1.3. LA RESPONSABILIDAD.
1. Hemos visto que hay cosas que se oponen a que seamos libres y que sin embargo, esas mismas cosa, la sociedad, el mundo físico que nos rodea, son al mismo tiempo la posibilidad de nuestra libertad.
2. ¿Cuándo podemos decir que somos libres? Sólo cuando pensamos que nuestros actos nos pertenecen, que son propios nuestros.
3. Un rehén que amenazado por una pistola es forzado a dar una torta a un amigo, no sólo no es libre, sino que ni siquiera reconoce como propio ese acto: “no era yo el que lo hacía, el otro me forzaba”. Es como si él en vez de persona, al no ser libre, no fuera más que un instrumento, un útil del pistolero para dar la bofetada.
4. ¿Qué actos son nuestros? Aquellos de los que podemos dar cuenta, los que podemos explicar, por los que podemos responder, es decir, de los que somos responsables.
5. Libertad y responsabilidad, volvemos a una aparente contradicción, sólo soy libre porque soy responsable. El irresponsable no es libre. El loco no es libre.
6. Ahora bien, la responsabilidad es responder de nuestros actos ante los demás y ante nosotros y asumir las consecuencias de los mismos.
7. En el mundo en que vivimos todo acto genera unos efectos, unas consecuencias. El que actúa bajo el dominio del otro no puede controlar los efectos, no es responsable. El que actúa en circunstancias de falta de conocimiento, un niño de 1 año, un enajenado, no es responsable. Un muchacho de 15 años ¿es responsable?
8. Cuando actuamos rompiendo mesas, hablando sin parar en clase, adoptando posturas que agreden e insultan a nuestros compañeros, cuando no hacemos caso a la petición de orden por las buenas, por favor, ¿somos responsables?
9. Si somos realmente libres estaremos dispuestos a asumir nuestra responsabilidad y eso significa que en un centro de enseñanza se viene a aprender y a convivir en el respeto a los demás y que quien no actúa correctamente está fuera de lugar.
10. Ahora bien, es posible que no queramos hacer nada malo, que no nos demos cuenta de las consecuencias de lo que estábamos haciendo, que, en definitiva, como los niños pequeños, no seamos enteramente responsables y por lo tanto no podamos actuar libremente. Entonces el profesor se habría equivocado al tratarnos como personas libres, porque no estamos dispuestos a responder.
11. ¿Cuál es nuestro caso?