Hno. NETERE PASCAL
1886 + 16-1-1930
Hermano francés que estuvo muy poco tiempo en México, en Mixcoac como maestro y en calidad de enfermo en recuperación.
El Hermano Nétère nació en Langogne, en la región de Languedoc, Rosellon, en Lozère el año de 1886, alumno de la escuela de los Hermanos de su ciudad natal, entró al Noviciado Menor de Vals y estuvo ahí durante cuatro años. Tomo el Hábito religioso en el Noviciado del Puy, cuando la persecución contra la educación religiosa se iniciaba, así que terminó su noviciado en Maisonneuve, Canadá; el Hermano Nétère hizo su Escolasticado en la misma ciudad. Su naturaleza vigorosa y generosa, bajo una humilde apariencia, se entrega con gran entusiasmo a su formación profesional.
Franserville, fue su primer campo apostólico como profesor de los pequeños, con gran éxito, durante cuatro años. En 1909, fue enviado a San Enrique de Montreal como maestro de los medianos en el barrio de San Irineo. En el trayecto diario de esta escuela a la Comunidad era fiel al rezo del rosario tanto al ir como al regresar; era muy dócil a las indicaciones del Hermano responsable de las escuelas.
En 1915 pasó a formar parte del Distrito de las Antillas; el año de su profesión perpetua fue enviado, como profesor de inglés, a Santi Spiritus y tres años después a Santiago de Cuba, donde fue reconocido como un gran maestro inteligente y entregado, pero sobre todo como un excelente Hermano de comunidad.
Regresó a Santi Spiritus, después de una corta estancia en el Noviciado Menor de Guatao. El Hermano Nétère vio pronto detenida su desbordante actividad por una precoz enfermedad. Con la esperanza que un cambio de clima de altura le ayudara, fue enviado a México. Los Superiores lo destinaron a nuestra escuela de Mixcoac, donde se desempeñó, con gran abnegación, como maestro de música, francés y vigilante.
De repente se le presenta una grave crisis cardiaca, que le obliga a abandonar la capital mexicana y regresar por tercera vez a Santi Spiritus, donde trabajó a medias, en la medida que se lo permitía su problema de corazón y su asma sofocante. Los domingos tenía el gusto de explicar el catecismo por medio de proyecciones en la parroquia.
En octubre de 1929, nuestro valiente Hermano tuvo que admitir que estaba vencido e internarse en el Hospital diocesano de la Habana. Uno de nuestros Hermanos enfermeros fue destinado para atenderlo, además de las Hermanas de la Caridad que se prodigaban para darle todos los cuidados necesarios. El 11 de noviembre tuvo un derrame cerebral, poco después recibió los últimos sacramentos seguidos de las recomendaciones del alma. Como un secreto presentimiento, esa mañana, nuestro Hermano, se había confesado, comulgado y asistido a dos Eucaristías.
Desde ese momento el Hermano Nétère Pascal, sólo tuvo pequeños momentos de lucidez, durante los cuales, a pesar de sus dolores, hacia el signo de la cruz, al escuchar la campana del Angelus y respondía al “viva Jesús en nuestros corazones”.
Todos los días el capellán del hospital, que lo había administrado, le sugería jaculatorias y lo exhortaba a hacer el sacrificio de su vida, uniéndose al sufrimiento de Jesús en la cruz.
Fue con estos sentimientos de deseo del cielo, que esta alma purificada por el sufrimiento, se marchó a la Patria Celestial.
El Hermano Nétère Pascal era un religioso de gran regularidad, obediente, de una piedad franca que se traducía por su postura enérgica en la capilla y su veneración a Jesús Sacramentado; era servicial con sus Hermanos y alumnos. Era constante, metódico, con notables conocimientos lingüísticos, sus composiciones rimadas muchas veces fueron publicadas en el Boletín de la Juventud. En el tiempo que estuvo en Santiago de Cuba, fue colaborador activo de la revista del colegio, publicando artículos de fondo religioso para apoyar la formación de los alumnos.