Resumen de la Historia de Grecia

Civilización minoica (2600-1500 a. C.)

Las excavaciones llevadas a cabo en la isla han descubierto restos de una brillante civilización que se remonta al 2600 a. C. Los cretenses construyeron grandes palacios y bajo la autoridad de sus reyes la isla prosperó económica y artísticamente, creó una potente flota (talasocracia) y mantuvo estrechas relaciones comerciales con los grandes imperios de Oriente Medio, sobre todo con Egipto. Esta avanzada civilización fue llamada Minoica, en honor de su legendario rey Minos, y estaba centrada especialmente en el palacio de Cnossos.

Los palacios estaban formados por cientos de habitaciones construidas en torno a patios, había zonas de residencia, religiosas, zonas de almacenamiento. Los frescos de los muros nos muestran una decoración exuberante así como aspectos de la vida cotidiana: vestimentas, aficiones... La estructura complicada de estos edificios originó la leyenda del laberinto de Creta.

La monarquía minoica era burocrática y centralista, y empleaba como instrumento de administración un sistema de escritura propio, el silabario Su influencia cultural y técnica se extendía por todo el Egeo, especialmente en las costas de la Grecia peninsular, donde establecieron relaciones fructíferas con los nacientes reinos aqueos, también llamados micénicos. Hacia el año 1500 a. C. el volcán de la isla de Tera entró en erupción y ocasionó un gran cataclismo en la isla, también Creta se vio seriamente afectada y su influencia en el Egeo fue desapareciendo.

 

Civilización Micénica (1600- 1200 a. C.)

Los pueblos indoeuropeos que habían llegado a la península heládica desarrollaron una elaborada cultura, centrada en torno a las monarquías de las diversas ciudades. A esta civilización se la llamó Micénica, por la ciudad de Micenas, situada en el Peloponeso.

Los reyes ejercían un poder despótico, vivían en palacios sólidamente fortificados (los palacios cretenses no tenían murallas): Micenas, Tirinto, Pilos, Atenas...

Eran amantes de la guerra y de la caza, usaban armas de bronce y carros de guerra. Se dedicaban activamente a la piratería y al comercio.

Aprovechando los desastres naturales que arruinaron la isla de Creta, los aqueos la conquistaron en el siglo XV a. C.

Después de la toma de Troya por los aqueos, los reinos micénicos entraron en declive. La uniformidad cultural del Egeo desapareció, y con ella el poder centralista de los Palacios así como el uso de la escritura, con lo que los estados micénicos se desintegraron paulatinamente en pequeñas comunidades independientes. A los micénicos les siguieron los dorios, otra oleada de invasores griegos.

 

La Edad Oscura (1100- 800 a. C.)

Las perturbaciones causadas por los dorios junto con la inestabilidad reinante en la península provocaron grandes desplazamientos de población en toda la cuenca del Egeo a cuyo término quedó definitivamente fijado el mapa étnico-lingüístico de los pueblos griegos:

Por primera vez el Egeo se convirtió en un mar interior griego, debido a la colonización de las costas de Asia Menor. En esta época se dieron cambios decisivos:

La polis tuvo su origen en la fortaleza del jefe local en la que se refugiaba la población en caso de peligro. La polis, ciudad-estado de escasa extensión y poca población, estaba formada por el centro urbano (con sus murallas, templos, ágora, acrópolis...) y por el territorio circundante. Sus habitantes eran muy celosos de su independencia, lo que determinó su individualismo, su intensa participación en la vida política y el fin de la organización de la sociedad basada en clanes familiares.

La Época Arcaica (800- 500 a. C.)

Los regímenes oligárquicos instaurados tras la desaparición de las monarquías usaron todos los medios para mantenerse en el poder e impedir el paso al resto de la comunidad. La concentración de riqueza y poder político en manos de unos pocos, junto con la superpoblación de las ciudades, el escaso rendimiento de la tierra, el deterioro de la convivencia política y la necesidad de materias primas y alimentos fueron el detonante de la crisis.

La situación conflictiva se alivió inicialmente mediante expediciones colectivas a distintos puntos costeros del Mediterráneo y del Mar Negro, para proporcionar tierras a los desheredados:

Las colonizaciones. (750-550 a. C.)

