Partimos para ello de la que tal vez sea la referencia clave de la estancia de Luisa en la Universidad de Salamanca, la anotación de Pedro Torres que dice textualmente:
A.D. 1508 die 16 Novembris hora 3 legit filia Medrano in Catedra Canonum
Pero Vicenta Márquez cita:
A.D. 1508 die 16 Novembris hora tertia legit filia Medrano in Catedra Canorum (1)
El cambio es significativo: cambia CANONum por CANORUM, y sin embargo saca la conclusión de que “impartió clases … de Canorum, es decir Derecho Canónico, pues en la Catedra Canorum es lo que se impartía”. p.176. Sin ir más lejos, en aquella época Nebrija definía Canorum como “cosa que mucho suena, ò resuena” (2). Es decir, si hacemos caso a la cita literal, el Derecho Canónico se daba en la Cátedra de Canto o de algo por el estilo.
Notas 1 y 2
Márquez de la Plata y Ferrándiz, Vicenta Mª, Mujeres renacentistas en la corte de Isabel la Católica, 2005. P. 175. En google se puede ver la cita textual de su libro en http://books.google.es/books?id=uAUpAAAAYAAJ&q=marquez+mujeres+renacentistas+catedra+canorum&dq=marquez+mujeres+renacentistas+catedra+canorum&hl=es&sa=X&ei=H8gPU_iVLafR7Abvr4GQBQ&ved=0CDAQ6AEwAA
Nebrija, A. Dictionarium…, Madrid, 1683. http://books.google.es/books?id=ArxKAAAAcAAJ&pg=PA467&dq=inauthor:%22Elio+Antonio+de+Nebrija%22+canorum&hl=es&sa=X&ei=J2cPU-XIIo-Z0AWjn4DQDg&ved=0CDkQ6AEwAA#v=snippet&q=canor&f=false
Bueno, se podría pensar, esto puede ser meramente anecdótico y deberse a una errata de imprenta, pero no es así: en esa misma página repite el Canorum hasta cuatro veces y todas mal, y en la anterior, donde pone la cita de Torres también aparece mal, por lo que creemos que es un error sustancial. Si la investigadora citase la fuente podríamos saber a qué se debe, pero no es así. Justo antes de la nota textual del colegial Torres y refiriéndose a ella dice que “varios estudiosos han examinado atentamente” dicha nota, y en una llamada a pie de página cita: Vicente de Lafuente, Historia de las Universidades, tomo II, p. 63. Exactamente la misma cita que hace Oettel (3), pero resulta que “de Lafuente”, correctamente sería “de la Fuente” no escribe así la nota, sino de la siguiente forma:
Die 16 Novembris: hora tertia legit filia Medrano in cathedra Canonum. (4)
Es decir la anotación que comienza por A. D. es la de la copia del Manuscrito de Pedro de Torres que se halla en la Academia de la Historia y que reproduce Oettel en el cuadro II de su trabajo; pero en este manuscrito no aparece “tertia”, sino “3”, como reproduzco arriba, mientras que en la cita de de la Fuente empieza en Die, a Novembris siguen dos puntos “:”, se escribe tertia con letra y cathedra la escribe con minúscula e intercala una h. La diferencia es notable. Una anotación parecida hace Beltrán de Heredia en su Cartulario... :
“Fol. 64 Die 16 Novembris [1508] hora tertia leyó filia Medrano in cathedra canonum”,
Como se puede ver aquí hay también notables diferencias: falta de A. D., de los dos puntos, las minúsculas en cathedra, que lleva la h, y en canonum, pero la más llamativa es la sustitución del legit por el leyó. En todo caso el autor avisa de que es “un extracto casi literal” p.83 (el subrayado del casi es mío)(5)
Notas 3, 4 y 5
Oettel, T. Una catedrática en el siglo de Isabel la Católica. Luisa (Lucía) de Medrano. Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo 107,1935, p. 334
Vicente de la Fuente, Historia de las Universidades, Madrid, 1885
Beltrán de Heredia, Vicente, Cartulario de la universidad de Salamanca (1218-1600).tomo III, 2001, p. 90:
Y ahora vamos a la importancia de este asunto que aunque parece mínimo no lo es. La investigadora no cita o lo hace mal, no se sabe de dónde saca las cosas, da la impresión de que ni siquiera entiende el latín, impresión que se acentúa cuando se encuentran graves errores en el resto de las citas latinas, las cuales no traduce ¡y todo esto con las frases más importantes del tema que está investigando! Si la cosa no fuera más que eso con olvidar el trabajo todo estaría resuelto, pero vivimos en la época de la interconexión y si vamos a la red vemos que este error se multiplica de forma peligrosa. Unos ejemplos:
La Wikipedia en una modificación de Joselarrucea de 11 de octubre de 2009, introduce la misma frase con el mismo error y la misma composición con el A.D. y el tertia que no aparecen juntos en el manuscrito de Pedro de Torres al que cita.
En realidad parece que esta información la saca de forma directa de una página de “Escritoras y pensadoras europeas”, que parece haber sido quitada del servidor en el que aparecia una entrada titulada Lucía de Medrano y que parecía reproducir literalmente partes del libro de Vicenta Márquez, hasta el punto de que no solamente caía en el error del Catedra Canorum, sino también en multitud de erratas en otras citas latinas, que tiene la publicación de Márquez: palabras imposibles como cerniere, o nusa son suficientes para rastrear el origen*.
*
En estos momentos se puede acceder a esta página en http://archive.is/c7xU .
Con lo cual, y volvemos al problema, tenemos que un trabajo que por su calidad no debería tener transcendencia, está contaminando muchos otros estudios que pueden llevar a conclusiones falsas y como resultado final a la creación de una identidad virtual ficticia de Luisa de Medrano, que se sostiene a base de citas circulares que se retroalimentan entre sí, con el consiguiente riesgo de que al ser descubierto todo el montaje no solamente quede desacreditado el resultado de ese engaño virtual, sino también la propia figura histórica de Luisa de Medrano.
No es un caso único el de Vicenta Márquez. Resulta muy llamativo entrar en la que parece página del IES Lucía Medrano, en la cual se cuenta una anécdota curiosa:
“A pesar de ello era una desconocida y, en cierto modo, continúa siéndolo entre los salmantinos, hasta el punto que cuando se inauguró el actual edificio el ministro de Educación que asistió al acto preguntó al Rector de la Universidad , que le acompañaba, quién fue Lucía de Medrano, sin que supiese responderle”. (6)
Desde luego que una forma de desconocer es ignorar quién es alguien, pero otra forma es conocer mal quién es ese alguien. En la página citada, donde se asombran de la ignorancia del Rector y del ministro (¿por qué ministro con minúscula y Rector con mayúscula?) se afirman, entre otras cosas menores, las siguientes:
1. La documentación más completa sobre Lucía de Medrano fue dada por Tèrése Dettel
2. Tenía 20 años pues había nacido el 9 de agosto de 1.488
3. Que se sepa, no dejó ninguna obra escrita… De esta mujer de no pocos encantos e irresistible atractivo, poetisa, latinista y filósofa
4. nació en Salamanca en el siglo XV llegó a desempeñar una cátedra de Humanidades en nuestra Universidad
Repasemos estas afirmaciones
1. Debía decir Thérèse Oettel, no Tèrése Dettel.
2. No nació en 1488 sino en 1484, tenía 24 años
3. Posiblemente no dejo obra escrita, y en las fuentes no se cita ninguna poesía suya, ¿por qué esa afirmación de poetisa? En unas líneas llenas de errores Margarita Nelken hace una afirmación de este tipo sin ningún fundamento (7). Es la propia Oettel, en el trabajo citado por la página del IES, la que critica la falta de fundamento de esta afirmación y de paso el “equivocado juicio” de Nelken en relación a María Isidra Guzmán de la Cerda. p. 333.
4. Por último, y parece documentado de forma clara, Luisa no era Salmantina porque su lugar de nacimiento fue Atienza. En relación al otro tema, la cátedra, hay que señalar que no hay documentado nada, que es todavía objeto de debate y que Oettel, que defiende la tesis de que tuvo cátedra, suaviza la afirmación aceptando “la probabilidad de que Lucía no ocupara una cátedra en propiedad, sino más bien una cátedra extraordinaria, habiendo sido quizá sustituta del catedrático, por lo cual su nombre no figuraría en las actas” p. 340. Sustituta del catedrático es tanto como decir que no tuvo cátedra.
Para acabar esta relación con otra errata monumental que se expande como un virus: la confusión Canonum con Caconum. Se puede encontrar en muchos trabajos pero como ejemplo pueden servir Amores Pérez, R., Biografía de Luisa Sigea Toledana. Una taranconera del siglo XVI en la corte portuguesa y española p. 175.en http://es.scribd.com/doc/126284602/Libro-Melchor-Cano-Luisa-Sigea o este otro, que es interesante porque detrás del nombre consta "Universidad de Burgos". Borrego Beltrán, C., Puellae doctae en las cortes peninsulares, trabajo publicado en Dossiers feministes, http://www.e-revistes.uji.es/index.php/dossiers/article/viewFile/1128/1025. Una errata no solo es posible, sino inevitable; el problema se produce cuando se acumulan erratas en el mismo escrito o se multiplican en racimo en otros trabajos.
Para conocer a Luisa no hay más que un puñado de líneas de testigos directos; no se puede atropellar lo poco que existe porque, aunque se llegue de esa forma a las conclusiones que se van buscando, todo el proceso, incluido lo que hay de sano y verdadero en él, queda en entredicho, y lo que es peor, la propia figura de Luisa de Medrano. No es por tanto ocioso desenmascarar errores y precipitaciones cuando lo que se busca es acercarse lo más posible a lo que realmente sucedió en aquel principio del siglo XVI. Es más arduo, menos espectacular en los resultados, pero más sólido, y siempre supondrá un paso adelante en el conocimiento de la historia verdadera de las instituciones y los problemas reales que han afrontado las mujeres para participar en ellas.
Notas 6 y 7
La página donde se cuenta la historia del nombre del IES es http://www.luciademedrano.es/la_historia.htm
Nelken, M. Las escritoras españolas, 1930, reeditado 2011. p 129.