Este proceso duró aproximadamente dos siglos. Las colonias eran independientes de sus respectivas metrópolis, pero solían mantener con estas relaciones amistosas basadas en el comercio, el culto y las tradiciones comunes.       

El desarrollo económico de los principales centros urbanos determinó una mayor movilidad social y la exigencia por parte de los sectores populares de una satisfacción a sus reivindicaciones políticas y sociales: codificación de las leyes, mayor participación en la vida política, abolición de las deudas y repartos de tierras.

Para solucionar estos problemas fue decisiva la contribución de dos figuras políticas características de esta época, el legislador y el tirano.

Los sectores sociales enfrentados se pusieron de acuerdo para otorgar amplios poderes a una persona prestigiosa que hiciera de mediadora y árbitro en la lucha social y pusiera por escrito todo un conjunto de leyes que obligasen por igual a todos y cada uno de los ciudadanos. De los legisladores griegos el más famoso fue Solón de Atenas.

Cuando las reformas legales no solucionaban la crisis, el régimen oligárquico fue suplantado por las tiranías. El tirano, apoyándose en las masas populares y sin abolir las instituciones heredadas, acabó con el poder de los nobles, repartió tierras e impulsó la economía y la cultura de su polis. De este modo, una vez resuelta la crisis, la tiranía desapareció a finales del siglo VI a. C.

La época clásica (500- 323 a. C.)

Este período abarca desde el inicio del siglo V a. C., con los enfrentamientos de las ciudades griegas con el vecino Imperio Persa, hasta la muerte de Alejandro Magno en el 323 a. C.

Las Guerras Médicas

Desde mediados del siglo VII, los jonios de Asia Menor estaban en estrecho contacto son la vecina Lidia y habían adquirido un gran desarrollo económico y cultural; pero la llegada de los persas desde Oriente a Asia Menor causó un gran impacto en los pueblos griegos de la costa.         

Muchos jonios no se sometieron a las tiranías impuestas por los persas y huyeron a Occidente, donde fundaron nuevas colonias.

Hacia el 500 a. C. los jonios se sublevaron contra el imperio persa y pidieron ayuda a los griegos del otro lado del Egeo; tras varios años de guerra fueron sometidos y duramente castigados. Los reyes de Persia, decididos a evitar nuevas revueltas, emprendieron la conquista de Grecia.

Al acabar las Guerras Médicas, Atenas y las ciudades jonias crearon una alianza, la Liga Marítima Délico-Ática, con sede en la isla de Delos, para defenderse de futuros ataques persas. Al cabo de poco tiempo, esta alianza se transformó en un imperio al servicio de los intereses atenienses.

Asimismo, Atenas comenzó la reconstrucción de la Acrópolis, la construcción de los Largos Muros desde Atenas al puerto del Pireo, se dio un gran desarrollo de la vida literaria y artística y hubo una gran afluencia de intelectuales y pensadores que acudían a la ciudad procedentes de otros lugares de Grecia.

La Democracia Ateniense. Pericles.

El progreso democrático fue rápido debido al papel desempeñado por las clases populares en su victoria sobre los persas.

Pericles y Efialtes introdujeron reformas constitucionales por las que el pueblo asumió mayores responsabilidades en la Asamblea y los Tribunales populares, los miembros de las instituciones recibían remuneración salarial. De este modo Atenas robusteció su democracia y mantuvo la supremacía sobre el resto de Grecia, debido a su poderío naval.

El imperialismo ateniense propició el alejamiento del peligro persa, seguridad en la navegación, unidad entre los griegos del Egeo (unidad monetaria, jurídica, política, cultural, lingüística...), pero también suprimió la autonomía de los aliados y entró en conflicto con los intereses comerciales de los aliados de Esparta: Corinto y Megara.

Guerras del Peloponeso

El enfrentamiento entre la Liga Délico-Ática (Atenas y sus aliados) y la Liga del Peloponeso (Esparta y sus aliados) fue el más largo y cruento que padecieron los griegos. A su término, Grecia quedó agotada e inició un proceso continuado de decadencia.

Esparta impuso su hegemonía sobre los griegos e instauró gobiernos oligárquicos, en Atenas el gobierno de los Treinta Tiranos instauró un régimen de terror que propició la vuelta de la democracia.